Ante todo escribo para decir que siento que hay una situación que me supera ante la que me siento completamente impotente. No estoy deprimida, deprimirse es otra cosa, pero de vez en cuando en la vida hay situaciones que lo ponen todo patas arriba. Estoy en una situación en la que no me gusta nada estar, me gustaría despertarme y que esta situación no estuviera, pero está y debo asumirla, por mucho que me cuesta. Ayer me dieron una noticia muy mala y estoy tratando de asumir todos los sacrificios que tengo que hacer durante los próximos meses para poder salir adelante y poder salir de la situación en la que me encuentro. He tratado de buscar muchas alternativas y todo tipo de salidas creativas a esta situación, pero han fracasado todas y ahora me veo ante la tesitura de trabajar gratis (en prácticas) durante 3 meses y de hacer grandes sacrificios para poder formarme y tener aunque sea una remota posibilidad de que cuando la empresa se vaya me lleven a un pequeño pueblecito de la América profunda, al que no quiero ir. La otra alternativa, es el para y la miseria. Hace años, cuando la palabra crisis no sonaba por ninguna parte, me vi obligada a hacer lo mismo por falta de experiencia laboral, al final conseguí trabajo y pude salir del hoyo, pero mientras veía a la gente de mi alrededor comprarse sus casas, sus coches, irse a vivir con sus parejas y avanzar en su vida yo me sentía en un estado de semiesclavitud y proximidad a la indigencia (no me podía ni comprar unos pantalones) Sufrí muchísimo y es una etapa que recuerdo con mucho dolor y a la que me prometí que no volvería. Hoy, tengo que romper esa promesa que me hice a mi misma y duele, me duele mucho, siento como si me traicionara a mi misma, pero no me queda otra si quiero salir del hoyo. Hoy entierro toda mi dignidad, para encontrar una salida. Y necesitaba desahogarme y perdonarme por lo que voy a hacer.
Que Dios me perdone por traicionarme a mi misma.