Después de siete años de relación y dos conviviendo juntos, mi novia me ha dejado. Volví del gimnasio y me encontré una nota, y hoy mientras trabajaba, ha venido y ha dejado el piso medio vacío.
Escribo aquí para demostrar que los hombres, como las mujeres, son repudiados. Quizá mi historia pueda ayudar a alguien.
Éramos una de tantas parejas que empiezan. Yo tenía 21 años y ella 19. Nos queríamos y nos entendíamos bien. Teníamos nuestro lenguaje de pareja, como tantos otros. Con el tiempo, decidimos irnos a vivir juntos, en parte para ayudarla a salir de su casa, donde no se encontraba a gusto. Compramos un gato, un conejo y plantamos lentejas. Era nuestra familia.
Un día, decidió que Empresariales no era lo suyo y empezó Historia. Y empezó el fin. Gente nueva, a mi entender poco recomendable, que salía y bebía demasiado, entre otras cosas poco positivas. Empezó a salir día sí, día no (los que no salía por resaca). No nos veíamos. Dormía en el sofá y me pedía disculpas continuamente por llegar a la mañana siguiente como una cuba. Aún así, yo aguantaba por amor. Por la chica que una vez fue. Una chica cariñosa e inteligente, que me hacía reír. Teníamos grandes planes de futuro, sueños juntos.
Y el lunes se fue. Cambió una vida de estabilidad, de amor, de proyectos de futuro y facilidades por vivir sola, saliendo diariamente, bebiendo hasta vomitar con gente adicta a las drogas, sin vida más allá del bar de la esquina. No puedo entenderlo, la verdad. Prefirió la autodestrucción en soledad, y no sé en qué pude fallar. Según ella, en nada. No tiene nada que reprocharme. Ni siquiera ha querido enfrentarse a mí.
De verdad, no lo puedo entender.