Suelo oscilar entre la alegría y la tristeza de forma más marcada que la mayoría y es algo muy complicado de controlar. Soy conciente del problema y por suerte mi esposo trata de escucharme y entenderme lo más que puede pero es complicado y lo entiendo.
Cuando estoy en la fase maníaca me pongo muy inquieta, incluso llego a molestar a las personas, es como si no supiera que hacer con tanta energía hasta el punto de no dormirme con facilidad.
En la fase depresiva las cosas son mucho peores pues tengo que obligarme a levantarme de la cama, a abrir la puerta para ir a trabajar y a veces en la mitad de la calle se me salen las lágrimas y siento mucha verguenza, siento presión en el pecho y en los momentos mas graves intentos suicidas o de agredir a alguien mas.
Alguna vez consulté un especialista y me envió un antidepresivo pero me sentía como atontada todo el tiempo.
La mejor solución que encontré fue tomar conciencia de mi problema, saber que no soy la única que padece estos trastornos y saber que por muy molesto que sea estar subida en esta montaña rusa de emociones, todo lo malo pasa y tengo gente a mi alrededor que me ama y a quien amar.
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