Si fuera así de fácil
TODOS somos unos retorcidos. Pensamos en nuestra dignidad, nuestro orgullo... nuestro... NADA. Lo que tenemos es PÁNICO, no miedo, PÁNICO de ser menos, de que no nos respeten. Vivimos poniendo a prueba a los demás. No soportamos que nos pongan a prueba... Por eso, lo mejor, es centrarse en uno mismo, no desviarse del camino, hacer lo que hay que hacer con nuestras responsabilidades. Eso sí es mágico, es lo único que podemos hacer. Lo he descubierto después de haber pasado y exigido mil pruebas, y después de haber dejado de hacer lo que tenía que hacer. Y cuando hacemos lo que hay que hacer, es muy fácil soportar las idas y venidas de nuestro corazón y del corazón ajeno. Así de simple, sin retorcimientos.