Humildemente

Viernes, 23 de julio de 2010


A la atención de los cibernautas,

Estimados compañeros. Con lo que vengo a exponer, no trato ni de despertar vuestra misericordia, ni trato de convencer a nadie, con mucho menos intento dar lástima, ni justificar mis actos, porque, soy lo bastante maduro como para entender, que no hay acciones, correctas, ni erroneas. Todo depende de las circunstanciias de cada persona, y de como sobrelleve sus circunstancias. Confiando en la idiosincrasia del ser humano, y entendiendo, ante todo, que, expuesto mi caso, encontraré varios detractores, decir que entiendo perfectamente que, algunas personas, puedan no estar totalmente de acuerdo con lo que yo expongo, e incluso, es posible, que algunas estén en rotundo desacuerdo. Sin embargo, si entre la gente que acceda a este texto, puedo hallar a alguien que se pueda poner en mi lugar, y que crea que puede darme un consejo válido, con gusto acepto cualquier sugerencia. A todo esto, sólo quiero, previamente, informar que soy lo bastante humilde, como para encajar críticas de la naturaleza que sea, y entiendo, perfectamente, que, a partir de este mensaje, a muchos hombres, y a muchas mujeres, se les despertará la vena crítica, y desearán responderme para verter un rosario de críticas, que, sencillamente, digo que entiendo, y acepto, pero que, reconozco, que no me ayudarán en nada. Expongo:

He sido siempre un hombre solitario, y, para postre, bastante desafortunado en los temas sentimentales. Con el tiempo, lo que en un principio se erguía como un sentimiento por mi parte, que era algo así como "marginación", ya que, rara vez despertaba el más mínimo interés en una chica, sí que he mantenido relaciones: algunas tormentosas, algunas más bonanzosas, otras interesadas, etc...con la madurez, llegué, postreramente a estas circunstancias, a resolver que, lo mío, era estar solo. Pues, pensándolo bien, todo cuanto en mi vida había acontecidoo, para regocijo de mi propio orgullo, había sido, mientras estaba soltero. Puede pensarse que, esto, es tan sólo una coincidencia, sin embargo, siempre me hallamado la atención. Hacia febrro del año 2008, después de dos años de relación, y de haber aquirido una viivienda con la persona con la que mantenía dicha relación, me quedé en el paro. Había sido hasta entonces, un joven profesor de primaria, que ahora se veía en la calle, apesadumbrado por cómo, a partir de entonces, iba a resolver el problema de pagar mi hipoteca. Esto no pareció ser de mucha importancia para mi pareja en aquel entonces, pues, exactamente una semana más tarde de haber sido despedido, me abandonó, sin darme ninguna explicación. Entendí, perfectamente, que ella estaba más enamorada de mi bolsillo que de mí, y me voy a ahorrar describir el amargo trámite que, hasta que por fin se pudo resolver el entuerto, en aquello que aún nos quedaba pendiente (Un mero tema legal) tuve que soportar. Pasé el verano del 2009, obcecado por una especie de relación que mantuve posteriormente a esta, con una chica, que mantenía, a la vez, una relación con otro chico. Yo era el otro, por así decirlo, y, lo más triste es que, además de que, esa chica, me gustaba mucho, yo me tuve que enterar de este hecho, meses después de que ellla, sin razón aparente, un buen día, decidiera abandonarme. Pasé por tanto el verano, obcecado en pensamientos que no me llevaban a ningún lado, y, preocupado pues, el entuerto que provocó mi despido, tenía cola, y, sencillamente, no podía volver a ejercer. Esto me llevó a considerar la posibilidad de enrolarme en el ejército. Cosa que hice en elos meses que van de septiembre a Diciembre del 2009, momento en el que decidí retirarme, después de haber conseguido superar con éxito mis pruebas, y una dura instrucción, después de haber aprendido artillería, de haberme formado como tirador, y después de haberme presentado, instado por un superior, a un examen para el rango de sargento de artillería, examen que superé con éxito, siendo nombrado Sargento de artillería en funciones. Al volver del ejército, me centré de nuevo en buscar empleo, y sencillamente, en intentar entretenerme. Y fue, en ese entretenimiento, donde, en un foro del Facebook, conocí a una mujer. Al principio, manteníamos una amena charla vía messenger, pero poco a poco, sin saber explicar exactamente por qué, afloraron en mí sentimientos hacia ella, después de haber mantenido conversaciones larguísimas, tanto por escrito, por teléfono, como vía web cam. Fue este hecho el que, al cabo de unas semanas, me llevaron a conocerla a su ciudad natal, que, insto, se encontraba en otra comunidad, vecina a la mía. El caso es que, fue allí donde saltaron las chispas de pasión, y , aparentemente, eso daba inicio a lo que se presentaba como una bella relación, en la que yo, encontraba, alguien que me quería, alguien que me entenndía, que se preocupaba por mí, alguien que no reparaba en que me sintiera preocupado por ella, y que, en suma, se entendía conmigo. Sin embargo, al poco de esto, empecé a componer en mi cabeza, mediante algunas conversaciones, que, esta chica, que, lógicamente, tenía amigos y amigas, mantenía una amistad con un chico con el que, tiempo atrás, había mantenido una relación, bastante larga. He de reconocer que, al principio, esto me moletó, pues no lo veía. Entiendo perfectamente, que esto sea normal para mucha gente, sin embargo, frente a otros chicos, a los que me consta que jamás habría visto con otros ojos que no fueran los de la amistad, me turbaba, sobremanera, que continuara viéndose con esta persona. Con el tiempo, ella, se molestó en explicarme que, dicha relación, no era igual antes, que, ahora que está conmigo, y que entre ellos, nada quedaba de aquella antigua relación. Pero con el tiempo, y puntualizo que, sin investigar, sin enconarme, sin presionar, y sin "espiar" a escondidas, he acabado descubriendo que, al vernos nosotros, dos fines de semana al mes, alternativamente, ella, sigue quedando, ineluctablemente, con este chico, todos los fines de semana queyo no estoy, y con otros amigos, pareja también, tal y como lo habían hecho, mientras, ellos dos, mi pareja y este chico, aún eran novios. Lo siento, pero no lo puedo entender. Objetivamente, queda con su ex, tantas veces como queda conmigo. Lo hace, sin reparar en absoluto, cómo me siento yo, y, si digo esto, lo hago porque, ella, en ocasiones, me pregunta por ¿quién es tal que te habla por el facebook? o ¿Quién esta prima tuya con la que quedas? mostrándose también, ciertamente celosa. Puedo entender, porque es que no me quedaría más remedio que, eventualmente, coincidieran, quedaran, o, incluso, hablaran, si en común mantuvieran un grupo de amigos, y fuera totalmente infranqueable el hecho de volverse a ver. Pero, estoy hablando de que, queda con el, EXACTAMENTE EL MISMO NÚMERO DE VECES QUE QUEDA CONMIGO. Y yo me tengo que conformar con un: "No siento nada por él." El mero hecho de exponerle mis sentimientos con respecto a ello, la irrita sobre manera, me habla de que desconfío de ella, pero insisto en que jamás he tenido reparo en que tome café con sus amigos, que hable con ellos, que los visite, o que se vaya de copas, porque, eso, eso otro, ocurre, lógicamente, pero ocurre eventualmente, tal y como ocurre en mi caso con otras amistades. Pero esto...ocurre exactamente el mismo número de veces que queda conmigo, ocurre los fines de semana que no podemos vernos, y ocurre...y yo, sólo puedo entenderlo, yaguantarme, sin que, en ningún momento, haya reparado, si a mí, eso, me sienta bien o mal...y más aún, ayer mismo, al decirle que, en ese momento en particular, no me encontraba bien, se enfadó, irreparablemente, y no sé nada de ella desde entonces.
Si explico todo esto, es porque, aquel o aquella que se sienta con el juicio y aplomo suficiente para darme una explicación, un consejo, una estrategia, aunque sea una clase magistral sobre celotipia, o sobre lo que se ve y lo que no se ve, lo agradecería por completo, así como, agradecería que, si bien puede entender, como yo mismo no dejo de reconocer en ningún momento, que, quizás, me extralimito y me equivoco, que también tengo mi parte de razón, y, sencillamente, lo que achaco es que nadie, se ha detenido ni un sólo momento a ponerse en mi lugar, si quiera para manifestar que, puede no estar de acuerdo conmigo, pero, por lo menos, me entiende.


Agradezco vuestros minutos.

Atentamente,

Alejandro.