Sacarme de mi alucine, porfa!

Mi pareja ya dejó de serlo hace unos tres meses.

Os cuento el proceso de "entrada-salida" porqué necesito opiniones. Yo sigo alucinada.

Nos conocemos desde hace casi 20 años, hemos trabajado codo con codo durante un tiempo, he sido amiga suya, incondicional, amiga de sus parejas, le he prestado mi hombro después de cada ruptura (ellas siempre le echaban de casa y yo me preguntaba por qué tenía tanmala suerte un hombre como él (cariñoso, amable, guapísimo, educado).

Después de cada ruptura, él se largaba a otro continente y allí, como sin querer, siempre encontraba otra pareja con la cual rompia al cabo de unos tres años (ella le echaba). Él nunca ha roto nada. Ni un plato....

Hace tres años ahora (diciembre 2003), él llegó del otro continente donde hábía fracasado rotundamente, tanto en lo afectivo como en lo profesional (esto último, resultado de un proyecto delirante e irrealizable). Estaba abatido, deprimido, sin querer salir al mundo. Yo estaba dolida con él porqué me había ocultado que tenía otra relación como la nuestra (amistad, sexo, complicidad, etc.), en otro país... y en otro... Lo descubrí todo de manera casual, y fue muy traumático.

No obstante, viéndolo tan desvalido, viendo que su familia no quería saber nada de él, y estando yo tan enamorada de él...acepté que se instalara en mi casa, a petición suya. Le cuidé y le mimé como nadie. Él me repetía una y otra vez que me amaba y yo, recelosa al principio, acabé creyendo que quizá esta vez sí.

Se ajustó a mi forma de vivir la vida, tranquila, y rechazaba de pleno contactar con su mundo. Decía que conmigo le bastaba. Yo intuía que además le asustaba afrontar tal cantidad de fracasos con los amigos.
Pero realmente sus ojos no mentían cuando decía te amo y cuando se desvivía por complacerme.

Al poco tiempo, vinieron mis crisis de ansiedad (estrés laboral) y empecé a somatizarlo. Pasamos juntos un viacrucis de médicos y él estuvo constantemente a mi lado. No quiero desmerecer su dedicación, que agradezco profundamente, pero no hay que olvidar que él estaba sin ocupación alguna y con ganas de hacer algo por mi, ya fuera por gratitud, por demostrarme que realmente me quería o por demostrarse a sí mismo que podía hacer las cosas de otra manera viviendo en pareja.

Esto favoreció que ocuparse de mí fuera su motor principal y que además le hacía sentirse útil.

Yo le amaba, le adoraba y hacia lo imposible por acallar la vocecita interior que me decía "ten cuidado, puede que cuando se sienta fuerte, no se comporte ya asi. Puede que sufras, pequeña".

Me estoy alargando. Durante los tres años que hemos convivido, viví en diferentes ocasiones, situaciones de marcada hostilidad y crueldad por su parte; ganas de humillarme porqué si (rechazar ostensiblemente un regalo mío, por ejemplo, y por dos veces). Lo mismo le he visto hacer con otros miembros de su familia, a los que sabe frágiles y vulnerables. Y esto es feo, muy feo.

Empecé a preguntarme "qué hace una mujer como yo con un hombre como este"... Pero seguía amándole.

Hasta que, bien sea por sus propias inseguridades internas, bien por su incapacidad de enraizarse en una relación y en un lugar geográfico (toda su infancia es una historia de enraizamiento constante debido a circunstancias que no vienen al caso), bien porqué al marcar yo como una de mis mayores prioridades el poder disfrutar de mi nieto (una vez a la semana!), bien por... no sé, ni idea, pero el caso es que empezó a machacarme verbalmente, a atosigarme y a humillarme (en público y en privado). Y cuando yo me defendía, resulta que yo era una persona agresiva... Un maltrato psicológico, vamos, donde me faltó al respeto en numerosas ocasiones.

Me estaba haciendo mucho daño. Creí volverme loca. Tenía la ansiedad totalmente descontrolada.

El psiquiatra que me atiende dijo que era indispensable que él cambiara de actitud ya que, de otra manera dificílmente se puede vivir en esta dinámica y mucho menos yo, con mi elevado grado de ansiedad.

El cambio de actitud no se produjo, para nada, lo que sí pasaba es que yo iba incrementando mis dosis de tranquilizante...

Cuando ya no pude más, en un arranque de desesperación, le pedí un tiempo de distanciamiento porqué yo me sentía al borde de la locura y no sabía ya ni lo que me hacía. Mi estado se estaba agravando por momentos. No había ningún gesto de cariño por su parte. Cuando yo le decía "pero qué se ha hecho del hombre que se desvivía por mi?" me contestaba, brutalmente,, "no existe!!!".

Durante nuestra convivencia, nos habíamos acostumbrado a llamarnos mucho cuando no estábamos juntos, por cualquier tontería o simplemente para decirnos "te amo". De repente, mis llamadas pasaron a ser "un control" ??? Dejé de hacerlo, pero me humilló que me dijera eso.

Me humilló y atacó mi dignidad, gritándome en público, delante de mi hija (a la que insultó), mofándose de mis valores, de mi forma de ir por la vida, etc.

A ver si no es para no entender nada: de tener un caballero al lado, a encontrarse de repente con un energúmeno. Ya me direis si no es para preguntarse qué diablos pasa en su mente.

Quería, y quiero, encontrar una explicación a su extraño comportamiento, conmigo y con otras parejas. Lo hablé incluso con un miembro de su familia y me dijo que era ciclotímico pero que nunca quiso reconocerlo ni tomar medicación. Que la había tomado durante un tiempo, pero después lo dejó.

Le propuse ir a un psicólogo de pareja, y su respuesta ya lo dice todo... "ahora no!, ni hablar! en todo caso más adelante... veremos..."

Y, a partir del momento en que cruzó la puerta de mi casa... si te he visto no me acuerdo. Según él porqué está muy dolido porqué "le eché de casa"!!! y porqué no hice nada para salvar la relación!!! Y estoy segura de que sufre realmente... y sigue sin entender nada de nada.

Alucinante.

Este ciclo: rotura de pareja, cambio de pais, nueva pareja, rotura, cambio... etc. se lo he visto repetir unas cinco veces.

Transcurrido ahora ya cierto tiempo (tres meses), y mirándolo con menos acaloramiento, me pregunto si lo que ocurrió no fue que él ya necesitaba un cambio en su vida (es a lo que está acostumbrado desde pequeño), y, consciente o inconscientemente, fue poniendo las cosas de tal manera que la situación explotó.

O si, como dice una amiga mía, es simplemente un hombre al que le gusta ir de víctima y aprovecharse de las mujeres-hadas. Un vivales, vamos!

Ahora, sólo de pensar que en cualquier momento me puede llamar me da un yuyu... No quiero saber de él, aunque de vez en cuando un enorme ¿POR QUË? se instala en mi mente y dispara mi ansiedad.

No sé qué pensar de él. Sólo sé que tengo que mantener la distancia, que ya es algo.

¿Alguien quiere opinar?
Gracias por vuestra ayuda.