Con la gente me suele pasar que: o bien intento agradar y tolero más de lo que debería; o bien me planto ante las bromas que no me gustan (es subjetivo, con la autoestima baja cualquier broma o agresión sienta igual de mal) y entonces la gente no entiende por qué me enfado y les parece fuera de lugar. Es como si no encajase con el grupo, y la única posibilidad de encajar sea ser el último mono del grupo, el olvidable que hace el payaso y que nadie quiere tener como amigo de verdad para hablar, salir o lo que sea. Y con el tiempo eso ha calado en la personalidad y soy bastante pesimista. Veo a la gente como algo extraño que no logro entender y como una fuente de problemas más que de alegrías.
De hecho, la única forma de defenderme que conozco acaba siendo marcharse de los grupos de gente y eso me ha llevado a estar sólo en la actualidad, y es algo que me pasa siempre con todo el mundo.
Ojalá pudiera tener una autoestima alta sólo con desearlo, que el subconsciente olvidase todo lo malo que me hizo la gente, y de paso hacerme respetar y que la gente sepa que no conviene pasarse de la raya pero al mismo tiempo quieran estar conmigo.
Alguno me dirá que pruebe a cambiar de grupos, pero siempre me ha pasado lo mismo con todos. En lugar de ser parte centro, de los que atraen a los demás, soy de los que tienen que esforzarse para llamar la atención. Además, conocer gente nueva me cuesta muchísimo, en cambio para otros es tan natural como salir a la calle y hablar con el primer vecino que vea.