La próxima vez que lo veas trata de mantener la serenidad, por lo menos en apariencia, aún cuando por dentro te estés cayendo a pedazos, y pregúntale qué es lo que significa para él ese acto, que te gustaría entender que le lleva a hacerlo. No te apresures a replicar ni decir nada más, escucha silenciosamente su relato de principio a fin, una vez haya acabado dile lo que tú sientes, pero dícelo como si te estuvieras hablando a ti misma y él no se encontrara presente. Luego salgan a caminar o tómense un café, y dense tiempo para reflexionar las palabras vivas que acaban de compartir.