Hola a todas, os cuento un poquillo cómo me siento.
Siempre he tenido una valoración muy alta de la amistad, creo que lo he dado todo, y me he llevado grandes decepciones.
Nunca he sido de tener un círculo muy grande de amistades, pero sí me preocupaba por cuidarlas, estar pendiente, llamar, quedar... Siempre he sido el hombro, y más bien, creo que he sido el basusero de los demás. Un día dejé de llamar, ¿y que pasó? que se fueron perdiendo. A veces me llaman, para sus problemas, y he llegado al punto que no me da la gana contestar ni el teléfono.
Actualmente no lo estoy pasando muy bien, y me encuentro muy sola. Solo tengo a mi marido, y echo en falta una cervecilla de vez en cuando, una conversación, no sé.
A veces pienso que el problema lo tengo yo, que igual soy muy exigente, pero se han dado situaciones chungas, operaciones, fallecimientos... y la que creía mi única amiga, no ha estado. Joder, yo tengo una amiga que está enferma y me pierdo al hospital, o pido mucho? Que fallece su abuela, y me acerco al tanatorio o al entierro, no?
Me da la sensación que la amistad no existe, cualquiera vale para pasar un rato.
Al final, mis amistades han terminado todas igual, llega el día en que se me inflan los ovarios, digo mis cuatro verdades y ya no quiero saber nada de esa persona. Mi pensamiento ahora es que si no me aportas, que corra el aire.