El tiempo ha pasado vertiginosamente, el dolor nó. Me han aconsejado rescatar momentos felices y he hecho el intento una y mil veces. En vano.
Sólo acuden a mi mente los recuerdos de nuestra fé ciega y nuestra lucha solitaria por ponerte bíen. También me han dicho que no es bueno en pensarte tanto y que te deje ir en paz. No puedo.
Todos los días trato de rendirte tributo de alguna manera. He publicado febrilmente en varios sitios mi carta después de tu partida y aunque pueda ser una locura me ha hecho infinitamente bién a mí y a otros.
Nuestra sencilla y triste historia me ha permitido tomar en cuenta que no soy el único que sufre y que el transitar por este calvario puede dar pié a que pueda hilvanar una palabra, un mensaje, a quienes vienen detrás pasando por lo mismo. Lo aprendí en este foro.
A un año de tu partida quiero rendirte homenaje contando uno de tus últimos actos que muestran tu personalidad y actitud de ángel.
A pocos meses de tu muerte y estando muy mal de salud me pediste que te llevara a pagar una deuda que tenía tu familia. Tomaste tus últimos ahorros que podías haberlos necesitado para salvar tu vida y casi sin fuerzas fuiste a saldar una deuda de los tuyos. Y no les dijiste nada. Tán grande era tu corazón como tan grande era el honor que te inculcaron tus padres. Mara fué un honor el compartir mi vida contigo. Te quiero cada día más y no me es fácil seguir adelante.
Ryan
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