Los hijos sufren mucho con los divorcios, y más en plena adolescencia. Ël chico no te ve como una madre porque no lo eres, él tiene a su propia madre y la echará de menos, y su padre está loco por su hijo porque es a lo que se aferran las personas divorciadas que tal vez no han podido aún asimilar su fracaso matrimonial. Es una situación demasiado complicada y la convivencia se hace muy difícil.