Tu madre no te odia.
Tiene dolor, no odio.
Entiendes, al parecer, la gravedad de tus actos. Debes entender también cómo llegaste a actuar así, quizá sin pensar, para reparar primero lo necesario en ti. Deberás pedirle disculpas y comportarte de otra manera y mostrar que verdaderamente has cambiado. Deberás reparar el daño y la relación.
Tu madre te ama.