¿lo perdí por violenta?

Mi historia es así. Hoy tengo 28 años, estoy divorciada y soy madre de un niño de 7. El papá de mi hijo y yo nos divorciamos al año de casarnos y realmente nos casamos porque quedé embarazada de mi hijo. Durante los siguientes años me dediqué a estudiar, a mi hijo, pero también me dediqué a salir con cuanto hombre me decía tres palabras bonitas. Supongo que los hombres se convirtieron en un vicio. Sólo bastaba un piropo y que sea guapo para salir con él y tres salidas después saltar a la cama con él. Llegué a salir con tres hombres al mismo tiempo y realmente no me interesaba estabilizarme, ni enseriarme con nadie, no me molestaba lastimar los sentimientos de aquellos hombres que querían algo serio o de aquellos que descubrían que no les estaba siendo fiel.

Hace más de un año conocí a un hombre 6 años mayor que yo. Divorciado, padre de un niño de 3, con los pies en la tierra, inteligente y de muy buenos sentimientos. No me pregunten qué pasó pero dejé de pensar en otros hombres y me enamoré perdidamente de él. Ya no entendía mi vida sin él y quería que estuviera conmigo para siempre. Salimos por un par de meses y decidimos vivir juntos. Dejó su ciudad, pues somos de ciudades diferentes, y se vino a vivir conmigo y con mi hijo. Se convirtió en padre para mi hijo, lo cuidaba, le daba de comer, lo llevaba a la escuela, el niño lo adoraba. Antes que piensen algo malo, no dejó de ser padre para su hijo y viajaba los fines de semana a su ciudad para pasar tiempo con su hijo y jugar con él. Yo empecé a sentir lo hermoso de estar con alguien y me sentía la mujer más feliz del mundo. Hasta ahí todo maravilloso pero había una nube negra.

Tal vez haya sido mi dura niñez, la decepción de mi matrimonio, mi exceso de fiestas, no sé, pero empecé a perder el control cuando surgía una discusión. Todas las parejas discuten, es verdad, pero al momento de hacerlo me convierto en un monstruo. Una vez tenía una cita de trabajo y por su causa llegamos un poco tarde, normal que eso me disgustara pero fue suficiente para que empezara a humillarlo, le dije que era poco hombre, que no se creyera la gran cosa por estar aquí conmigo y con mi hijo, que mejores hombres habían estado conmigo en la cama. En otra ocasión insulté a sus padres y le dije un montón de malas palabras e insultos super humillantes, al punto de tacharlo de homosexual. Otra vez llegamos de bailar y empezamos a hacer el amor, le metí mis dedos en su ano y eso no le gustó, me pidió que no lo hiciera pero insistí y en todo eso se le fue el interés y se le fue la erección y por ello nuevamente le vine con mi discurso de poco hombre y de que mejores habían estado conmigo.

¿Qué hacía él? Mirarme, trataba de calmarme, cuando el monstruo se iba me pedía que dejara de decirle esas cosas. Me decía que entendía que me enoje por encontrar mojado el piso del baño pero no como para decirle poco hombre e insultar a su familia. Yo juraba que cambiaría, que no volvería a pasar, en tres ocasiones tomó una maleta y se fue a un hotel, me decía que eso no aguantaba y que regresaría a su ciudad. Le rogué con lágrimas que volviera y que todo estaría bien. Pero eso no pasó.

Lo peor es que siempre perdía la compostura por tonterías, tonterías que ustedes han de vivir cada día como encontrar platos sucios en el fregadero pero perdí tanto el control que llegué a abofetearlo y finalmente a darle puñetazos. Cuando finalmente me devolvió el golpe se asustó, me dijo que con su ex esposa había vivido cosas terribles pero nunca había llegado a las humillaciones y a los golpes. Le rogué por sexta ocasión que se quedara pero tomó sus cosas y se fue. Se llevó su ropa y otros objetos personales y me dejó los muebles y electrodomésticos que compró para hacer un hogar. Hace seis meses que se fue, a veces le escribo, a veces me responde, pero me insiste en que no regresara.

Alguien me dijo que si realmente me hubiera amado no se hubiera ido. Que hubiera esperado a que yo entrara a terapia y que esta me ayudara con mi problema, cualquiera que este sea. Que el verdadero amor perdona y tolera los defectos de la pareja, y esta ahí hasta que la pareja mejora.

Otros me han dicho que es increíble que haya aguantado tanto. Que una persona divorciada muchas veces viene de un mundo donde hubo dolor y conflictos y no está dispuesta a vivir eso de nuevo. Que hubiera entendido los problemas cotidianos de la vida pero no que le insultaran a la madre por haber dejado una media sobre la mesa del comedor. Otros me han dicho que mis arrebatos violentos, aunque duren cinco minutos, bastan para destruir cinco meses de felicidad pues nadie merece ni tolera las humillaciones. Y si se fue, lo hizo porque también debía pensar en su propia estabilidad emocional pues conmigo llegó a hacer algo que jamás había hecho, golpear a una mujer.

Sé que necesito ayuda, que mi ira está fuera de control, pero me siento tan perdida sin él, lo amo muchísimo y con él viví una estabilidad y una paz increíbles. Siento que debería odiarlo por no haberse quedado a mi lado y esperar a ver qué resulta de la terapia. Lo chistoso es que aún no estoy en ningún tipo de terapia, pero sí siento que me corroe la ira de que me haya dejado. ¿Debería odiarlo? ¿Hizo bien en irse? ¿Necesito ayuda? ¿Acaso saboteé la única relación seria que he tenido en años?

Agradeceré sus observaciones.