Santo que no es visto, no es adorado.
El contacto cero me ha ayudado a salir del bache de una ruptura. Pero el contacto cero de verdad: no redes sociales, no llamadas, no mensajes, no preguntar por él, no buscar información de él, no aparecerte por lugares que él pueda visitar, poco a poco el dolor se va y de pronto te encuetras de nuevo bien y con estabilidad emocional, no pensar en quien se fué te ayuda a volver a pensar en tí. Pero si vives el contacto cero esperando a que el abandonador regrese... estarás jodido.