DR GUILLERMO BASTIDAS TELLO:
Los seres humanos siempre tenemos mecanismos compensatorios con los cuales evadimos responsabilidades, negamos eventos, culpabilizamos de nuestras desgracias a la mala suerte, o lo que es peor transferimos las responsabilidades y hechos a otras personas, apareciendo nosotros como víctimas del mundo, como incomprendidos, como rebeldes sin causa o mártires del sistema.
Los familiares de Guillermo, un muchacho de 17 años de edad me comentaron muy preocupados que desde hace aproximadamente 1 mes el joven ha cambiado su comportamiento, no estudia, no hace sus tareas, no quiere acudir al colegio, ingiere alcohol semanalmente, no hace caso a sus mayores. Al preguntarle el por qué de su comportamiento extraño, me manifestó que su actitud se debe a que sufre mucho la muerte de su padre y que desde entonces no quiere ser nada ni nadie; ¡es que! sin un padre no tiene sentido la vida.
Una señora de 42 años de edad, atormentada por su irremediable divorcio, me comentó que la culpa completa de la disolución matrimonial la tenía su esposo, ¡es que! se fue con otra; aparentemente la señora no tenía un ápice de culpa, resultaba ser la víctima de toda su desgracia, por lo tanto nada iba a hacer por remediarlo, solamente le quedaba sufrir y culpabilizar a otros.
Un alcohólico, decía: doctor yo bebo por que no me comprenden en la casa, ¡es que! Mis hijos no me respetan; ¡es que! No hay fuentes de trabajo; ¡es que! En la oficina toman todos; ¡es que! Me fui a seguir tomando anoche por que me cerraron la puerta de mi casa; ¡es que! es San viernes.
Una joven decidió irse de la casa con un grupo de pandilleros y drogadictos según ella ¡es que! Sus padres le abandonaron, no le quieren, se fueron a España y se siente víctima de sus malos padres y todo lo que hace o hará será por el abandono.
Estimado lector para todo, absolutamente para todo existe un ¡es que! Que justificará muy diplomáticamente nuestra gran responsabilidad en nuestra desgracia y que de alguna manera tratará de ocultar nuestro grado de responsabilidad en los eventos de la vida.
Definitivamente está demostrado que nunca será obstáculo la falta del padre, la muerte de la madre, la enfermedad, el alcoholismo de su pariente, la falta de recursos, el exceso de sueño, el viaje a España o a la Conchinchina; pues los impedimentos no están en el mundo que nos rodea sino muchas veces en el interior de nuestro cerebro que busca siempre la justificación de todo, en el ¡ es que!. Lo digo muy tácitamente por que luego de revisar Biografías de célebres no me encuentro con ¡es que!, si no observo una autocrítica y un deseo fehaciente por surgir a pesar de las adversidades, de ahí que, tenemos a un Simón Bolívar huérfano, a una Marilyn Monroe hija de una enferma mental, un Pablo Neruda con Depresión; a un escritor Cervantes sin mano, a un Bethoven sordo; un Chaplin , Mozart y Miguel Angel sin dinero incluso para comer; un Stephen Hawking casi sin voz ni movimiento, víctima de la Esclerosis lateral Amiotrófica; un Montalvo desterrado y deprimido; un Jeferson Pérez pobre y sin apoyo empresarial para el viaje a las Olimpiadas.
Tendría miles y miles de ejemplos de seres humanos luchadores y celebridades que no utilizaron el ¡es que!, término que a mi modo de ver refleja una incapacidad y pérdida de la iniciativa que a la final justifica el deseo de no hacer nada por nada.