Hace como cosa de un año que nos conocimos. Y no hemos pasado de un hola o adios. No hemos intercambiado más. Primero no pude, después no he querido. Por otras experiencias lo último que buscaba era alguien en el trabajo. Pero ya sabéis que la vida o el destino o lo que sea o como se llame, no tiene por qué respetar lo que uno quiere...
A lo primero no me llamó la atención, bastante tenía yo con adaptarme al puesto de trabajo. Empecé a fijarme cuando me dí cuenta que su forma de mirarme era distinta. Muy distinta. Directa, penetrante. Sentía que atravesaba mi cuerpo. Pensaba realmente que si le mantenía mucho tiempo la mirada conocería mi más profundo interior. Asustaba pero también me hacía sentirme muy viva. Todo mi cuerpo se revolucionaba. El corazón me daba un vuelvo. La respiración entrecortada y la sangre como helada. Todo esto con sólo un instante de su mirada. De un hombre que no conozco, que no sé cómo es, cómo habla, cómo piensa o cómo siente. La verdad es que pocas veces sentí que alguien se interesara tanto por mí. De hecho, creo que nunca nadie que me interesara me miró así.
A lo primero sentí pánico, a que se acabara si nos conocíamos más allá. En concreto a que dejara de mirarme igual tras conocer cómo soy. Pero inevitablemente, pese a mi temor, no pude alejar de mí las ilusiones y las esperanzas de que fuera el amor de mi vida. Por fín. El amor de mi vida.
A los seis o siete meses de esto, sentí un pánico distinto. Me enteré que estaba casado, con dos hijos pequeños. Y fui desde un sentimiento de autocrítica por no haber sido más observadora, a un sentimiento de crítica hacia él, culpable de crear espectativas en mí, con sus miradas, que nunca podrían llegar a cumplirse.
Con qué derecho la gente que tiene pareja estable se permite el lujo de flirtear con una tercera persona¿. Cuidado con esas miradas que juegan con los sentimientos de las personas. Pueden hacer mucho daño.
A partir de conocer esto, nunca he pensado que dejará a su mujer, y he decidido evitar cualquier contacto visual. A riesgo de parecer lo más antipático que hay en este mundo me he determinado por evitar en la medida de lo posible tener que saludarle.
No me gustaría por nada del mundo que se destruyera su matrimonio, sobre todo por sus hijos (que no conozco). Pero aquí sigo presa en un castillo de aire construido con sólo un instante de una mirada de un hombre que no conozco. Y si releo lo que he escrito hasta aquí me siento con 31 años, una niña de nueve.
Creéis que el amor se acaba? siempre?
Pediría perdón por explayarme tanto, pero supongo que nadie habrá llegado hasta aquí para leer mis disculpas
Sólo quería desahogarme.
saludos a todos