La amistad existe.
Cada relación es diferente, cada amistad es diferente. A veces necesitamos, a veces nos necesitan, a veces estamos en posición de dar más o de dar menos. Por lo general no tenemos necesidad de estar dando o recibiendo sino simplemente compar!@#*!s el momento.
Hoy me toca platicar con teléfono con mi mejor amiga. Hablamos de todo, de negocios, de arte (nadie tiene la preparación, confianza y sinceridad combinada que tenemos para analizar nuestras creaciones). Desde luego también hablamos de problemas, de miedos, nos hacemos reir, recetas de cocina, costura...
Hoy recibí aviso de un amigo no tan ín!@#*!, su madre ya salió de terapia intensiva. Estoy contento, pidió alguna ayuda y pude dársela.
Le estaré dando lata a otra amiga para que atienda un bultito en su busto y no deje pasar tiempo, estoy seguro que a pocos se lo ha platicado.
Esta amiga nos organizó para ayudar en los úl!@#*!s gastos del hijo de otra amiga y siempre que alguien del grupo necesita ayuda nos organiza, nos cuida a todos y protege a cualquiera cerca de ella.
Reciéntemente fui al teatro con la amiga que necesitó la ayuda mencionada en el párrafo anterior.
A mi mejor amigo lo veo muy pocas veces, pueden pasar años, pero siempre nos sen!@#*!s como si nos hubieramos visto ayer. Hace poco fui a la boda de su hija que me considera su tío.
Son con quienes más salgo actualmente, su ayuda, compañía, apoyo y consejos fueron especialmente valiosos en mi divorcio que ocurrió hace poco más de un año.
Hay un amigo del grupo que se mantiene alejado... Hasta que fracasa su relación amorosa y nos busca, siempre lo recibimos con gusto.
De los que he hablado los conozco hace más de cuarenta años. No siempre hemos sido tan unidos. Somos compañeros de vida y la vida, como si fuera marea, a veces nos aleja y a veces nos acerca.
Escribo esto porque los comentarios que leí (no leí todos) dicen que no existe.