Él me trató horriblemente, desgastándome poco a poco hasta que ya no quedó nada de mí y entonces se fue. Me quedé sola, con depresión mayor, fobia social, un desorden alimenticio y un millón de inseguridades.
No me he curado del todo pero creo que mi situación ya no podrá mejorar más. Llevo una vida casi normal pero acudo a terapia cada semana para hablar de los ataques de llanto, de los atracones y de la sensación de que todo el que pasa por la calle me mira pensando que soy feísima y que no sirvo para nada. No es tan exagerado como suena; hace un año sí era así, pero ahora mi vida es casi normal. Asumo que voy a arrastrar ciertos problemas para siempre pero a cambio he aprendido la lección, que no es poco.
Lo que me preocupa no es eso. Al principio no pensaba en él, pero cuanto más se normaliza mi vida más rencor siento. Ya no le veo, no le he visto desde entonces. Pero le odio, disfrutaría salvajemente si mañana me dieran la noticia de que ha muerto. Le odio y eso me asusta: puede sonar ingenuo, pero yo nunca había sentido odio ni rencor por nadie. Es una sensación horrible y no quiero seguir odiándole siempre; quiero simplemente olvidarle. ¿Creéis que es posible? ¿Tenéis alguna experiencia similar?
Un beso.
Mostrar más