Todo comenzó a principios de este año cuando un chico que estaba en mi clase empezó a mostrar cierto interés hacia mí. Si me veía por la calle soltaba lo primero que se le ocurría para hablar conmigo, o cuando estábamos en clase o incluso si nos topábamos en la sala de estudios. Siempre me hablaba de una forma muy afable y esbozando radiantes sonrisas. Así que después de que pasaran los meses me comenzó a llamar más y más la atención, por lo que decidí decirle que me gustaba. Hasta ahí todo pintaba bien. Total que se lo dije y el muchacho en cuestión pareció sorprenderse por ello pero gratamente; tanto que me pidió mi número y que saliéramos juntos. Los primeros días hablábamos y nos contábamos cosas personales, pero no pasó más de una semana sin vernos que le dije de quedar y me respondió que no podía. También lo hizo una segunda vez. Si, si, muy gracioso eso de que le parezco una chica guapísima e interesante y que se atreva a darme largas el muy desgraciado. ¿Vosotros qué opináis? Porque para esto lo mejor es que no me hubiera pedido que fuéramos novios.