Me hundo.

Me siento como si estuviese en un mar enorme. En un mar donde si grito, nadie me escucha. Pero eso da igual, porque estoy con ellos. Con mis amigos.
Pero lo bonito no dura siempre.
Llega una ola, y separa aquello que nos sostenía a todos. Marta y Carmen se van por su lado; Rocío encuentra gente nueva; Alex se va flotando hasta que no le alcanzo a ver; Irene se hunde; Natalia encuentra gente nueva, gente con la que prefiere estar y Lena decide irse con ella. Y Sofía. Bueno, Sofía rema de un lado a otro con los brazos, para estar con todos.
Pero yo. Yo me quedo sola. Todos van flotando, continuan con sus vidas. Se olvidan de mi.
Al principio me da igual. Me gusta estar sola. Chapoteo en el agua con los pies para pasar e rato.
Pero al cabo de un tiempo me aburro. Me da rabia despertarme y ver que no tengo ningún mensaje de ellos. Que no se acuerdan de mi.
Todavía alcanzo a ver a Natalia y a Lena, que se acercan de vez en cuando para ver como estoy. Pero nada más.
Ah, no estoy completamente sola. En mi trozo de barca esta Berta. Pero se que es cuestión de tiempo hasta que tenga que separarme de ella. 
Lo peor es que noto que Berta no quiere estar conmigo tanto como yo quiero estar con ella.
Creo que se piensa que me gusta. Pero no es cierto, aunque, como apartar ese pensamiento de la cabeza de una persona.
Ella es la única persona que me queda. Y la estoy perdiendo también.
Dudo mucho que esto lo vaya a leer nadie. Por eso he escrito los nombres de verdad de las personas. Y si eres una de esas personas, y ves que sabes de quien estoy hablando... Bueno, ya sabes como me siento.