Han pasado ya diez meses desde que me pediste tiempo para pensar y ocho desde que fuiste capaz de dar la cara para decirme que no deseabas continuar. Sin más motivos que hacerme creer que sencillamente ya no sentías lo mismo.
Ha sido un largo camino en el que he experimentado toda clase de sensaciones y sentimientos que iban desde la rabia y la impotencia hasta la más absoluta de las tristezas.
Sorprende descubrir el modo en el que se puede poner punto final a 8 años de relación (4 de convivencia).
Inquieta el modo en el que se transforma la persona amada prácticamente de la noche a la mañana.
Duele ir descubriendo poco a poco la verdad. Saber que te has fijado en otra persona. Que esa complicidad que existía entre nosotros ahora se ha transformado en desconocimiento. Que el deseo se ha convertido en necesidad. Que conmigo solo habías pasado a sentir seguridad y cuando esta se ha visto truncada por las circunstancias, nada de lo vivido ha sido suficiente para seguir viendo en mi mirada todo cuanto te seguía deseando. Has preferido crear tu propia historia, aquella que te permitía seguir adelante con ese torbellino de sensaciones que esa nueva persona te estaba produciendo y que un día cuando juntos descubrimos el amor y el sexo también experimentaste conmigo. Muy atrás quedaban ya esas sensaciones y las ganas de volver a rescatarlas en mí.
Ahora entiendo que conmigo sencillamente decidiste descubrir y experimentar, pero no te enamoraste del mismo modo que lo hice yo.
Me pediste tiempo porque no sabías como decir a una persona que sabías te lo había dado todo, que ya no sentías nada. Imagino que ni siquiera tu comprendías que te estaba pasando pero que tenías claro que querías disfrutar esas sensaciones que estabas experimentando sin pensar más allá del deseo que experimentabas.
No sirve de nada que siga torturándome sobre que pude hacer mal. Sencillamente lo hice cuanto mejor sabía.
He descubierto que soy capaz de amar a alguien sin condiciones de ningún tipo más que ser correspondido. De respetarla y mantenerme fiel pese a que en el camino pueda haber tantas distracciones como personas hayan.
Se encontrar en la otra persona lo que la hace especial respecto al resto y merecedora de mi respeto, deseo y complicidad. Eso creo que solo lo da la madurez y tu me has demostrado ser muy poco madura en el modo de valorar tan a la ligera nuestra relación y de apartarme a un lado como el estorbo que finalmente he resultado ser para tus nuevos deseos.
Atrás quedan ocho años en los que te apoyé personal, sentimental y económicamente. Un tiempo que se ha desintegrado y que me demuestra que las cosas se deben vivir con la intensidad del momento que ya no se puede volver a disfrutar.
De nada sirve ya lamentarse por no haber luchado por lo nuestro porque sencillamente ya no sentías igual que yo.
Pasado el tiempo y con las emociones más calmadas me hubiera gustado que te sentaras conmigo, pues en todo momento considero me mostré dialogante, para explicarme como te sientes respecto a mí. Me calmaría saber que en alguna parte de ti te ha dolido comportarte del modo que lo has hecho. Que no eres tan fría e insensible como te has mostrado al final de nuestra relación. Saber que ocurrió realmente porque el silencio al que sumerges a la otra persona cuando no vuelves a dar la cara casi logra volverte loco.
Necesito perdonarte para poder continuar y no seguir torturándome con que podía haber hecho diferente para que siguieras a mi lado. Sencillamente porque no podía hacer nada. He sido yo en todo momento con mis virtudes y defectos.
Durante este tiempo me he dado cuenta que yo si soy capaz de amar alguien. Cosa que va mas allá de enamorarse.
Al final todo es un proceso que llevado con madurez, cuando va pasando el tiempo, ahora ya 10 meses, te vas dando cuenta que lo que creías eran tus limitaciones cuando has sido dejado, te das cuenta que en el fondo, si eres buena persona y has amado de verdad, quien estaba a tu lado no ha sido capaz de valorarlo y darse cuenta.
Te sirve para abrir los ojos y ganar autoconfianza. Algo que hace 10 meses no creía posible y que, repito de forma constructiva y sin prisas, se sale del pozo y con unas perspectivas muy diferentes a cuando caíste.
Ha sido una larga travesía y se que aún queda camino pero ver como te recuperas te hace sentirte más fuerte ante futuras relaciones.
Mostrar más