Hola chicas:
Soy una mujer grande, estuve casada por 35 años. Hace 2 años lo eché de la casa porque descubrí que me era infiel (ésta sería la 2da. vez, la primera fue en el año 1991, me suplicó tanto que no lo dejara, que seguimos juntos)
Esta vez lo eché porque no le iba a dar la oportunidad de que completara la trilogía.
Era el típico Santo para afuera, se hacía el simpático con todo el mundo, pero puertas adentro se había convertido en un ser apático, callado, cerrado... y tenía la mala costumbre de abrumarme psicológicamente cada vez que hablábamos dando "vuelta la tortilla" intentando convencerme que las cosas eran como él las decía.
Tenía la destreza suficiente para sacarme de mis casillas, dejarme con la palabra en la boca y marcharse a dormir. Cosa que hacía con mucha facilidad, mientras yo quedaba tensa, con un lío en la cabeza, con muchas cosas por decir y con ganas de meterle una braza en la boca mientras roncaba.
Bueno... al grano. Ya no está en la casa... al principio me sentía rara, sola, triste, amargada, lo extrañaba, tenía rabia, impotencia.
Con el tiempo, bastante largo, aprendí que... cuando estaba triste y lo extrañaba traía los recuerdos más feos vividos con él y me sentía mejor.
Tanto fue así que, hoy por hoy, siento escozor tan sólo de pensar en estar con un hombre. No los miro ni cuando me cruzo con ellos en la calle. Se me congela la sangre si alguno me dice algún piropo. Me molesta la presencia de cualquier hombre que no sea mi hijo o mi yerno.
Los considero a todos infinitamente inferiores a las mujeres, aunque ¡¡¡hay cada mujer!!! que bueno, las pasaría al bando machista.
¿Creen que me he convertido en androfóbica definitivamente?
Saludos a todas.
Lara