No sé cómo empezar a describir esta historia.
Siempre he pensado que yo era una chica lista, pero mi inteligencia se vio socavada al conocer a una de las personas que más daño me han llegado a causar.
Con este chico todo empezó como en un sueño de hadas. Yo acababa de salir de un periodo depresivo, donde había abusado del alcohol y del sexo a niveles iguales, y de repente él se mostró para mí como la salvación. Era atento, detallista, se preocupaba por mi bienestar, me ayudaba en todo lo que necesitaba y me ofrecía todo el calor humano que yo necesitaba... Demasiado bello para ser real, me acompañaba al médico por horas solo para asegurarse que estaba bien. Como soy una chica muy empática, también conecté con él y con su pasado: una ex loca, que le había hecho mucho daño y que rompía ventanas cuando se enfadaba, que había intentado alejar a todas las personas de él y muy manipuladora. Hoy en día no sé si creerme esto.
Poco a poco, tal vez en el transcurso de tres meses, todo se empezó a teñir de otro color: él solo me escribía por la noche, decía que quería abrazarme o leer juntos... Cuando venía a mi casa y, en la cama, empezaba a tocarme, yo me alejaba y él se enfurecía porque él siempre "conseguía lo que quería" (palabras textuales). Él se enfurecía cuando yo no quería revelar partes de mi pasado, llegando a golpear la pared por la rabia. Sus atentados sexuales eran cada vez más frecuentes; después de discutir y de que él admitiese que no me amaba, que solo había amado a su ex (cosa que no me creo, porque hasta el día de hoy ella intenta atacarle y pienso que será por alguna razón), después de yo llorar devastada y que en sus ojos no hubiera ni el más mínimo rastro de empatía, volvió a querer sexo y yo, derrotada, cedí. Por la mañana, confesó no acordarse del abuso. Yo me callé. Hoy estoy segura que fingía.
Le gustaba el sexo cuanto más degradante para mí, mejor. Y si hacía falta en la calle ante la vista de todos, también. Y cuando yo cortaba su placer porque no me gustaba algo que hacía, se ponía de pie y rompía lo primero que encontraba; yo lloraba asustada y él me abrazaba, consolándome.
Me daban miedo sus llamadas nocturnas. A veces fingía no estar en casa, a veces no contestaba al teléfono a sus mensajes nocturnos.
Después de esta etapa, pasó a la indiferencia. A duras penas quedábamos. Ahora yo pasaba a quejarme por su falta de atención conmigo, y hasta a rogar por sexo. Cada vez que yo le reprochaba, él tenía su escudo favorito: "no soy tu novio, no tienes motivo para quejarte y lo sabes". Tal vez, después de unos días al vernos me dijera que soy un milagro para él, la única alegría que le quedaba, una persona muy importante en su vida, me besara la frente dejándome con un sabor de boca como de sentirme usada, pero sin derecho a quejarme; de sentirme manipulada y tener que callar, para ser buena...
Me diréis: ¿y no intentaste cortar con él en el periodo de casi un año juntos?
Lo intenté, cada vez que lo hacía, él lloraba, me suplicaba que no me fuera, que estuviera a su lado y que esto cambiaría.
Finalmente, llegó el punto en el que decidí dejarle y cortar toda comunicación con él, diciéndole que yo me merecía algo mejor, al notar cómo me ignoraba. Él intentó evitarlo, no pudo; volvió a contactarme pasado casi un mes para verme, yo caí, porque le echaba de menos. Ese día me llenó las orejas de miel: yo había devuelto calma a su alma, que me echaba de menos, que viajaríamos juntos, que iríamos a un hotel juntos... Empecé a preguntarme cómo, si nunca había gastado una moneda en mí. Me lo creí como una estúpida.
Me di cuenta que todo esto era un plan de venganza contra mí, cuando unos días pasados habíamos acordado vernos y él no apareció: me dejó plantada de la forma más miserable posible, ignorando mis mensajes preguntándole cuanto iba a tardar. Me enfadé y le dije que siempre me había utilizado, que me estaba tomando el pelo y que me arrepentía de haber vuelto a hablar con él.
Y cuando él decidió contestarme tres horas más tarde, me dijo que estaba cansado de mis reproches y que había sido buena idea cortar. Lo acepté y le bloqueé.
Hoy en día me pregunto si he estado involucrada en una relación con un psicópata.
¿Qué opinais?