Cara sus
Hace poco me dijiste que mis palabras ya no te emocionaban como antes y que sólo te provocaba tristeza hablar del tema de nuestra separación o de nuestro pasado. Por lo mismo, no pretendo molestarte con lo que quiero decir y sólo quiero que escuches esto, que viene desde el fondo de mi alma. Te escribo estas palabras a dos semanas (¡apenas dos semanas Dios mio!) de que me aparecí en tu casa, muy borracho y enamorado, dejándote dos papelitos que espero conserves hasta que ya no te hagan falta. Esa noche te molesté y lo siento mucho, aunque tu rostro dejó escapar un par de sonrisas, las últimas que logré dibujar en tu cara. De cualquier forma, este mensaje lo estarás recibiendo ahora, que ha pasado mucho tiempo sin hablarnos ni saber nada uno del otro. Te contaré entonces lo que ha sido mi vida:
Primero que nada quiero que sepas que aceptar la separación ha sido un proceso muy difícil para mi, no pensé que fuera a doler tanto. Los días fueron pasando y no recibí ninguna respuesta, ni una señal de que todo podía volver a la "normalidad". Pero, ¿de qué normalidad estoy hablando? Nuestra relación estaba muy mal, el 2005 fue el peor año de mi vida, cuando tuve la oportunidad de hacerlo inolvidablemente bueno. No, Susie, nuestra relación no era normal, estaba demasiado enferma y deteriorada. Sobran en este punto los reproches, las justificaciones o las explicaciones. No es momento de hablar del pasado ya. Éste tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas y al final de nuestro ciclo juntos, las cosas malas parecían no tener solución. Quizá nunca hubiéramos encontrado la estabilidad que tanto anhelábamos, quizá sí, pero ese ya no es el tema. He hecho de todo para olvidarte y honestamente no lo he conseguido. He resuelto superar la ruptura sin olvidarte, como te escribí en uno de los papelitos de aquélla noche. Cuando yo me alejé a principios de noviembre por una discusión que pudimos haber solucionado, pensé que la distancia nos haría reflexionar acerca de nuestros sentimientos...y vaya que así fue! Nos dimos cuenta que todo estaba en ruinas y nuestras vidas también estaban tomando ese camino. La soledad nos devastó y nos abrió los ojos para ver que no éramos personas felices. Para nada felices, nosotros éramos dependientes emocionales, éramos la media naranja de la codependencia. Todo pudo haber sido peor de continuar juntos y en alguna medida, me explico que sí hay un plan de Dios para los hombres, ya que él no nos dio el regalo de tener familia. Por algo pasó todo eso. Y tendremos la oportunidad de hacer familia por separado. Me acuerdo también que me explicabas que este nuevo trabajo "fue como una luz en la oscuridad en la que te encontrabas sumida" y honestamente me alegro que hayas tenido esa oportunidad para encausar tu vida a un rumbo mejor. Te merecías ese regalo de la vida y Dios compensó tu sufrimiento de todo este tiempo. Así son los regalos de la vida: así es el amor, el trabajo y la familia. ¡Enhorabuena!
Me ha costado un tremendo esfuerzo el levantarme y seguir mi camino solo, sin la certeza de que no estás para darme tu amor ni tu oreja, como cuando estaba contigo. No he podido trabajar, ni concentrarme, ni ensayar ni nada; mis heridas fueron muy profundas y me entregué a la autoflagelación. Me castigué a mi mismo pensando en lo buena mujer que fuiste y la poca importancia que le di a tus cosas. Perdoname que no te haya dado lo prometido, que no te haya sabido colmar de bondad, ternura, comprensión y amor en el tiempo que me diste oportunidad de hacerlo. Ahora entiendo mis fallas y las acepto, pues son halones de oreja de la vida que Dios nos da con algún propósito. Mis heridas ahora parecen estar sanando y he experimentado un retorno a mi mismo, para redescubrirme y mirar hacia el futuro. He aprendido muy bien esta dura lección. He conocido a algunas personas nuevas que también me han sabido aconsejar, y por qué no, también me regañan por mis faltas y errores. No quiero decir con esto que la culpa de nuestro fracaso sea mi responsabilidad exclusiva, pero hasta este punto, no tengo ojos para ver tus fallas, no porque no existan, sino porque hasta hoy te amo demasiado y un corazón enamorado lo sabe perdonar todo.
Créeme que en mi profundo dolor, te he llegado a comprender y ahora sólo siento un gran pesar por todos los momentos que nos hicimos daño. Una de las últimas veces que nos vimos deseé con todas mis fuerzas poder arrebatar de tu sufrido corazón todo lo que sentías, toda la tristeza y melancolía por la que pasaste. Llegué a desear tener la capacidad de tomar todos tus malos recuerdos y meterlos en una caja, como una vez lo intentamos. Pero eso no se puede y entiendo que las palabras a veces laceran nuestras vidas de manera más dura que los golpes. Pero también estoy convencido por lógica y por experiencia que el tiempo todo lo cura y llegará el día en que lo nuestro pase a formar un recuerdo de lo que fuimos en nuestra juventud. Ese recuerdo para mi será un tesoro irremplazable (serán "Aquellas Pequeñas Cosas") y acudiré a él en cualquier momento. Estoy seguro que ese recuerdo será maravilloso y en mis años venideros te reencontraré en mi pensamiento. Aún no entiendo de qué manera te metiste en mi ser, pero agradezco a Dios y a la vida que hayas aparecido para iluminar mis días, los últimos de mi juventud. Cuando tú quieras pensar en nuestro pasado juntos, espero que también te encuentres con un bonito recuerdo, especialmente el recuerdo de un amor puro, sin desconfianza, sin malas intenciones, sin malicia ni interés. Y en cuanto a las cosas dolorosas que nos pasaron, pues sólo puedo desear que no las repitamos con futuras personas y que las olvidemos. Recuerda que con el tiempo uno deja de amar a la pareja tras una separación, pero no deja de amar lo que sintió por esa persona. Claro que las formas de amar evolucionan con la edad y la experiencia, y seguramente encontraremos cada uno el amor en otras formas y personas. Yo deseo que encontremos nuestro camino por separado y que lo que nos tocó vivir se quede entre nosotros como la imagen última de una vida que no pudo ser, pero que nos enseñó cosas de nosotros mismos, algunas buenas, algunas malas.
Lo último que supe de ti fue la actividad que tuviste en tu trabajo, cuando tuviste que hacer una traducción simultánea en diciembre, recuerdas?. No supe después si todo había sido un éxito, pero por los mensajes que me enviaste al día siguiente, supongo que todo estuvo fenomenal. Creéme que hubiera cambiado todo el oro del mundo sólo por tener una llamada tuya para que me contaras cómo te había ido. Esa noche me quedé sin tarjeta y corrí desesperado a buscar una, sólo para mandarte dos mensajes. Yo sé que esos mensajes no significaron nada, que no hicieron la diferencia para que tú triunfaras, pero de todos modos era importante para mi que tú supieras que yo estaba de tu lado, dándote todo mi apoyo y pidiéndole a Dios que estuvieras bien, sin que los nervios te fallaran. Ahora que ha pasado un tiempo desde aquéllos días, no puedo más que desear que en este tiempo que no nos hemos visto, todo te haya salido bien en tu vida y en tu trabajo. Admiro mucho la fortaleza que tuviste para tomar el control de tu vida y me alegra pensar en que eres todo un éxito laboralmente. Ese es el cambio que también tú necesitabas.
Por último, quiero decirte que de no haber escrito esto en este momento, probablemente no lo hubiera hecho nunca, pues he aprendido que las cosas tienen su momento y éste para mi era el momento de hablar, un poco para desahogarme y un poco para no olvidarlo tan pronto. El cambio que tanto le pediste a Dios creo que se ha producido en mi y es bueno que lo sepas, porque sé que me amaste y que también deseas mi felicidad. Creéme que también yo te tengo en mis oraciones y Dios sabe que ya eres parte de mi vida. Él es testigo del amor que te llegué a profesar y también sabe que sólo deseo lo mejor para ti. Y bueno, quien sabe, el cierlo puede abrirse nuevamente. Ese puede ser el destino (¿recuerdas esas palabras?)
Con todo mi amor, Jorge
P.S. Hoy he hablado brevemente contigo por el messenger y me ha dado mucho gusto saber que tienes una oportunidad en Miami. Me contaste que te dieron un teléfono celular y hasta me reclamaste (con toda razón) por no confiar en ti en el tiempo que nuestras vidas estuvieron unidas. Créeme que siempre confié en ti y me reconforta saber que tienes todo un mundo de oportunidades en tus manos. Por eso se llama "vida" este fragmento de la eternidad en el que nos ha tocado estar presentes...
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Tu carta!
es demasido triste Jorge, la he leido mil veces, y me ha hecho llorar muchsiismo, me gustaria escribirle a mi ex, pero el fue tan malo, y aun lo amo con todas mis fuerzas, no se nada de el desde el 20 de nov.. solo se q no puedo olvidarlo tampoco, espero q los dias sigan pasando.. Dios quiera yo no le llegue a mandar una carta tan linda como tantas veces le escrbi, y jamas se las mande, sufri demasiado en el 2005 tratando de solo ser feliz con el..