Carta de una exdeprimida

Hola, mi nombre es Jazmín y tengo 28 años, hace años tuve una depresión muy severa, la parte más profunda y devastadora me duro dos años, fueron años muy dolorosos, en los que ni vivía, era como una muerta en vida, respiraba, dormía, despertaba, comía, usaba la computadora o veía televisión, leía y escribía (esto último fue, considero lo único que me salvo del desquicie) pero realmente yo no estaba viva, me sentía como una sombra. En ese tiempo puedo contar las pocas veces que salí de casa, nada valía la pena para mi, ni yo misma.
Fueron varias cosas las que me indujeron a la depresión, un cúmulo de problemas personales y heridas no tratadas, que fui dejando pasar en pos de "no hacerlas más grandes" de "ser fuerte y salir adelante", pero fue peor los asuntos internos que no escuchas te persiguen hasta alcanzarte, pero ya después de que los dejaste tanto tiempo vienen a ti agigantados como bola de nieve, eso me paso a mí.
Me aleje de todo y todos, estaba sola, derrotada sin ganas de nada, desesperada por salir de la depresión y al mismo tiempo tan sumergida en ella que me sentía inútil como para hacer algo, trataron de brindarme ayuda, me traían a casa de vez en cuando gente que se supone podía ayudarme, yo los corría, yo no quería ver a nadie y mucho menos que nadie me viera así.
Empecé a buscar por mi misma ayuda en Internet, en foros, vi documentales sobre depresión sobre cómo funciona la mente, temas de superación y crecimiento personal, etc. La verdad es que no creía en absolutamente nada de eso, todo eran cuentos para mí, no creía en nada.
Pero seguí buscando porque contra toda mi falta de fe, era mejor seguir intentando que quedarme sin hacer nada, así pasaron algunos meses, sin darme cuenta un día empecé a sentirme mejor, si antes ni me apetecía bañarme (para que si nada valía la pena y ni siquiera salía de casa) ahora de pronto quería arreglarme para mi, comencé a disfrutar pequeñas cosas como peinarme frente al espejo, cocinar, salir por lo menos al patio a ver el sol y las estrellas, algunos dirían que eran cosas simples pero para alguien que había perdido todas las ganas de vivir, eran avances gigantescos, así los sentía yo, de pronto empecé a conectarme con personas por lo menos en línea, a abrirme un poco, conocí gente muy agradable (cuide bien con quien trataba), a algunos les contaba cosas de las que me pasaban y eso también me ayudo porque vi que no era la única que vivía algo así, comencé de a poco a re descubrir el mundo. Aun recuerdo la primera vez que salí por mi ciudad después de mucho encierro, la vi muy diferente, me sentía algo abrumada por toda la gente y sus miradas, pero aun así puede sonreír y sentirme orgullosa de haber dado el paso.
Durante todo este tiempo, seguía investigando el tema y formas de salir de la depresión y la verdad que de poco a poco encontraba cosas que me funcionaban, aunque lentamente. Un día me sentía con ganas de cambiar de aires, sentía que poniendo tierra de por medio me alejaría de mis problemas, me fui a estudiar a la capital de mi país, una ciudad inmensa y muy diferente a la que vivía, pero fue una aventura, un gran logro, miles y miles de jóvenes luchaban cada año por entra a la UNAM y yo quede, me sentí afortunada y como si mi vida fuera ahora rumbo a la felicidad, y aunque irme me ayudo a ver las cosas con una nueva perspectiva, había aun dentro de mí una maraña de asuntos sin resolver, me di cuenta que no importa a donde fuera, mis sentimientos iban con migo, porque ellos no eran una cuestión geográfica sino interna, yo había puesto todas mis esperanzas en que esa nueva vida seria toda alegría y los dolores del pasado desaparecerían y no fue así, descubrí que la felicidad no depende de dónde o con quien estés, sino de cómo te sientes contigo en ese lugar sagrado de tu alma. Empecé a trabajar en mi sanación, a darme todo el amor que yo sentía no me habían dado en mi vida.

Estaba mucho mejor, cada día con mas paz interior y alegría. En este camino estaba cuando enferme de gravedad, tuvieron que internarme de emergencia, y los doctores dijeron que honestamente no sabían si podrían salvarme, pase varios días pendiendo entre la vida y la muerte literalmente hablando, obviamente pudieron salvarme, yo honestamente lloraba mucho esos días en el hospital, porque toda esa vida que desde pequeña había soñado para mi, todo lo maravilloso que iba a hacer se me iba de las manos, porque comprendí lo preciada que es la vida, como era posible que después de tanto luchar, de librar batallas tan duras conmigo misma, de haber salido de una depresión catatónica me pasara esto, no olvido las palabras del Doctor cuando me dieron de alta "pudimos salvarte, no sé cómo pero te regresamos de la muerte" el se estaba refiriendo por supuesto a mi enfermedad física pero para mí implicaba también haberme salvado de una muerte emocional, estaba ¡VIVA!, Iba a vivir tenía una nueva oportunidad de cumplir mis sueños de hacer de mi vida algo grandioso y ¡no iba a desaprovecharla! Estaba decidida, la enfermedad logro reunirme con mi familia, regrese a mi ciudad natal aun delicada pero estable ya y logre recupérame del todo. Mucha gente me pregunto después si sentía que había valido de algo irme a otra ciudad si acabe donde mismo, pero no, yo no volví a donde mismo, yo renací del dolor y solo por eso todo era diferente ahora era mejor, también me preguntan si no me arrepiento de haber "desperdiciado" esos años en que " no hice nada con mi vida", pero tampoco lo veo así, toda mariposa necesita trabajar dentro de su capullo y eso hice, el trabajo interno no se ve, pero ES UN TRABAJO, largo, arduo , intenso, no te puedo mentir, no es fácil, no es rápido, pero ES POSIBLE SALIR DE LA DEPRESIÓN. Y te prometo que una vez que salgas, el mundo entero no podrá contra ti, salí de esto fortalecida, agigantada, imparable.
Si hace 7 u 8 años me hubieran dicho que hoy estaría haciendo lo que hago, que sería difícil que me hallen en casa debido a las actividades que tengo, que daría platicas a todo tipo de público sobre derechos humanos, violencia, dignidad ,inteligencia emocional, amor y autoestima, etc, no le podría haber creído nada, era imposible para mi hace años pensar siquiera que hoy en día habría gente a la que le molestaría mi optimismo consciente, me hubiera reído ¿yo optimista? si como no, !pero pasa!
Como dijo Edith Piaf, no me arrepiento de nada, todo, absolutamente todo lo que me paso me ha hecho quien soy y amo la persona que soy ahora, no me cambio por nada ni nadie, somos nuestra historia con todos sus pasajes, agradezco haberme deprimido, le agradezco a mi depresión haberse presentado en mi vida para decirme que algo no estaba bien, que había algo que quería que cambiara dentro de mí y empezara a analizarme y transformarme, agradezco cada golpe, cada herida, cada lagrima, y con el corazón en la mano les aseguro que si hay otra forma de vivir, que la depresión y la tristeza son un estado de paso, si te pasa como me pasó a mí que tienes tiempo así y no crees que haya ninguna salida ni nada del otro lado, te dejo mi historia no para darte absolutamente ningún consejo porque cada vida, cada camino es diferente, pero a mí me sirvió mucho saber de otras personas que habían pasado situaciones parecidas a la mía y habían salido de ella, por eso te comparto esto, un abrazo muy fuerte, no estás solo@ en esto, somos muchos quienes lo hemos vivido y podemos contarte que no es tu fin, es tu renacimiento.
Jazmín F.