Redacto lo siguiente en esta parte del foro porque considero que tiene mucho que ver con el comportamiento de muchos varones que preconscientemente optan por figurarse su propio camino en la vida.
El discurso político populista, especialmente el bipartidista, digiere y repite los tópicos feministas del día a día, sobre todo aquello tan socorrido de "ciudadanos y ciudadanas", lo que alarga inútilmente la discursiva por repetir cada sustantivo en ambos géneros y no deja de suponer una problemática, porque, aunque en la práctica el feminismo se impone, en realidad nadie se lo cree.
Lo cierto es que el discurso feminista ha logrado lo que nada antes consiguió -> hacer odiosa a la mujer a los ojos del hombre. Y en esto sufren justas por pecadoras, algo no tan novedoso, me temo, en el relato histórico y religioso de la sociedad, y de hecho, terrible en el presente.
En este momento, la concepción y consideración del varón es igual que la de Sir Pelham Grenville al asegurar que la felicidad del hombre radica en todo lo que pueda alejarse de las mujeres. Lo peor es que Sir Pelham señalaba esto en tono cómico, mientras que para el varón del siglo veintiuno, hastiado y harto de mujeres reclamadoras y permanentemente quejumbrosas, la hospitalidad y candidez del género femenino ha dejado hace ya mucho de ser pago suficiente para comprometerse con una mujer de por vida. ¡Sí! El término del feminismo es el lesbianismo y durante el caprichoso recorrido hacia la ... ha de convertirse por necesidad en un insoportable coñazo para el hombre : La mujer se presenta como santa y beata, víctima de todo tipo de agresiones y vulneraciones a sus derechos, el hombre es el demonio, un triturador psicológico y emocional de hembras cuyos derechos hay necesariamente que recortar en beneficio de la hembra.
Al final, la salida más digna para los varones es distanciarse lo más posible de la mujer, actitud que ella no puede soportar. Insisto específicamente en este punto, ¿còmo estimar a alguien que no hace más que reclamar, quejarse e insultar?
Lo peor y más notable es la pesada y lánguida pretensión de que el varón haga un acto de fé y defienda la tontuna feminista que la realidad niega ante sus ojos -> Que la mujer es acreedora biológica y natural de toda clase de derechos al ser víctima de todo tipo de abusos. Dado que es imposible obligar al hombre a aceptar de buena fé lo que sus sentidos le niegan, éste se recluye, asiente oficialmente, e intenta mantener con la mujer el menor trato posible. Es la mayor tragedia creada por la estupidez de los tiempos modernos, la barbaridad feminista, dueña de patente de corso para desvirtuar la maternidad y promover toda clase de abortos. Cada hombre sabe perfectamente que esto es desde su esencia una injusticia, y además, toda mujer sensata también lo sabe. La problemática sobrellevada por muchas mujeres modernas corresponde a lo que decía Xabier Arzalluz al describir la situación de Euskadi bajo los colmillos de ETA -> "Unos menean el nogal y otros recogemos las nueces." Otros, y en este caso, sobre todo, otras. Pero al final serán las de siempre las que paguen las consecuencias de tanta necedad : Las mujeres y los hombres normales. Los hombres, al perder todos los efectos positivos que tienen su origen en la relación con la mujer, que son muchos, y en el establecimiento de un compromiso con ella, pero por encima de todo, las mujeres, que ya ven como el hombre o bien las cosifica sexualmente o bien evita educadamente cualquier contacto con ellas más allá de lo imprescindible.
El feminismo político, económico, social y legislativo ha conducido a la mujer del año 2.014 al siguiente dilema : "O utilizada o ignorada", creando así mujeres infravaloradas, deprimidas, convalecientes. Mujeres solitarias; por solitarias, inmorales; por inmorales degeneradas; por degeneradas, deprimidas y tristes. La mujer del ahora mismo es, con toda probabilidad, la más infeliz de toda la historia. ¡Viva la liberación!
