Tuve una relación por cinco años con el que creí que era el amor de mi vida. No diré que era una relación perfecta, ninguna lo es, pero tuve el error de ser masoquista y perdonarle un monton de infidelidades,y cuando las descubría me empezaba a decir que no éramos nada. A los días me buscaba y volvíamos. Así estuvimos todo este tiempo hasta este año que todo cambió. Desde el 14 de febrero tuvimos una pequeña charla de lo que yo esperaba de él, y todas esas cosas tontas, y él había aceptado. Me regaló por segunda vez en todo este tiempo un oso de peluche mediano (el primero fue al principio de la relación y era uno pequeño) y estuvo diciendome que el próximo sería más grande porque yo me las merecía, todo estaba de maravilla. Al tiempo, mis padres se habían ido de viaje un tiempo y él estuvo quedándose conmigo en mi casa, por supuesto todo a escondidas de ellos. Y me estaba gustando eso, me estaba mal acostumbrando por lo tanto se lo dije, que no hicieramos más eso que yo luego iba a sufrir, y sus palabras fueron "ya solucionaremos, cuando lleguen tus padres hablaremos con ellos y veremos como hacemos". Eso me emocionó obvio más de lo normal, lo veía haciendo planes de verdad conmigo. Hasta que llegaron. La primera semana seguimos viendonos, saliendo, me venía a visitar y estábamos felices, pero un día, de la nada lo empecé a notar distante, le preguntaba qué le sucedía y me decía que yo era la extraña, hasta que a los días descubrí que estaba conociendo a alguien y terminamos. Tengo 23 años, fue mi primer amor y me siento horrible. Ya va un mes y aún sigo llorando por él, que de paso, es como un fantasma, a veces me escribe, me emociono, empieza a tratarme mal, y de la nada se va otra vez. Dejé hasta a mis amigos a un lado por él, porque todos lo odian. Aún así sigo esperando que llegue a la puerta de mi casa arrepentido por todo. ¿Estoy mal? No salgo ni de mi casa, no tengo ganas de nada, esperando por él.