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Ayer tuve alzehimer

Q
qaisar_13645242
28/2/19 a las 12:01

Pero ya no lo tengo. Al Alzheimer, ¿lo producen las medicinas?. Esta es mi historia:
En el año 2011, fui operada de un cáncer de mama. Estaba muy localizado, no había ganglios infartados, ni metástasis. Por lo cual no hubo que ponerme quimioterapia. Simplemente tuve que tomar terapia hormonal. Los medicamentos se llamaban Letrozol y Tamoxifeno. Tenia que tomarlos durante cinco años.
Empecé a perder la memoria. Fui al neurólogo y tras una ligera exploración, un TAC donde apareció un tumor benigno en la zona temporo frontal izquierda y las arrugas propias de la edad, me diagnosticó enfermedad de Alzheimer.
Ante una noticia cómo esa, lo primero que hace una persona es deprimirse. Pero yo no. El disgusto fue enorme, pero en vez de deprimirme comencé a estudiarme esa maldita enfermedad.
Se supone que hay unos años, en los cuales un enfermo de Alzheimer mantiene todavía una cierta lucidez y los consejos son que se aprovechen esos años para poner en orden todas las cuestiones sucesorias, para decidir cómo quieres ser tratada en los años difíciles, cómo quieres ser tratada después de morir, etc.
Así que, con mi diagnóstico encima, empecé a solucionar las cuestiones económicas. Aleccioné a mis hijos sobre los ingresos, los ahorros, las finanzas, la clave de la caja fuerte, el sitio donde guardo las llaves e hice testamento para que tuvieran los mínimos problemas para heredar. Es decir, dejé en sus manos toda mi economía.
Y mientras tanto iba estudiando esa dichosa enfermedad de la que no se sabe por qué se produce, ni en que consiste, ni cómo tratarla. Sólo se sabe que es degenerativa, que es progresiva y poco más, porque los hallazgos a nivel celular y molecular no son seguros. Pero aunque no tiene tratamiento y sabiendo que no sirve para nada, los médicos recetan siempre algo. A mí me recetaron un medicamento que se llama Exelón, que no cura pero alarga la enfermedad. No sé para qué. Porque alargar una cosa tan penosa no tiene mucho sentido. Y yo me negué a tomarla.
Mi falta de memoria iba aumentando, pero a los cuatro años mis hijos pensaron que a lo mejor era por las medicinas anti-cancer que estaba tomando, porque empecé a perder la memoria justo cuando empecé a tomarlas. Así que dejé de tomarlas.
Pero todavía y por culpa de las medicinas, tuve una crisis de hiponatremia, que me produjo un edema cerebral y entré en coma. Estuve dos días en coma y cuando desperté había perdido totalmente la memoria. No conocí al principio ni a mis hijos, ni a nadie de los que vinieron a visitarme. Luego ya empecé a conocer a alguien, pero me dí cuenta de que no solo es que no conociera a nadie, sino que no me acordaba de nada de lo que había pasado antes del coma. Tenia una amnesia retrógrada digna de ser llevada al cine.
Todos los médicos estuvieron de acuerdo, el Alzheimer ya estaba muy avanzado. Pero por si acaso había sido un ataque epiléptico, me mandaron además del Exelon, que me seguí negando a tomar, un antiepiléptico Lamictal que sí empecé a tomar. Salí del hospital, me pusieron una persona en casa para que me cuidara, viviera conmigo y fuera conmigo a todas partes.
Y empecé a mejorar. Me había quedado muy delgada, muy depauperada. Pero iba mejorando al galope. A los tres meses ya decidí que quería vivir yo sola, con la única ayuda de una limpiadora que viniera tres días a la semana. Iba recobrando la memoría retrógrada poco a poco y la memoria actual estaba mucho mejor que antes de entrar en coma. Y entonces me dí cuenta: Esto no es Alzheimer.
Y fui de nuevo al neurólogo, acompañada de mi hijo. Y le dije que yo estaba mejorando y que esto no era Alzheimer porque en el Alzheimer no se mejora, siempre se empeora. Y naturalmente el neurólogo ceporro no me hizo ni caso, ni me exploró, ni me mandó análisis de ningún tipo, pero, eso si, me mandó de nuevo el Exelón y seguir con el Lamictal. Y me dijo que al año que viene ya veríamos. Y esta vez no solo no me tomé el Exelon, sino que me negué a seguir tomando el Lamictal. Y seguí mejorando aceleradamente sin tomar absolutamente ninguna medicina.
Mis hijos habían pedido que me incapacitaran. El juicio salió cuando yo estaba ya muy mejorada. Yo pedí al juez que no quería que me incapacitasen, porque ya eran mis hijos los que manejaban mis finanzas y que podíamos seguir cómo estábamos, pero sin incapacitarme. A pesar de lo cual, cómo el diagnóstico era de Alzheimer, el juez me incapacitó para operaciones de compraventa.
Naturalmente yo no estuve de acuerdo y empecé lo que llamé: “mi reconquista”. Así que con mi amnesia retrógrada y todavía muy delgada, me desplacé y empecé a buscar primero un asesor, después un neurólogo, al que fui yo solita cómo iba a todas partes y que nada más verme me dijo: “Tú no tienes Alzheimer”. Me hizo todas las exploraciones y los test habidos y por haber y me dio por escrito mi diagnóstico de *no Alzheimer*. No obstante, pedí la opinión de un segundo neurólogo que también me dio por escrito el *no Alzheimer*. Me busqué dos tutores. Después un abogado. Con los dos diagnósticos me fui al neurólogo ceporro para que me quitara el diagnóstico de Alzheimer. Y con los tres diagnósticos de *no Alzheimer* fuimos a juicio y me levantaron la incapacidad.
Ahora hace siete años de aquel fatídico diagnóstico equivocado. Estoy capacitada, llevo yo las riendas de mi vida, de mis ahorros, de mis finanzas, de todo lo mío, me desplazo a todas partes conduciendo yo misma mi propio coche, estoy estudiando para acabar de recuperar mi memoria, voy al gimnasio para mantener mi cuerpo ágil, hago régimen, porque ya recuperé las tallas perdidas, y tengo setenta y cinco años.
Busqué los efectos secundarios provocados por los tres medicamentos que tomé y efectivamente la pérdida de memoria es uno de esos efectos. Pero nadie me advirtió de ellos y el neurólogo ceporro sabía que estaba operada de cáncer de mama, podía haber pensado en ello en lugar de hacer tan alegremente un diagnóstico tan fuerte.
Creo que ha quedado demostrado que la demencia senil está producida por las medicinas, en mi caso por Letrozol, Tamoxifeno y Lamictal. Y menos mal que dejé de tomarlas antes de tiempo. En la actualidad sigo sin tomar ningún medicamento.
Con este escrito quiero recomendar a todos los médicos que antes de hacer un diagnóstico tan fuerte como Alzheimer, busquen otra causa a la pérdida de memoria.
Diciembre de 2018.
 

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