Foro / Psicología

SOBREDOSIS DIAZEPAM

Última respuesta: 1 de noviembre de 2019 a las 2:07
S
safah_18745730
30/10/19 a las 23:40

Hola, tengo una pregunta: cuántos comprimidos de diazepam se tiene que consumir para tener una sobredosis y morir? Es para saber

Ver también

L
lobna_18466304
31/10/19 a las 11:51

¿Por qué quieres morir?
¿Qué es lo que te sucede realmente? ¿Por qué tienes ese vacío? ¿Qué necesitarías para llenar ese vacío de lo que parece ser una existencia vacía en la que la vida ya no te atrae?

Sobre todo si puedes acude a un profesional de la psicología para que te ayude a superar todo esto. Pero sobre todo busca apoyo en tu entorno para salir de esa realidad que te ahoga y que te absorbe la vida.

 

S
safah_18745730
31/10/19 a las 18:08
En respuesta a lobna_18466304

¿Por qué quieres morir?
¿Qué es lo que te sucede realmente? ¿Por qué tienes ese vacío? ¿Qué necesitarías para llenar ese vacío de lo que parece ser una existencia vacía en la que la vida ya no te atrae?

Sobre todo si puedes acude a un profesional de la psicología para que te ayude a superar todo esto. Pero sobre todo busca apoyo en tu entorno para salir de esa realidad que te ahoga y que te absorbe la vida.

 

No hay nada que pueda resolver, lo he intentado ya y no puedo más, los errores del pasado no se pueden enmendar. Gracias de todas formas

L
lobna_18466304
31/10/19 a las 18:20
En respuesta a safah_18745730

No hay nada que pueda resolver, lo he intentado ya y no puedo más, los errores del pasado no se pueden enmendar. Gracias de todas formas

¿Errores? Debes ir a un psícologo cuanto antes.
Los errores no pueden determinar tu vida, seguro que hay algo que puedas hacer.

H
hayley_721769
1/11/19 a las 2:07

¿Vale la pena vivir?
DIANA es una joven inteligente, simpática y sociable. Pero detrás de su encantadora sonrisa se esconde una profunda tristeza que la deja sintiéndose inservible por días, semanas y hasta meses. “No pasa un día sin que piense en morirme —dice ella—. Estoy convencida de que el mundo sería un mejor lugar sin mí.” Aunque Diana dice que jamás se quitaría la vida, a veces no encuentra razones para seguir viviendo. “Mi mayor deseo es tener un accidente y morir —añade—. Para mí, la muerte es una amiga, no una enemiga.” Muchas personas se sienten como Diana, y algunas de ellas han pensado, o incluso intentado, terminar con su vida. Sin embargo, de acuerdo con los expertos, lo que realmente buscan estas personas no es acabar con su vida, sino con su sufrimiento. Creen que tienen razones para morir, y lo que necesitan son razones para vivir. ¿Vale la pena seguir viviendo? Veamos tres razones que muestran que si.

LO QUE PUEDES HACER Sé objetivo. ¿Qué puedes hacer si alguien te llama la atención y te empiezas a enojar? Haz una pausa, controla tus sentimientos e imagina que eres tú quien está corrigiendo a alguien por lo mismo que tú hiciste. Puede ser a tu hermano menor, por ejemplo. ¿Entiendes mejor por qué te están regañando? Ahora regresa a la situación e intenta verla desde el punto de vista de la persona que te está llamando la atención. (Principio bíblico: Eclesiastés 7:9.) “A veces te molestas tanto que se te olvida que la intención de la persona no es herir tus sentimientos, sino ayudarte a mejorar.” 

Se dice que el suicidio es “una solución permanente a un problema temporal”. Aunque le cueste creerlo, las situaciones angustiosas —hasta las que parecen estar fuera de su control— pueden ser temporales o mejorar inesperadamente. (Vea el recuadro “Sus circunstancias cambiaron”.) ¿Y si la situación no cambia? De todos modos, lo mejor es hacerle frente, pero poco a poco. Jesús aconsejó: “Nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia [angustia]” (Mateo 6:34). Tal vez esté enfrentándose a una enfermedad crónica, el fracaso de su matrimonio, la pérdida de un ser querido u otra circunstancia irremediable. ¿Qué puede ayudarlo en esos casos? Aceptar que hay cosas que no puede cambiar y concentrarse en las que sí puede cambiar, como su manera de enfrentarse a las dificultades. Así podrá ver la situación desde un ´ ángulo más positivo (Proverbios 15:15). Quizás encuentre otras formas de manejarla en vez de pensar en soluciones drásticas, como el suicidio. Al final, verá que es posible controlar, hasta cierto grado, circunstancias que parecían incontrolables (Job 2:10). RECUERDE: Si un problema le parece demasiado grande, trate de superarlo poco a poco. Es como subir una montaña: hay que hacerlo paso a paso. QUÉ PUEDE HACER: Hable con un familiar o un amigo sobre su situación. Tal vez ellos puedan ayudarle a verla con más equilibrio .

Quizás crea que no hay mejor remedio para sus dificultades que la muerte. Pero sí existe ayuda, y está a su alcance. La oración. Orar no solo sirve para sentirse mejor; tampoco es el ´ último recurso en una situación desesperada. Es el medio para comunicarse con Dios, quien se preocupa por usted. ´ Él desea que le cuente sus inquietudes. De hecho, la Biblia lo invita a arrojar su carga sobre Jehová; ´ él lo sostendrá (Salmo 55:22). ¿Por qué no le ora a Dios hoy mismo? Use su nombre, Jehová, y háblele con el corazón (Salmo 62:8). ´ Él quiere que lo vea como un amigo (Isaías 55:6; Santiago 2:23). La oración es un recurso que siempre tendrá a la mano, en cualquier momento y en cualquier lugar. Personas que lo aman. Hay muchas personas —como sus familiares y amigos— que de seguro ya han demostrado su interés en usted. Incluso hay gente que no conoce pero que también se interesa en su bienestar. Por citar un caso, cuando los testigos de Jehová van predicando de casa en casa, a veces encuentran a personas que están muy angustiadas. Algunas han admitido que estaban desesperadas por recibir ayuda y que habían pensado en quitarse la vida. Esta labor les brinda a los Testigos una oportunidad ´ única de prestar dicha ayuda. Siguiendo el ejemplo de Cristo, se preocupan por el prójimo, y eso lo incluye a usted (Juan 13:35). Ayuda profesional. Por lo general, los pensamientos suicidas son causados por trastornos emocionales, como la depresión. Si sufre una enfermedad de ese tipo, no tiene por qué avergonzarse, tal como no se avergonzaría por una enfermedad física. De hecho, a la depresión se le llama “el resfriado de la mente”: cualquier persona puede padecerla y tiene tratamiento. 

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