Tal vez no debería escribir en este foro acerca de la tristeza que me produce la muerte de mi perrito. Sé que todas las personas que estáis aquí contando vuestras historias, sufrís mucho porque habéis perdido seres muy amados y cercanos a vuestras vidas, pero para mí, mi perro era alguien más de la familia. Me lo trajeron con muy pocos meses de vida. Una conocida de mi esposo se lo encontró perdido en la calle. Era de alguna persona, llevaba su collar y estaba acostumbrado al trato con la gente. Aquella persona que lo encontró, a pesar de querer quedárselo, sus padres no querían un perro en casa y mi marido que sabía lo que me gustaban los animales, pensó que me iba a encantar. Era tan gracioso y travieso. Recuerdo que se enganchaba en la ropa tendida para jugar y me arrancaba las mangas de las camisetas de interior que estaban tendidas en la cuerda, hasta me llegó a rasgar una sábana!! Pero yo comprendía que era un animal y él no sabía lo que hacía. Sólo jugaba. Siempre fiel y obediente. Dotado de una gran inteligencia. Muy callejero, se recorría todas las calles del pueblo y al medio día regresaba a casa. Era un pembroke, un perrito pastor color canela y blanco procedente esta raza de Gran Bretaña, por eso amaba la libertad porque estos animales están acostumbrados a los grandes pastos escoceses. Después de 15 años de estar junto a mí, este pasado lunes, falleció de repente. Creemos que fue un ataque al corazón. Se quedó acostado, como durmiendo sobre la acera, pero con los ojitos abiertos. Ya su corazón había dejado de latir. No estuvo nunca enfermo, pero últimamente se resentía de la cadera. Parecía que le daban tirones y se le quedaban engarrotados los músculos. Sabía que no iba a durar mucho. Estos perritos duran 12 o 14 años y él tenía ya 15. Se veía viejecito, en el pelo, en su cara... En uno de nuestros últimos paseos, ya no podía regresar a casa. Se sentaba y sacaba una lengua que le llegaba hasta el suelo de la fatiga que llevaba. Lo tuve que traer en brazos. No tendré jamás un perro tan obediente y leal. Me quería como yo a él. Lo podías llevar hasta sin correa, él te hacía caso e iba pendiente de ti sin separarse. En casa estamos todos tristes y desconsolados. Este post que escribo quiero que sea como homenaje a este perrito fiel, cariñoso y bondadoso que siempre estará dentro de nuestros corazones y nuestros recuerdos.
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