Una vez más rompieron mi corazón en mil pedazos, una vez más creí en el amor, confíe en una persona y una vez más salí lastimada. ¿Es mi culpa? No lo se, estaba segura e ilusionada de que está persona era la correcta, y, ¿Cómo lo sabía? Bueno, primero por sus acciones y segundo por las palabras y promesas que me decía, desde un inicio aposté todo por el y me entregué a el ciegamente.
El estaba consiente de las situaciones que había pasado anteriormente y lo lastimada que salía de mis relaciones, aún así, decidí intentarlo porque el prometió que nada malo pasaría a pesar de mis errores. El me decía que había ido hasta mi ciudad de origen para conocer a mi familia, me presento a la suya y dijo que no me dejaría botada, prometió que siempre estaría conmigo a pesar de desesperarlo, me dijo que era su Duvalín, que era la capital de su empresa. Imaginamos un futuro juntos, una casa, vivir juntos, viajar, boda e incluso hablamos de hijos.
Le creí por la forma en la que me veía, por cómo acariciaba mi cara, por los abrazos que me daba llenos de amor con los cuales me sentía protegida de cualquier problema, por los besos en la frente que transmitían tanta ternura, por cada te quiero y cada te amo sincero que salió de su boca.
A final de cuentas me enamoré, de su sonrisa, de sus ojos, de sus bromas de mal gusto, me enamoré de el. Me enamoré porque sacaba lo mejor de mi, siempre me mantenía sonriendo con sus ocurrencias, me enamoré de su humildad, de la forma de caminar, de la forma con la cual ve la vida. No había estado más segura de algo en la vida y esta vez estaba más segura de despertar a un lado de él lo que me resta de vida, caminar de su mano por las calles, hacer el super juntos, hacernos bromas mutuamente, correr porque nos agarró la lluvia, ir al cine muy noche para en la madrugada cenar pizza, hacer viajes a pueblitos mágicos, bailar cómo si nadie nos viera, hacer ejercicio juntos, cocinar juntos, entre otras cosas.
Mi error, fue entregarlo todo sin pensar en las consecuencias que traería si la relación llegara a terminar, no lo pensé, porque como dije antes, estaba segura que era duradero, y debo confesar, que sigo segura de mis sentimientos hacia el, aún lo amo.
A pesar de mis errores que trajeron problemas con el pedí disculpas, me comprometí a cambiar por el bien de nuestra relación, porque nada me importa más que eso, sin embargo, el no creyó en mi.
Yo era más feliz a su lado, me sentía la mujer más afortunada, hasta que todo salió mal.
Y no, aún que él lo decía, yo no fui ni soy dependiente de el. No hemos hablado después de que me pidió un tiempo, estoy triste porque no sé cómo algo tan hermoso pudo llegar a su fin sin tratar de arreglar las cosas.
Sé que a pesar de todo en un futuro estaré bien y seguiré adelante.
Lo seguiré amando por el resto de mi vida.
