Fobia social
Yo tuve mi peor fobia social en la adolescencia. Ya no era hablar en público, que obviamente era una pesadilla, es que incluso salir del edificio, cuando la gente estaba abajo esperando a sus compañeros, o pasar por una calle donde había un grupo de gente parada... Siguió hasta la Universidad, pero la fui llevando con pequeñas metas. Enfrentarse a la fobia a mi me ayudó muchísimo. Me animaba a mí misma a pasar por la puerta de la biblioteca cuando estaba todo el mundo almorzando etc. Para no morirme en el intento, porque me daba asma nerviosa, me concentraba en contar del uno al número que fuera, hasta que pasaba. Todavía algunas veces, en algún día flojo me dan brotes, pero para que veas que las fobias no tienen por qué dominar tu vida, ahora soy profesora y doy clase a un público de unos treinta alumnos, por lo que hablo en público casi todos los días. ¡Quién me lo iba a decir a mí!