Me reencontré con mi ex
Hola a todos, me llamo Teodoro. Voy a relatarles mi historia y si les aburre leer una muralla de texto, ya pueden pasar de leer esto. Estoy hecho un maldito lío y la verdad no sé si me ayudará desahogarme. No espero realmente un consejo, he tomado la decisión desde hace mucho y sé que es la correcta, pero eso no hace que este maldito sentimiento desaparezca. Comenzaré a relatarles una historia que parece sacada de esas malditas telenovelas de mi3rda. Disculpad si de repente soy soez, pero a las cosas se les llama por su nombre porque eso es lo correcto.
Llevaba 10 años de noviazgo y llevo 3 de matrimonio con mi actual esposa, llamémosle Fernanda. Tenemos una hija y vienen dos niñas gemelas en camino. Amo a mi esposa y ella me ama, y con nuestras altas y nuestras bajas espero que se pueda cumplir eso de "hasta que la muerte nos separe".
Ahora bien, entre nuestras tantas altas y bajas como había mencionado, en un club de arte conocí a una chica casi diez años menor que yo. Llamémosle Eustacia. Ya saben, la típica niñata tonta que si no pierde la cabeza es porque la tiene pegada en los hombros. En el club ya teníamos un grupo de amigos y amigas establecidos, y con ella platicaba aparte, pues nos conocimos casi por casualidad - ella no tenía sus carboncillos, y a mí me sobraban algunos ese día. Si el cielo alguna vez se dignase a obrarme un milagro, le pediría que ese día hubiese habido más tráfico del habitual para llegar tarde, o hubiese llovido, o me hubiese dejado los carboncillos en casa, y nunca haber tenido esa casualidad en mi vida que terminó convirtiéndose en una tortura medieval para mí. El caso es que la conocí por casualidad, y a partir de ese día, ella con su timidez, me buscaba para que le ayudase con cosas - que la pintura, que la mezcla de colores, que si los viniles, etc... cosas realmente que ella pudo haber conseguido por su cuenta. Realmente era y sigue siendo una chica de pocas palabras, y muy agraciada no es, con todo y con esos bellísimos ojazos azules. Maldigo el día que me perdí en ellos.
Y bueno, el caso es que poco a poco, a través de mí, ella fue integrándose a nuestro grupo de amigos en el club. Ella nos contó que estaba casada, que tenía un niño, y que su esposo era el típico patán desobligado que si tenía trabajo y techo era sólo por su propia comodidad. Nuestro grupo pasaba de desenvolverse con cosas demasiado personales, ya que evitábamos en la medida de lo posible, incluir drama alguno en nuestras coexistencias. Por simpatía, o por empatía, o por lástima, yo pasaba más tiempo con Eustacia y ella me buscaba más. A nuestro grupo le parecía "tierno" en cierta medida, y nos fomentaban que estuviéramos más tiempo juntos y a solas. Yo veía que Eustacia rehuía a ciertos chicos del club, y eso debió haber sido la señal de no inmiscuirme con ella, pero ya era muy tarde para cuando me dí cuenta. Yo trataba de apoyarla y en la medida de lo posible trataba de meterle en esa cabeza hueca que debía apechugar y continuar las cosas y arreglarlas con su esposo, pero ella decía "eso ya no tiene compostura. Planeo volver con mi madre, pero su esposo también es un cretino".
Fernanda y yo estábamos pasando en ese entonces por un mal momento, por otra amiga, mi mejor amiga, llamémosle Delia, quien era mi compañera de trabajo y también estaba en el club. Vaya, con Delia compartía cosas que no pueden compartirse con una novia sin que te mande mucho a la gran txingada directo y sin escalas. A Delia la veía como a una hermana menor, nos quisimos mucho pero por los celos de Fernanda, tuvimos que distanciarnos. A la fecha, Delia prefiere no salir conmigo pero ni a tomar un café, "no vaya a ser que Fernanda la encuentre y la asesine en el acto" según sus propias palabras. Perdí a una buena amiga y todo por no aclarar las cosas en su momento. Pero eso es otra historia. El caso es que Fernanda y yo lo dejamos por un tiempo, y en ese lapso yo me acerqué más y más a Eustacia. Era super obvio que Eustacia me traía loco, y nuestro grupo no hizo mas que fomentar lo nuestro. Al par de meses de conocer a Eustacia, le confesé que me atraía y que me gustaba, pero que respetaba su matrimonio, y que no quería con ella nada más que una bonita amistad.
... si será BURRA esta tía.
A partir de entonces, me llamaba "mi amor", me decía cosas muy lindas al oído, se me insinuaba, me decía que estaba loca por mí. Y yo, ... creído, y enamorado, me lo creí. Lo que nunca me pareció, es que lo hiciera a escondidas, cuidándose siempre "que los demás no se dieran cuenta ni se enteraran", dizque para que su marido no se enterara. Yo lo acepté, y la verdad, me parecía en ese entonces un juego, porque estaba decidido a volver con Fernanda y en ese lapso no dejé de frecuentarla ni verla, pero mi tiempo poco a poco lo pasaba más con Eustacia.
Durante ese tiempo, también conocí a otra chica del club, llamémosle Liz. Liz es la típica diva engreída y caprichosa que pensaba que todos debían estar a sus pies besando el suelo que pisaba. Ella era un año mayor que Eustacia. Platicaba con ella porque yo era el único cara dura (según ella) de aportar verdadera crítica a sus cuadros, y no andar de lame-culos de lo que ella hacía. Se ponía verde de coraje que le mostrara sus errores en vez de elogiarla, pero acababa siempre tomando mi consejo. Nos hicimos amigos, pero yo siempre preferí pasar de ella. Ella se dió cuenta de lo que había entre Eustacia y yo, y la jodía mucho a ella por eso, por mera diversión.
Dentro de nuestro propio club, había 3 chicas que tuvieron mucha relevancia en esto: Jazmín, Teresa y Abril. Jazmín era una niña, tenía 19 años en ese entonces pero tenía la madurez de una mujer de 30 años, y los pies bien puestos sobre la tierra. Teresa era una chica divorciada, de mi misma edad, con dos niños, con una personalidad muy dulce y un carácter un tanto caprichoso. Y Abril es la mujer que cualquiera desearía tener, bella hasta la punta de las pestañas, de carácter fuerte, centrada, madura, divorciada, alegre, amiguera, sobria, despampanante y derrochaba carisma, aparte de tener un talento sin par para la pintura. Abril fue quien me aconsejó, antes de dejar el club por problemas cardíacos, que me alejase lo más posible de Eustacia. Ojalá le hubiera hecho caso.
Ante todo esto, solamente Abril y Liz sabían de lo de Eustacia y yo, oficialmente y ante los demás, sólo éramos buenos amigos aunque todo mundo se diera cuenta que había algo más por las muestras de cariño tan grandes que nos dábamos. Para este entonces ya me la había llevado a la cama varias veces. Cabe mencionar que, no sé si sería su inexperiencia o su ingenuidad, pero era yo quien acababa haciendo TODO el trabajo, ella sólo se ponía en una postura y se dejaba hacer sin cooperar hasta que terminábamos. Transcurrieron dos meses, y en ese tiempo mis sentimientos hacia Eustacia estaban creciendo desproporcionadamente en un amor que jamás pensé que podría sentir alguna vez. Jazmín me buscaba mucho, me decía que yo "era su papi" y que siempre quería estar acompañándome. Abril tuvo un ataque al corazón, y tuvo que guardar cama, así que Teresa tomó su lugar como "líder moral" del grupo. Por dos meses, yo amé a Eustacia y esos dos meses me bastaron para saber que ella sería el amor de mi vida.
Pero no hay nada para siempre en este mundo. Más les vale que vayan metiéndose esa idea en la cabeza de una ... vez.
Un día, ella llegó acompañada de un señor como de unos 40 años, no mal parecido, y aunque con ropa sencilla, pulcro y arreglado en lo que su condición se lo permitía. El señor la acompañaba para todos lados, y con una mirada como de halcón, no perdía vista de todas y cada una de las cosas que Eustacia hacía. Le dije "y éste ¿de qué va?" a lo que ella dijo "es un conocido de mi marido, no tiene donde quedarse, y se está hospedando en casa. Se llama Pablo, no tiene empleo y está buscando". Eso debió haber sido otra gran alarma, y yo lo ignoré por completo. A partir de entonces, no podíamos "escaparnos" ni "escondernos" lo suficiente como para disfrutarnos el uno al otro. Ella me decía que me extrañaba pero que no debíamos despertar sospechas en Pablo para que no le contara a Jonás, el marido de Eustacia. Y yo tontamente acepté esto, pues buscaba con desesperación la manera de seguir con mis visitas clandestinas al corazón y el cuerpo de Eustacia. Me daba cuenta que esto ya pasaba de ser una simple aventura y estaba creciendo sin ningún control. Veía que venía con ellos para dejarlos y luego recogerlos otro tío, se veía menor, con facha de mecánico, y que según Eustacia, "también estaba viviendo con ellos mientras hacía arreglos a la camioneta del trabajo del marido. Que se llama Rolando".
De verdad que soy tan pendexo, jilipoyas, idiota, güey, tonto y tarado. ¿Cómo no me pude dar cuenta? Y a la vez, sabía en el fondo que algo no andaba bien.
Pues bueno, Eustacia estaba cada vez más distante, faltaba mucho al club, y yo la extrañaba horrores. Para joderla aún más, cuando buscaba sus caricias ella me apartaba, se comportaba fría. No me cogía las llamadas al móvil, y eso a mí me puso todo desesperado. Ella antes sin ningún reparo me tomaba de la mano y me abrazaba en una forma que ningún amigo lo haría, y ahora cuando lo intentaba me apartaba "que todos nos están viendo". Yo, en mi desesperación, lo conté a Teresa y a Liz, quienes hacían lo posible por consolarme, y me daban un buen consejo: "aléjate y déjala, es lo mejor para tí". Pero mi corazón terco no quiso escuchar.
Y un día, Eustacia vino al club, y me llamó aparte. Ya saben con ese tono. Y yo fui, como res al matadero. Ya sabía lo que me iba a decir. Pero no me lo esperaba que fuera tan grave, ni tan fuerte. Que no le había bajado la regla y tenía más de 15 días de retraso. Le pregunté que qué estaba pasando:
-"Si te digo, ¿me prometes que no te enojas?"
La ... madre... ¿qué puedes contestar a eso, en esta situación? Sólo alcancé a decirle
-"¿por qué lo hiciste?"
Y ella me salió con una historia tan increíblemente pueril, ... es más, ni un infante te podía decir semejante mentira tan obvia. Yo simplemente dije:
-"Fue Pablo, ¿verdad?"
Y ella dijo:
-"No sé si fue Pablo o Rolando"...
Me quise morir en ese instante. Salí del club de pintura sin despedirme de nadie, sin hablar con nadie, sin tomar mis pinturas ni mis útiles. No recuerdo cómo llegué a casa. Y ni una llamada. Nada. Sonó el móvil. Era Teresa.
-"Te dejaste tus cosas acá. ¿Qué ha pasado?"
Haciendo el máximo esfuerzo para no derrumbarme, le dije:
-"¿Me las puedes guardar? Tengo unos imprevistos y no creo poder darme la vuelta por ahí en unas semanas..."
Bendita, o maldita, intuición femenina. Ella sabía que algo pasaba. Tuve que contarle todo. Ella estaba hecha una furia. Le pedí que no hiciera un escándalo, y que continuáramos nuestro grupo del club como si nada. Ella me decía como yo era demasiado para Eustacia, que no debía siquiera volverla a llamar, y se comparó con ella, para hacerse ver que ella era cien mil veces mejor. Estuvimos al teléfono 4 horas, hasta que se me murió la batería. Platicamos mucho y de muchas cosas, creo que era la primera vez que dos personas del club nos abríamos tanto una a la otra. Toda la semana siguiente no fui al club.
Un par de semanas después, me sonó el móvil. Era Eustacia.
Me llamaba para pedirme que la llevara al hospital. Su esposo se había enterado, y la había golpeado muy fuertemente, y fui por ella para llevarla al hospital. El cabronazo no estaba en casa, había salido que's que pa'l trabajo, y ella estaba muy mal. Era más que obvio que el tipo la había golpeado para hacerla abortar. Yo estaba tan preocupado de llegar a tiempo al hospital. Ella estaba bien. El bebé estaba bien. Pero ella debía quedarse en observación.
-"Debes denunciarle" - Le dije.
-"No puedo. Él es quien trae el dinero a casa" - fue su respuesta.
¿¿Qué mierda?? No podía creer lo surreal del asunto. ... yo quiero ir a casa de un puñetero perdedor a que me mantenga y como pago de su hospitalidad, follarle a la esposa. En eso él apareció. Cerré los puños, listo para arrancarle la crisma y re-injertársela en el orto.
-"Teodoro, vete"- me dijo Eustacia.
-"¿Vas a estar bien?"- le pregunté sin quitarle la vista al maldito.
-"Vete, no quiero más problemas. Vete."
Me fuí sintiéndome tan miserable. En el club de pintura, Liz y Teresa, cada una aparte, me buscaban para consolarme. A Teresa le contaba todo. A Liz, como ella era diva, sólo platicábamos de nuestro trabajo y de pintura. Liz me contaba sus problemas y sus cosas. Teresa me platicaba sus sentimientos. Era surreal esto también, dos chicas tratando de conquistar mi corazón herido, y yo ... cegado y enamorado de aquella maldita ...
Y así pasaron seis meses. Seis meses de mierda. Seis meses esperando que Eustacia se apareciera por el club de pintura. Seis meses enterándome de lo poco que la conocía. Que el tipo que ella evitaba estaba saliendo con ella, y dejó de hacerlo cuando aparecí yo. Que se lió con los ex-esposos de su madre y por eso no vivía con ella. Que ella prefería seguir al lado de ese maldito perdedor de su esposo que resolver las cosas.
Hasta que sucedió la gota que derramó el vaso.
Llegué al club de pintura, y ahí estaba Pablo, esperando. Me extrañó verlo, medio me saludó como quien saluda a un vecino con quien no se tiene mucho trato, elevando su vista de halcón, buscando entre la gente que pasábamos por la entrada. Yo iba entrando a mi grupo, y ví que él se adelantó hacia la entrada. Escuché un ajetreo afuera. Salimos a ver qué sucedía.
-"¡Suéltame!"- Le decía Eustacia a Pablo. "¡Todos nos están mirando!"
-"¡Pero yo te amo!"
Y ella sólo se zafó y salió de ahí. Fue la última vez que la ví. Fue entonces cuando me dí cuenta que lo que yo me había hecho eran expectativas, esperanzas y anhelos totalmente falsos. Estuve por un par de días marcándole al móvil para hablar con ella, pero no me lo cogía. En ese tiempo, Liz se preocupó tanto por mí y me consoló tanto, que no pude sino desear que Eustacia fuera como Liz. No me quedó más remedio que terminar nuestra relación por correo electrónico, reprochándole todo.
Pero el asunto todavía no termina.
Continué asistiendo al club de pintura. Empezé poco a poco una relación con Liz. Teresa me declaró sus sentimientos, pero la rechacé primero porque ya estaba en una relación con Liz, y segundo porque es una chica muy posesiva. Me dolió mucho perder su amistad en ese entonces, porque se enojó tanto que me reclamó mil cosas, y a mí me molestó mucho que sin tener NINGÚN derecho sobre mí se me pusiera exigente. Nos dejamos de hablar. Nuestro grupo terminó disolviéndose sin el carisma y el magnetismo de Abril, pero ella tenía que atender a su salud. Liz era demasiado locuaz, y no tenía miramientos de tenerme con ella y pregonarlo a todos lados. Si tuviera que decir quién ha sido la persona que más me ha amado en la vida, respondería sin lugar a dudas, sin chistar, sin pensarlo siquiera, que fue Liz. Ella era casi perfecta, era apasionada, era toda una locomotora al momento de hacer el amor, por mucho la mejor amante que he tenido, me dejaba exhausto y seco jajaja, me hablaba y me atendía, me comprendía, era como si leyera mi mente, me cuidaba, me mimaba, pocas veces si es que alguna discutíamos, sus padres me adoraban, teníamos una comunicación increíble y una química tremenda e inigualable.
Pero insisto, ella era casi perfecta, sólo por un pequeño, diminuto, casi imperceptible detalle: Liz NO ERA Eustacia. Al final, tuve que confesarle que todavía no podía superar lo de Eustacia y que me dolía mucho compararla todo el tiempo, y ver que Eustacia no me quería tanto, que no me mimaba, que ni siquiera me escribía o me hablaba, que en fin, todo lo que hubiera deseado, todas y cada una de las palabras que Liz me dijo, hubieran sido perfectas si tan sólo vinieran de Eustacia y no de Liz.
Y para rematar con "broche de oro":
Durante TODO este lío, seguí haciendo la lucha con Fernanda. A veces nos veíamos, y acabábamos en la cama. Un buen día, Fernanda me dice que todo ha terminado definitivamente entre nosotros, y que no me quiere volver a ver nunca. Estuve en contacto esporádico con ella, y un buen día me dice que tiene tres meses de embarazo. Que yo soy el padre. Y yo no me lo podía creer, le pedí una prueba de paternidad, que lo confirmó.
Así que le conté esto a Liz, y terminé con ella. Ella se fue, me insultó, me dijo mil cosas espantosas, y no la culpo. A la fecha no me coge el móvil y no me responde los e-mails. Si me odia, es comprensible. Y me arrepiento mucho de haber iniciado una relación con ella. Porque ella se merece a alguien que esté a la altura de todo ese cariño que supo dar y que yo no pude corresponder. Le hice perder el tiempo y me arrepiento mucho. Ella me amó más que a nadie. Nunca jamás en mi vida volveré a encontrarme con nadie que me quiera pero ni la mitad de lo que Liz me quiso. Y aún así, no la extraño, y si la trato de contactar, es sólo para devolverle algunas cosas que me dejó.
Con Eustacia... bueno, a veces le escribía por e-mail, y me contestaba... como dos meses después. Respuestas de menos de 10 palabras. Nada que ver con los verdaderos poemas y las auténticas historias que Liz me escribía. Un día le dije que si quería pasaba a verla a su casa. Desde entonces, nunca más tuve contacto con Eustacia.
Dejé el club de pintura. Ha pasado casi dos años de eso. Ayer me dí la vuelta, y me reencontré con Teresa. Que está embarazada y comprometida con su nuevo novio, lo cual me da mucho gusto y me alegro por ella. Se disculpó conmigo, me dijo que no me guarda rencor, que aún me ama pero que prefiere a su nuevo novio. Le dije que no le guardo rencor, que le deseo lo mejor, y somos amigos de nuevo. Nadie ha vuelto a ver a Liz, y nadie extraña a La Gran Diva. Jazmín se distanció y con el paso del tiempo dejó de ir al club, tan pronto se enteró del asunto. He recorrido los viejos salones, los viejos pasillos de la academia, y cómo me gustaban esos cristales translúcidos.
Y en eso veo bajar, a paso lento, como un fantasma, una chica que antes estaba tan delgada que se le veían las costillas, ahora con unas cuantas carnes de más. Un cabello castaño ahora rubio y sin matiz. Unas ojeras muy marcadas adornando los bellos ojos azules que me hicieron perder la cabeza y dejaron mi corazón roto en cien mil pedazos.
Miles de veces, durante tantos días durante estos 3 años, fantaseé qué es lo que iba a decirle cuando nos volviéramos a encontrar. ¿La mandaría a la mierda? ¿La aceptaba de nuevo? ¿Le causaba dolor? ¿Me vengaba de ella?
Y ví unas lágrimas calladas rodar por esa cara vencida por el cansancio, y no pude sino caminar hacia ella, abrazarla, y darle un beso de amor que es lo único que mi idiota corazón puede sentir. Pero así como aquel alpinista tuvo que rebanarse el brazo atrapado por un peñasco en el desierto, así yo también tengo que extirpar mi corazón para poder continuar mi vida sin volver a ser un hombre completo, si es que quiero vivir.
Y en menos de 30 minutos, nos hemos puesto al corriente. Que está en proceso de divorcio. Que regresó a casa de su madre sobreprotectora. Que no ha vuelto a estar con nadie más desde entonces. Que ha cambiado mucho. Que me ha extrañado mucho. Que me ha pensado mucho. Que me sigue queriendo. Que me ama.
Y me da tanto dolor reconocer que no le creo ni la mitad de sus palabras. Que ya no confío en ella. Que mi corazón la ama, pero que no siento esa pasión y esa locura que alguna vez sentí. Hemos quedado de volver a vernos otro día, me ha dado su nuevo móvil. Quedamos de vernos el siguiente fin de semana, que porque no tardaba su mamá en pasar a por ella.
Pero he tomado la decisión desde hace mucho y sé que es la correcta, pero eso no hace que este maldito sentimiento desaparezca.
De mi experiencia, sólo puedo concluir esto, para que ustedes lo sepan y lo apliquen siempre que puedan, aunque yo sé que NADIE escarmienta en cabeza ajena:
1. Nunca digas "te amo" sin sentirlo.
2. Nunca empieces una nueva relación si todavía no superas la anterior.
3. Cuando las cosas no funcionan, por mínimo que sea, es preferible dejarlo y pasar por un periodo corto con un dolor breve, que dejar que las cosas crezcan sin control como una gigantesca bola de nieve que destruye todo a su paso.
4. A veces es necesario dejar pasar el tiempo para sanar. Yo no he sanado, desde hace más de un año que sé que sanaré, pero es una mierda estar esperando. Pero algún día la espera acabará. Y eso me da esperanza.
5. A lo hecho, pecho. No hay forma de deshacer el pasado, así que hay que pensar lo que se hace hoy y como repercutirá mañana.
6. Procura conocer muy bien y saber quién es tu pareja, porque es horrible el desengaño cuando uno está enamorado.
7. Dicen, y me temo mucho que están en lo cierto, que al final en la vida de un hombre, sólo hay tres mujeres en su vida: la que él quisiera haberse casado con ella, la que él debió haberse casado con ella, y la que con él se casa. En mi caso, fueron Eustacia, Liz, y Fernanda.
Y la próxima vez que vea a Eustacia, con todo el dolor y amargura de mi corazón, tendré que ir con la espada desenvainada, porque esto no tiene otra solución.
Así es esta pinche vida.
Gracias por leerme.
Ver también
Hola
Estoy completamente anonadado es una gran historia la verdad todo ser humano se equivoca, tus puntos son realmente acertados, sea como sea tu historia se lleva todo lo que e visto en este foro proveniente de hombres...
estoy anonadado ni siquiera se que decir... pero la ley completa seria una pena que no comentara después de todo lo que escribiste... buena suerte espero que el tiempo dicte lo mejor para ti!!
atte
Edo Elric
Hola
Estoy completamente anonadado es una gran historia la verdad todo ser humano se equivoca, tus puntos son realmente acertados, sea como sea tu historia se lleva todo lo que e visto en este foro proveniente de hombres...
estoy anonadado ni siquiera se que decir... pero la ley completa seria una pena que no comentara después de todo lo que escribiste... buena suerte espero que el tiempo dicte lo mejor para ti!!
atte
Edo Elric