DESAMOR, SEXO Y COSAS VARIAS
Creo que tengo que hacer dos partes, aquí va la primera:
Hola, comunidad enfemenino... Necesito una ayuda en esto y estaría muy agradecida que lo lean todo, por favor...
Pensarán que es algo trivial o banal pero es algo que me ha afligido hace poco tiempo. Antes que nada debo dar el contexto, o el contexto que he visto:
Estuve con ese chico desde que salí del úl!@#*! año del colegio cuando teníamos 16 años, teníamos una historia divertida, pero fue ese año donde decidimos ser novios... Al principio era como muchas otras y grandes relaciones: besos por doquier, regalos, salidas, grandes charlas por el teléfono y en persona. Poco a poco se fue construyendo una gran confianza en nosotros, y supimos que de alguna forma esto iba a ser grande... Siempre fue un chico que se hacía diferenciar, muy reservado incluso para su familia, tenía pocos amigos pero no era antisocial, ponía una barrera ante los demás, pero no conmigo ni para mí. Cuando era momento de socializar, lo hacía a gusto conmigo; hubo un pequeño inconveniente: poco le atraía los planes con mi familia o mis amigos, pero era algo que se fue superando...
Por el lado de la intimidad, nos abrimos bastante, de hecho, fue primera experiencia para ambos, y desde allí fuimos como viento en popa... La confianza creció demasiado, los celos se manejaron divertida y controladamente, empezamos a formar nuestros planes a futuro como lo que queríamos hacer, dónde quisiéramos estar, etc.; sí, nos enamoramos cada día más. De hecho, sus padres y personas cercanas a nosotros nos veían muy comprometidos, más de lo "debido" para nuestra edad, como si fuésemos marido y mujer, cosa que no aceptaban tanto. No niego que ese amor creció tan grande gracias al factor de ser primeras experiencias para los dos: la cuestión es que hasta aquí no hubo problema y pronto aparecería, algo que ya conocíamos y preparados estábamos, o eso creímos.
Empezamos los estudios universitarios a los 17 años de edad, en otra ciudad y aquí hay algo que debo recalcar: antes de tomar su decisión de venir a esta ciudad siempre tuvo sus dudas en cuanto a lo que iba a estudiar, terminó en esta ciudad conmigo porque enfocó toda su atención en mí. Para muchas personas puede resultar bonito o adorable encontrar a una persona así, dedicando casi el 100% de su vida en esa persona que tanto ama: pronto nos daremos cuenta que conformó una falta grave en él. Debo decir que también me parecía muy lindo ver su compromiso, su lealtad, sus ganas de hacer todo por mí, de cuidarme en lo que podía, todo fue prudente y me encantaba todo de él; sin embargo, cual historia trágica, sabía que esa actitud, por muy bonita que pareciera, no le iba a ser bien para él, en su futuro profesional, y en algún punto eso irrumpiría en lo nuestro... Supongo que los dos nos hicimos de la vista gorda en ese aspecto y aprovechamos los momentos acá. De forma contraria, algo que nos unió bastante, nos fortaleció, nos daba bastante placer -ya sabrán a qué me voy a referir- nos abrió como pareja, funcionaba hasta como un filtro de lo malo que hacíamos, ese algo fue evolucionando, en todo el sentido del verbo, y nos llevó a placeres y momentos realmente inolvidables: el sexo.
Sé lo que pensarán ahora: eran dos polluelos conociendo ese placer y no experimentaron otras personas y lo que este mismo placer podría traer entre ellos... Pues bien, eso lo supimos bien y empezamos a dialogar más al respecto, aquí no me refiero a técnicas, posiciones, tendencias sexuales, etc., porque es "obvio" para una generación reciente todo estos temas, lo que digo es experimentar otras personas, o mejor: ¿qué era la infidelidad para cada uno de los dos? Ciertas situaciones que para muchas parejas es el acabóse, situaciones límites, y las mirábamos como malentendidos. Fui la primera en dar la opinión y consideraba la infidelidad no como el hecho de tener sexo con alguien medio borracho, después de una fiesta con sustancias encima, o por simplemente sexo... Le comenté que la infidelidad era enamorarse en sí de otra persona, amarla y lo que encierra esta acción. Estuvo de acuerdo, lo hablamos bastante: eso no iba a permitir que nos acostáramos cada fin de semana con alguien distinto o algo así, no. Claramente el sexo entre nosotros dos fue muy bueno por lo que lográbamos cumplir con el otro, satisfacer deseos, poner a prueba lo nuevo, y por el gran vínculo/relación que nos mantenía. Primer punto que ahora me mantiene afligida pero volveré al final... En fin, la cuestión quedó en ese planteamiento... Llegó un momento y él fue el primero en probar lo que creíamos: lo había hecho con una prima que considero muy zorra y horrible. Al principio lo tomé muy mal, imaginaba lo obvio -pensaba que hicieron o sintieron lo mismo-, sentía una repugnación porque esa chica la conocí y había llegado a mi casa!! En todo caso, cuando hablamos, cuando vi en sus ojos y sus expresiones lo que había significado para él esa ocasión: decía con gran voz y seguridad que no era para nada comparado a lo que sentía conmigo. Ahora, lo que todos piensan, faltaba que lo hiciese yo y aquí debo decir que él quiso presionar sobre esta decisión... Para mí siempre fue difícil aceptar tener sexo con alguien por el mismo placer y ya; pensaba que nunca podía ser capaz de desplazar el gran amor o sentimiento que debía sentir por esa persona con la cual iba a acostarme, sabía bien que el placer mío iba ligado a ese vínculo o gran amor con el otro. Así que fue un tema que quedó allí, sin constituir una piedra en el zapato; por cierto, él no volvió a tener encuentros con otra chica... O no todavía...
Pero como si fuese una balanza, lo que por un lado fue creciendo a favor, lo otro bajaba y empezaba a perjudicarnos. Al principio, creímos que todo se iba a desbordar por el tema de infidelidad, sexo con otros, etc., pero no. Pasó un semestre desde su encuentro con esa prima, y tuvimos una discusión muy boba pero fuerte: se habían acumulado bobas peleas... Debidas a que él quería que me independizara más de mis padres, o que los desobedeciera, en cuanto a mí, me encontraba entre la espada y la pared, no quería hacerlo sentir mal ni tampoco problemas con mis padres. En esa discusión, por el mismo calor de ésta, decidí decirle que era mejor terminar, alejarnos, que nos tratábamos mal, ya saben todo eso...
Ver también
Creo que tengo que hacer dos partes, aquí va la primera:
Hola, comunidad enfemenino... Necesito una ayuda en esto y estaría muy agradecida que lo lean todo, por favor...
Pensarán que es algo trivial o banal pero es algo que me ha afligido hace poco tiempo. Antes que nada debo dar el contexto, o el contexto que he visto:
Estuve con ese chico desde que salí del úl!@#*! año del colegio cuando teníamos 16 años, teníamos una historia divertida, pero fue ese año donde decidimos ser novios... Al principio era como muchas otras y grandes relaciones: besos por doquier, regalos, salidas, grandes charlas por el teléfono y en persona. Poco a poco se fue construyendo una gran confianza en nosotros, y supimos que de alguna forma esto iba a ser grande... Siempre fue un chico que se hacía diferenciar, muy reservado incluso para su familia, tenía pocos amigos pero no era antisocial, ponía una barrera ante los demás, pero no conmigo ni para mí. Cuando era momento de socializar, lo hacía a gusto conmigo; hubo un pequeño inconveniente: poco le atraía los planes con mi familia o mis amigos, pero era algo que se fue superando...
Por el lado de la intimidad, nos abrimos bastante, de hecho, fue primera experiencia para ambos, y desde allí fuimos como viento en popa... La confianza creció demasiado, los celos se manejaron divertida y controladamente, empezamos a formar nuestros planes a futuro como lo que queríamos hacer, dónde quisiéramos estar, etc.; sí, nos enamoramos cada día más. De hecho, sus padres y personas cercanas a nosotros nos veían muy comprometidos, más de lo "debido" para nuestra edad, como si fuésemos marido y mujer, cosa que no aceptaban tanto. No niego que ese amor creció tan grande gracias al factor de ser primeras experiencias para los dos: la cuestión es que hasta aquí no hubo problema y pronto aparecería, algo que ya conocíamos y preparados estábamos, o eso creímos.
Empezamos los estudios universitarios a los 17 años de edad, en otra ciudad y aquí hay algo que debo recalcar: antes de tomar su decisión de venir a esta ciudad siempre tuvo sus dudas en cuanto a lo que iba a estudiar, terminó en esta ciudad conmigo porque enfocó toda su atención en mí. Para muchas personas puede resultar bonito o adorable encontrar a una persona así, dedicando casi el 100% de su vida en esa persona que tanto ama: pronto nos daremos cuenta que conformó una falta grave en él. Debo decir que también me parecía muy lindo ver su compromiso, su lealtad, sus ganas de hacer todo por mí, de cuidarme en lo que podía, todo fue prudente y me encantaba todo de él; sin embargo, cual historia trágica, sabía que esa actitud, por muy bonita que pareciera, no le iba a ser bien para él, en su futuro profesional, y en algún punto eso irrumpiría en lo nuestro... Supongo que los dos nos hicimos de la vista gorda en ese aspecto y aprovechamos los momentos acá. De forma contraria, algo que nos unió bastante, nos fortaleció, nos daba bastante placer -ya sabrán a qué me voy a referir- nos abrió como pareja, funcionaba hasta como un filtro de lo malo que hacíamos, ese algo fue evolucionando, en todo el sentido del verbo, y nos llevó a placeres y momentos realmente inolvidables: el sexo.
Sé lo que pensarán ahora: eran dos polluelos conociendo ese placer y no experimentaron otras personas y lo que este mismo placer podría traer entre ellos... Pues bien, eso lo supimos bien y empezamos a dialogar más al respecto, aquí no me refiero a técnicas, posiciones, tendencias sexuales, etc., porque es "obvio" para una generación reciente todo estos temas, lo que digo es experimentar otras personas, o mejor: ¿qué era la infidelidad para cada uno de los dos? Ciertas situaciones que para muchas parejas es el acabóse, situaciones límites, y las mirábamos como malentendidos. Fui la primera en dar la opinión y consideraba la infidelidad no como el hecho de tener sexo con alguien medio borracho, después de una fiesta con sustancias encima, o por simplemente sexo... Le comenté que la infidelidad era enamorarse en sí de otra persona, amarla y lo que encierra esta acción. Estuvo de acuerdo, lo hablamos bastante: eso no iba a permitir que nos acostáramos cada fin de semana con alguien distinto o algo así, no. Claramente el sexo entre nosotros dos fue muy bueno por lo que lográbamos cumplir con el otro, satisfacer deseos, poner a prueba lo nuevo, y por el gran vínculo/relación que nos mantenía. Primer punto que ahora me mantiene afligida pero volveré al final... En fin, la cuestión quedó en ese planteamiento... Llegó un momento y él fue el primero en probar lo que creíamos: lo había hecho con una prima que considero muy zorra y horrible. Al principio lo tomé muy mal, imaginaba lo obvio -pensaba que hicieron o sintieron lo mismo-, sentía una repugnación porque esa chica la conocí y había llegado a mi casa!! En todo caso, cuando hablamos, cuando vi en sus ojos y sus expresiones lo que había significado para él esa ocasión: decía con gran voz y seguridad que no era para nada comparado a lo que sentía conmigo. Ahora, lo que todos piensan, faltaba que lo hiciese yo y aquí debo decir que él quiso presionar sobre esta decisión... Para mí siempre fue difícil aceptar tener sexo con alguien por el mismo placer y ya; pensaba que nunca podía ser capaz de desplazar el gran amor o sentimiento que debía sentir por esa persona con la cual iba a acostarme, sabía bien que el placer mío iba ligado a ese vínculo o gran amor con el otro. Así que fue un tema que quedó allí, sin constituir una piedra en el zapato; por cierto, él no volvió a tener encuentros con otra chica... O no todavía...
Pero como si fuese una balanza, lo que por un lado fue creciendo a favor, lo otro bajaba y empezaba a perjudicarnos. Al principio, creímos que todo se iba a desbordar por el tema de infidelidad, sexo con otros, etc., pero no. Pasó un semestre desde su encuentro con esa prima, y tuvimos una discusión muy boba pero fuerte: se habían acumulado bobas peleas... Debidas a que él quería que me independizara más de mis padres, o que los desobedeciera, en cuanto a mí, me encontraba entre la espada y la pared, no quería hacerlo sentir mal ni tampoco problemas con mis padres. En esa discusión, por el mismo calor de ésta, decidí decirle que era mejor terminar, alejarnos, que nos tratábamos mal, ya saben todo eso...
Aquí va la segunda: Y aquí, lector@s, empezó una situación de incertidumbre fea: pasaron las semanas, nos hablamos de nuevo, lo hicimos, pero él no estaba seguro de nada, ni de volver conmigo o si de continuar en la ciudad con lo que estaba estudiando, de nada... Solo seguimos ahí, con esos encuentros, dándome la esperanza de que funcionaría alguna vez, luego de ver qué sucedía entre los dos; NUNCA definimos si era el fin o algo más... Así pasó el tiempo hasta que una noche, en una discoteca, perdimos el control debido a un episodio de celos estúpidos -lo más raro es que él nunca fue tan celoso para hacer algo así-, decidió irse y lo seguí, me trató mal, con palabras que nunca antes me había dicho; cuando no aguanté más de la situación, le di una bofetada. Aun así, siguió diciendo algunas cosas que me hizo sentir una gran tristeza, quería irme a casa, pero insistió, pasando por encima de lo que pensaba, en ir a casa conmigo y hablar mejor las cosas: recuperó un poco la conciencia, reconoció que los tragos tal vez nos habían afectado un poco, sin embargo, solo quise irme a casa sola y descansar, algo que él no aceptó. Esa noche hicimos varias cosas inmaduras pero sin ausencia de eco... Después de esa vez, nos alejamos un poco pero volvimos a la monotonía de esa incertidumbre, de tratar de volver a ese pasado feliz que disfrútabamos un tiempo atrás... Y de nuevo, otra situación límite... De nuevo la incertidumbre de qué pasará... Y de nuevo una situación límite. Era ya el siguiente año cuando sucedió esa última, quise darme esperanzas de que todo cambiaría; puede que él haya reconocido las idioteces que cometió en esos momentos horribles, y lejos de la verdad no está, adicionalmente en esas últimas vacaciones pudo reconsiderar sobre su futuro y por fin tomó una decisión que se encuentra a gusto con él mismo... Pero, esas tres situaciones me hicieron dar cuenta de algo que quería negarme: él era muy terco, muy terco para respetar lo que a mí me parecía por muy simple que fuese, si él no lo consideraba de respetar, no respetaba... Muy terco, nos estábamos haciendo daño mutuamente, y estábamos estancados como personas: me vine a enterar que seguía haciendo casi todo por mí, pero apático con las demás personas, algo que siempre consideré fue que le conviene hacer amigos, buenos amigos; pero no sé si lo ha hecho... En cuanto a mí, sentía que estaba perdiendo el tiempo o la oportunidad de disfrutar con mis amigas, mis amigos, de mis compañeros de la universidad, con mi familia... Entonces, tomé la iniciativa de cortar todo de raíz, porque sé que éramos impulsivo y al vernos en cualquier momento caeríamos en la incertidumbre de nuevo: hace dos meses me reuní con él, me había llamado, lo hicimos, quise creer por última vez que todo 'volvería', pero opiné lo contrario, no sé con qué fuerzas, le dije que debíamos dejar allí todo... No llamadas, no mensajes, no encuentros, cero contacto. Él aceptó con lágrimas -obvio no faltó el mar de lágrimas de los dos- pero luego de unos días me vine a enterar que no quiso eso...
Ya nos acercamos al final -perdón si está un poco extenso pero he sentido que debo sacarlo todo-, exactamente un mes pasó luego de esa charla que creía la última... Me llamó un viernes, quería encontrarse conmigo para tomar un café pero le dije no, rotundamente no; sentía el miedo de que alguna de esas situaciones o de esas personas que éramos cuando llegábamos a ese punto aparecieran de nuevo, no puedo negar que quise verlo y besarlo, pero mi otra parte, la que sentía tranquila y fuera de ese ciclo vicioso -eso se había vuelto nuestra relación-, la que había disfrutado con mis amigos, la que había conocido un chico -al principio lo consideré interesante-, la que sentía un mínimo progreso, esa persona diciendo no con seguridad, no porque era sentir que se destruía ese pequeñísimo cambio. Y fui dura y seria con él para demostrarle que no debía ser como él decía, que no podía pasar por encima de mi opinión porque sí... Esa noche cuando terminaba la llamada él había toamdo una decisión: suicidarse. Le había dicho a su madre y a mí que estaba seguro que lo iba a hacer... Sé que lo intentó, se sintió un imbécil luego de eso... Siguió llamándome... Solo veía que ya era una obsesión o una esperanza vana que teníamos, por eso nunca acepté encontrarme con él de nuevo. Solo 4 días pasaron y forzó el encuentro, estaba con mi padre comiendo en un restaurante!! Habló con él, y por teléfono con mi madre días antes!, al parecer solo quería disculparse con ellos y conmigo, reconocía que fue un terco, un orgulloso, un antipático y grosero con todos: cosa que en esos momentos no creía, solo sentía rabia por haber irrespetado mi decisión de nuevo... Esa misma noche le dije que no podía ser más, que debía aceptarlo, le hice ver que tenía algo con otra persona -cosa que no era cierta- que ya no quería nada con él, de nuevo fui ruda ante las circunstancias.
De ahí al ahora, sé que ha pasado un tiempo -otro mes- donde sucedieron "pocas" cosas:
1 Sé que estuvo en una clínica siquiátrica por depresión durante una semana y luego de su salida, su madre lo ha acompañado en casa.
2 Hablé con un chico que creía interesante, me acosté con él un par de veces -se dio todo: estaba sensible, se acerca un chico atractivo, escucha lo que siento.... ya saben a dónde iba esto-, pero luego sé que el tipo es un imbécil y bueno, nunca sucedió nada, nunca pasó nada.
Por lo demás, me he sentido tranquila, tal vez no feliz, pero tranquila, lejos de ser esa persona agresiva, he salido con mis amigos, con mi familia, he estudiado mejor... Aunque no niego que he pensado, y sigo pensando, todo de nuevo. Tengo ganas de tener ese sexo tan romántico y placentero que tenía con él, aunque sé que soy impulsiva todavia y me dejaría llevar por ese lado y me crearía la esperanza... Como también quiero vivir cosas nuevas, seguir con mi cambio. En la anterior semana, nos hemos vuelto a llamar para aclarar y terminar con el asunto, le reconocí que había sido un poco ruda y grosera cuando le dije las cosas anteriormente, le dije con sinceridad que lo mejor era la distancia entre los dos, que quiero vivir cosas nuevas y ya no sé si las quiero con él... Algo me dice que sí. Por su parte, está de acuerdo en algunas cosas, dijo que respetaría la decisión mía de querer que se aleje, opina que es muy drástica la decisión de cortar todo contacto, dice que lo que nos hace distintos ahora es el hecho de abrir los ojos a todo lo nos sucedió, reconocer nuestros límites, en su caso, y no la gran distancia que he puesto. Está de más decir que también quiere hacerlo conmigo... Dice que las personas no cambian porque solo les pase el tiempo sobre ellos y ya, sino la forma en cómo determinamos ese tiempo en nosotros, esas actitudes... Sin embargo, ya no me insistirá porque quiere demostrarme que sí respetará mi decisión sin importar lo que pase. En últimas, aceptó lo que le decía y quiso que yo le prometiese una cosa: reflexionar sobre lo que ya pasó y dejarlo atrás, no es una esperanza lo que acordamos, sino considerar si en algún futuro, por si acaso nos encontraremos de nuevo, podamos hablar como otras personas distintas, como colegas, como más maduros en el asunto, repito: SIN DEJAR ALGUNA ESPERANZA. Algo que nunca negamos es que todavía nos seguimos amando bastante.
He finalizado ese contexto muy rápidamente... Perdonen si les pareció estresante pero quería soltarlo, ojalá haya alguien quien pueda ayudarme...
Sé que las decisiones han sido tomadas, pero la sensación de acostarme con él, esto ya es un punto que me atormenta bastante: Nos dijimos que por más personas que entren a nuestra vida, que tengan ciertos atributos a favor, que el entorno sea ideal, etc., sabemos que esos placeres que vienen será solo una pálida sombra de lo que disfrutamos los dos. Sé que no debemos comparar a las personas, pero es algo que está en mi mente... Sigo pensando que ya no estoy estancada, que he salido adelante con mis círculos sociales, con mi formación académica; a veces, titubeo si alguna vez de verdad todo será distinto: quisiera creer que sí! Quisiera creer que alguna vez podremos saludarnos, reírnos, dialogar, y que el futuro nos muestre qué sucederá esa vez, pero hay algo peor en mí que debo superar: Tengo una desconfianza grande en mí, me doy cuenta que eso me ha perjudicado bastante, no solo por él, sino por las personas que podrían venir, o por la más importante: por mí misma!! Sé que debo superarla de algún modo... Algunas veces, no sé cómo. Soy muy impulsiva, sé que si nos vemos, sacaré a esa persona que tanto odio, que reacciona "violentamente", que es grosera porque sentiré rabia conmigo misma. Sé que necesito ayuda, pero quiero que no sea él aunque me ofrezca su mano. Fue una primera experiencia cargada de todo, sé que no olvidaré los momentos muy agradables, hermosos, divertidos; de alguna forma, sé que no vendrán ya con él o con alguien más así... Solo quiero vivir lo que tenga que vivir, lo que he querido vivir, quiero cambiar eso de mí, quisiera cumplir esa promesa sin dejarle alguna esperanza. Sé que suena melodramático todo -y más con lo que diré- pero ES POSIBLE CAMBIAR EN POCO TIEMPO -semanas o meses- ESO HORRIBLE DEL PASADO, CONSERVAR LO ESENCIAL DE LA PERSONALIDAD -eso que no constituye algo bueno ni malo- Y SER UNA PERSONA DIFERTENE Y DESCONOCIDA ANTE ALGUIEN ASÍ -ex-? No quiero darme esperanza, solo que me persigue eso en la mente. Sí, lo sigo pensando bastante.
AYUDA POR FAVOR!
*Por cierto, tengan en cuenta que en ninguna de esas situaciones límites él me agredió físicamente, cuando estábamos en ese círculo vicioso tuve sexo con otra persona también - y con su consideración!!- me doy cuenta que puede ser bueno o satisfactorio el sexo con alguien más pero no creo que llegue a ese punto que tanto disfruté con él. Ya sea por cualquier cosa... Y no crean que todo se volvió malo entre nosotros dos desde que empezó todo eso... De hecho, empezamos a hablar de varios temas, él siempre ha sido un hombre muy inteligente, estudiando de todo, así es como es feliz, y así nos conectamos más por mi carrera. Me dijo que es muy probable que me vea en las próximas semanas por mi lugar de residencia o por mi universidad, no por mí, sino por unos planes académicos que ahora desconozco; supongo que verá unas materias en mi universidad... Donde yo vivo, también viven unos amigos de él... No sé cómo reaccionaré al verlo, solo quiero no sacar esa persona que tanto odio de mí, no reaccionar de forma grosera; poder saludarle y si es posible conocernos!
"Desconocer lo conocido" algo así me dijo que generaría una gran intriga en los dos y que crearíamos dos personas distintas pero con un vínculo, no sé si es posible y por el miedo y la desconfianza a veces no quisiera creerlo.
Qué hacer frente a sitaciones donde todavía existe gran amor por parte y parte?
Creo que tengo que hacer dos partes, aquí va la primera:
Hola, comunidad enfemenino... Necesito una ayuda en esto y estaría muy agradecida que lo lean todo, por favor...
Pensarán que es algo trivial o banal pero es algo que me ha afligido hace poco tiempo. Antes que nada debo dar el contexto, o el contexto que he visto:
Estuve con ese chico desde que salí del úl!@#*! año del colegio cuando teníamos 16 años, teníamos una historia divertida, pero fue ese año donde decidimos ser novios... Al principio era como muchas otras y grandes relaciones: besos por doquier, regalos, salidas, grandes charlas por el teléfono y en persona. Poco a poco se fue construyendo una gran confianza en nosotros, y supimos que de alguna forma esto iba a ser grande... Siempre fue un chico que se hacía diferenciar, muy reservado incluso para su familia, tenía pocos amigos pero no era antisocial, ponía una barrera ante los demás, pero no conmigo ni para mí. Cuando era momento de socializar, lo hacía a gusto conmigo; hubo un pequeño inconveniente: poco le atraía los planes con mi familia o mis amigos, pero era algo que se fue superando...
Por el lado de la intimidad, nos abrimos bastante, de hecho, fue primera experiencia para ambos, y desde allí fuimos como viento en popa... La confianza creció demasiado, los celos se manejaron divertida y controladamente, empezamos a formar nuestros planes a futuro como lo que queríamos hacer, dónde quisiéramos estar, etc.; sí, nos enamoramos cada día más. De hecho, sus padres y personas cercanas a nosotros nos veían muy comprometidos, más de lo "debido" para nuestra edad, como si fuésemos marido y mujer, cosa que no aceptaban tanto. No niego que ese amor creció tan grande gracias al factor de ser primeras experiencias para los dos: la cuestión es que hasta aquí no hubo problema y pronto aparecería, algo que ya conocíamos y preparados estábamos, o eso creímos.
Empezamos los estudios universitarios a los 17 años de edad, en otra ciudad y aquí hay algo que debo recalcar: antes de tomar su decisión de venir a esta ciudad siempre tuvo sus dudas en cuanto a lo que iba a estudiar, terminó en esta ciudad conmigo porque enfocó toda su atención en mí. Para muchas personas puede resultar bonito o adorable encontrar a una persona así, dedicando casi el 100% de su vida en esa persona que tanto ama: pronto nos daremos cuenta que conformó una falta grave en él. Debo decir que también me parecía muy lindo ver su compromiso, su lealtad, sus ganas de hacer todo por mí, de cuidarme en lo que podía, todo fue prudente y me encantaba todo de él; sin embargo, cual historia trágica, sabía que esa actitud, por muy bonita que pareciera, no le iba a ser bien para él, en su futuro profesional, y en algún punto eso irrumpiría en lo nuestro... Supongo que los dos nos hicimos de la vista gorda en ese aspecto y aprovechamos los momentos acá. De forma contraria, algo que nos unió bastante, nos fortaleció, nos daba bastante placer -ya sabrán a qué me voy a referir- nos abrió como pareja, funcionaba hasta como un filtro de lo malo que hacíamos, ese algo fue evolucionando, en todo el sentido del verbo, y nos llevó a placeres y momentos realmente inolvidables: el sexo.
Sé lo que pensarán ahora: eran dos polluelos conociendo ese placer y no experimentaron otras personas y lo que este mismo placer podría traer entre ellos... Pues bien, eso lo supimos bien y empezamos a dialogar más al respecto, aquí no me refiero a técnicas, posiciones, tendencias sexuales, etc., porque es "obvio" para una generación reciente todo estos temas, lo que digo es experimentar otras personas, o mejor: ¿qué era la infidelidad para cada uno de los dos? Ciertas situaciones que para muchas parejas es el acabóse, situaciones límites, y las mirábamos como malentendidos. Fui la primera en dar la opinión y consideraba la infidelidad no como el hecho de tener sexo con alguien medio borracho, después de una fiesta con sustancias encima, o por simplemente sexo... Le comenté que la infidelidad era enamorarse en sí de otra persona, amarla y lo que encierra esta acción. Estuvo de acuerdo, lo hablamos bastante: eso no iba a permitir que nos acostáramos cada fin de semana con alguien distinto o algo así, no. Claramente el sexo entre nosotros dos fue muy bueno por lo que lográbamos cumplir con el otro, satisfacer deseos, poner a prueba lo nuevo, y por el gran vínculo/relación que nos mantenía. Primer punto que ahora me mantiene afligida pero volveré al final... En fin, la cuestión quedó en ese planteamiento... Llegó un momento y él fue el primero en probar lo que creíamos: lo había hecho con una prima que considero muy zorra y horrible. Al principio lo tomé muy mal, imaginaba lo obvio -pensaba que hicieron o sintieron lo mismo-, sentía una repugnación porque esa chica la conocí y había llegado a mi casa!! En todo caso, cuando hablamos, cuando vi en sus ojos y sus expresiones lo que había significado para él esa ocasión: decía con gran voz y seguridad que no era para nada comparado a lo que sentía conmigo. Ahora, lo que todos piensan, faltaba que lo hiciese yo y aquí debo decir que él quiso presionar sobre esta decisión... Para mí siempre fue difícil aceptar tener sexo con alguien por el mismo placer y ya; pensaba que nunca podía ser capaz de desplazar el gran amor o sentimiento que debía sentir por esa persona con la cual iba a acostarme, sabía bien que el placer mío iba ligado a ese vínculo o gran amor con el otro. Así que fue un tema que quedó allí, sin constituir una piedra en el zapato; por cierto, él no volvió a tener encuentros con otra chica... O no todavía...
Pero como si fuese una balanza, lo que por un lado fue creciendo a favor, lo otro bajaba y empezaba a perjudicarnos. Al principio, creímos que todo se iba a desbordar por el tema de infidelidad, sexo con otros, etc., pero no. Pasó un semestre desde su encuentro con esa prima, y tuvimos una discusión muy boba pero fuerte: se habían acumulado bobas peleas... Debidas a que él quería que me independizara más de mis padres, o que los desobedeciera, en cuanto a mí, me encontraba entre la espada y la pared, no quería hacerlo sentir mal ni tampoco problemas con mis padres. En esa discusión, por el mismo calor de ésta, decidí decirle que era mejor terminar, alejarnos, que nos tratábamos mal, ya saben todo eso...
Aquí va la segunda: Y aquí, lector@s, empezó una situación de incertidumbre fea: pasaron las semanas, nos hablamos de nuevo, lo hicimos, pero él no estaba seguro de nada, ni de volver conmigo o si de continuar en la ciudad con lo que estaba estudiando, de nada... Solo seguimos ahí, con esos encuentros, dándome la esperanza de que funcionaría alguna vez, luego de ver qué sucedía entre los dos; NUNCA definimos si era el fin o algo más... Así pasó el tiempo hasta que una noche, en una discoteca, perdimos el control debido a un episodio de celos estúpidos -lo más raro es que él nunca fue tan celoso para hacer algo así-, decidió irse y lo seguí, me trató mal, con palabras que nunca antes me había dicho; cuando no aguanté más de la situación, le di una bofetada. Aun así, siguió diciendo algunas cosas que me hizo sentir una gran tristeza, quería irme a casa, pero insistió, pasando por encima de lo que pensaba, en ir a casa conmigo y hablar mejor las cosas: recuperó un poco la conciencia, reconoció que los tragos tal vez nos habían afectado un poco, sin embargo, solo quise irme a casa sola y descansar, algo que él no aceptó. Esa noche hicimos varias cosas inmaduras pero sin ausencia de eco... Después de esa vez, nos alejamos un poco pero volvimos a la monotonía de esa incertidumbre, de tratar de volver a ese pasado feliz que disfrútabamos un tiempo atrás... Y de nuevo, otra situación límite... De nuevo la incertidumbre de qué pasará... Y de nuevo una situación límite. Era ya el siguiente año cuando sucedió esa última, quise darme esperanzas de que todo cambiaría; puede que él haya reconocido las idioteces que cometió en esos momentos horribles, y lejos de la verdad no está, adicionalmente en esas últimas vacaciones pudo reconsiderar sobre su futuro y por fin tomó una decisión que se encuentra a gusto con él mismo... Pero, esas tres situaciones me hicieron dar cuenta de algo que quería negarme: él era muy terco, muy terco para respetar lo que a mí me parecía por muy simple que fuese, si él no lo consideraba de respetar, no respetaba... Muy terco, nos estábamos haciendo daño mutuamente, y estábamos estancados como personas: me vine a enterar que seguía haciendo casi todo por mí, pero apático con las demás personas, algo que siempre consideré fue que le conviene hacer amigos, buenos amigos; pero no sé si lo ha hecho... En cuanto a mí, sentía que estaba perdiendo el tiempo o la oportunidad de disfrutar con mis amigas, mis amigos, de mis compañeros de la universidad, con mi familia... Entonces, tomé la iniciativa de cortar todo de raíz, porque sé que éramos impulsivo y al vernos en cualquier momento caeríamos en la incertidumbre de nuevo: hace dos meses me reuní con él, me había llamado, lo hicimos, quise creer por última vez que todo 'volvería', pero opiné lo contrario, no sé con qué fuerzas, le dije que debíamos dejar allí todo... No llamadas, no mensajes, no encuentros, cero contacto. Él aceptó con lágrimas -obvio no faltó el mar de lágrimas de los dos- pero luego de unos días me vine a enterar que no quiso eso...
Ya nos acercamos al final -perdón si está un poco extenso pero he sentido que debo sacarlo todo-, exactamente un mes pasó luego de esa charla que creía la última... Me llamó un viernes, quería encontrarse conmigo para tomar un café pero le dije no, rotundamente no; sentía el miedo de que alguna de esas situaciones o de esas personas que éramos cuando llegábamos a ese punto aparecieran de nuevo, no puedo negar que quise verlo y besarlo, pero mi otra parte, la que sentía tranquila y fuera de ese ciclo vicioso -eso se había vuelto nuestra relación-, la que había disfrutado con mis amigos, la que había conocido un chico -al principio lo consideré interesante-, la que sentía un mínimo progreso, esa persona diciendo no con seguridad, no porque era sentir que se destruía ese pequeñísimo cambio. Y fui dura y seria con él para demostrarle que no debía ser como él decía, que no podía pasar por encima de mi opinión porque sí... Esa noche cuando terminaba la llamada él había toamdo una decisión: suicidarse. Le había dicho a su madre y a mí que estaba seguro que lo iba a hacer... Sé que lo intentó, se sintió un imbécil luego de eso... Siguió llamándome... Solo veía que ya era una obsesión o una esperanza vana que teníamos, por eso nunca acepté encontrarme con él de nuevo. Solo 4 días pasaron y forzó el encuentro, estaba con mi padre comiendo en un restaurante!! Habló con él, y por teléfono con mi madre días antes!, al parecer solo quería disculparse con ellos y conmigo, reconocía que fue un terco, un orgulloso, un antipático y grosero con todos: cosa que en esos momentos no creía, solo sentía rabia por haber irrespetado mi decisión de nuevo... Esa misma noche le dije que no podía ser más, que debía aceptarlo, le hice ver que tenía algo con otra persona -cosa que no era cierta- que ya no quería nada con él, de nuevo fui ruda ante las circunstancias.
De ahí al ahora, sé que ha pasado un tiempo -otro mes- donde sucedieron "pocas" cosas:
1 Sé que estuvo en una clínica siquiátrica por depresión durante una semana y luego de su salida, su madre lo ha acompañado en casa.
2 Hablé con un chico que creía interesante, me acosté con él un par de veces -se dio todo: estaba sensible, se acerca un chico atractivo, escucha lo que siento.... ya saben a dónde iba esto-, pero luego sé que el tipo es un imbécil y bueno, nunca sucedió nada, nunca pasó nada.
Por lo demás, me he sentido tranquila, tal vez no feliz, pero tranquila, lejos de ser esa persona agresiva, he salido con mis amigos, con mi familia, he estudiado mejor... Aunque no niego que he pensado, y sigo pensando, todo de nuevo. Tengo ganas de tener ese sexo tan romántico y placentero que tenía con él, aunque sé que soy impulsiva todavia y me dejaría llevar por ese lado y me crearía la esperanza... Como también quiero vivir cosas nuevas, seguir con mi cambio. En la anterior semana, nos hemos vuelto a llamar para aclarar y terminar con el asunto, le reconocí que había sido un poco ruda y grosera cuando le dije las cosas anteriormente, le dije con sinceridad que lo mejor era la distancia entre los dos, que quiero vivir cosas nuevas y ya no sé si las quiero con él... Algo me dice que sí. Por su parte, está de acuerdo en algunas cosas, dijo que respetaría la decisión mía de querer que se aleje, opina que es muy drástica la decisión de cortar todo contacto, dice que lo que nos hace distintos ahora es el hecho de abrir los ojos a todo lo nos sucedió, reconocer nuestros límites, en su caso, y no la gran distancia que he puesto. Está de más decir que también quiere hacerlo conmigo... Dice que las personas no cambian porque solo les pase el tiempo sobre ellos y ya, sino la forma en cómo determinamos ese tiempo en nosotros, esas actitudes... Sin embargo, ya no me insistirá porque quiere demostrarme que sí respetará mi decisión sin importar lo que pase. En últimas, aceptó lo que le decía y quiso que yo le prometiese una cosa: reflexionar sobre lo que ya pasó y dejarlo atrás, no es una esperanza lo que acordamos, sino considerar si en algún futuro, por si acaso nos encontraremos de nuevo, podamos hablar como otras personas distintas, como colegas, como más maduros en el asunto, repito: SIN DEJAR ALGUNA ESPERANZA. Algo que nunca negamos es que todavía nos seguimos amando bastante.
He finalizado ese contexto muy rápidamente... Perdonen si les pareció estresante pero quería soltarlo, ojalá haya alguien quien pueda ayudarme...
Sé que las decisiones han sido tomadas, pero la sensación de acostarme con él, esto ya es un punto que me atormenta bastante: Nos dijimos que por más personas que entren a nuestra vida, que tengan ciertos atributos a favor, que el entorno sea ideal, etc., sabemos que esos placeres que vienen será solo una pálida sombra de lo que disfrutamos los dos. Sé que no debemos comparar a las personas, pero es algo que está en mi mente... Sigo pensando que ya no estoy estancada, que he salido adelante con mis círculos sociales, con mi formación académica; a veces, titubeo si alguna vez de verdad todo será distinto: quisiera creer que sí! Quisiera creer que alguna vez podremos saludarnos, reírnos, dialogar, y que el futuro nos muestre qué sucederá esa vez, pero hay algo peor en mí que debo superar: Tengo una desconfianza grande en mí, me doy cuenta que eso me ha perjudicado bastante, no solo por él, sino por las personas que podrían venir, o por la más importante: por mí misma!! Sé que debo superarla de algún modo... Algunas veces, no sé cómo. Soy muy impulsiva, sé que si nos vemos, sacaré a esa persona que tanto odio, que reacciona "violentamente", que es grosera porque sentiré rabia conmigo misma. Sé que necesito ayuda, pero quiero que no sea él aunque me ofrezca su mano. Fue una primera experiencia cargada de todo, sé que no olvidaré los momentos muy agradables, hermosos, divertidos; de alguna forma, sé que no vendrán ya con él o con alguien más así... Solo quiero vivir lo que tenga que vivir, lo que he querido vivir, quiero cambiar eso de mí, quisiera cumplir esa promesa sin dejarle alguna esperanza. Sé que suena melodramático todo -y más con lo que diré- pero ES POSIBLE CAMBIAR EN POCO TIEMPO -semanas o meses- ESO HORRIBLE DEL PASADO, CONSERVAR LO ESENCIAL DE LA PERSONALIDAD -eso que no constituye algo bueno ni malo- Y SER UNA PERSONA DIFERTENE Y DESCONOCIDA ANTE ALGUIEN ASÍ -ex-? No quiero darme esperanza, solo que me persigue eso en la mente. Sí, lo sigo pensando bastante.
AYUDA POR FAVOR!
*Por cierto, tengan en cuenta que en ninguna de esas situaciones límites él me agredió físicamente, cuando estábamos en ese círculo vicioso tuve sexo con otra persona también - y con su consideración!!- me doy cuenta que puede ser bueno o satisfactorio el sexo con alguien más pero no creo que llegue a ese punto que tanto disfruté con él. Ya sea por cualquier cosa... Y no crean que todo se volvió malo entre nosotros dos desde que empezó todo eso... De hecho, empezamos a hablar de varios temas, él siempre ha sido un hombre muy inteligente, estudiando de todo, así es como es feliz, y así nos conectamos más por mi carrera. Me dijo que es muy probable que me vea en las próximas semanas por mi lugar de residencia o por mi universidad, no por mí, sino por unos planes académicos que ahora desconozco; supongo que verá unas materias en mi universidad... Donde yo vivo, también viven unos amigos de él... No sé cómo reaccionaré al verlo, solo quiero no sacar esa persona que tanto odio de mí, no reaccionar de forma grosera; poder saludarle y si es posible conocernos!
"Desconocer lo conocido" algo así me dijo que generaría una gran intriga en los dos y que crearíamos dos personas distintas pero con un vínculo, no sé si es posible y por el miedo y la desconfianza a veces no quisiera creerlo.
Qué hacer frente a sitaciones donde todavía existe gran amor por parte y parte?
Creo que tengo que hacer dos partes, aquí va la primera:
Hola, comunidad enfemenino... Necesito una ayuda en esto y estaría muy agradecida que lo lean todo, por favor...
Pensarán que es algo trivial o banal pero es algo que me ha afligido hace poco tiempo. Antes que nada debo dar el contexto, o el contexto que he visto:
Estuve con ese chico desde que salí del úl!@#*! año del colegio cuando teníamos 16 años, teníamos una historia divertida, pero fue ese año donde decidimos ser novios... Al principio era como muchas otras y grandes relaciones: besos por doquier, regalos, salidas, grandes charlas por el teléfono y en persona. Poco a poco se fue construyendo una gran confianza en nosotros, y supimos que de alguna forma esto iba a ser grande... Siempre fue un chico que se hacía diferenciar, muy reservado incluso para su familia, tenía pocos amigos pero no era antisocial, ponía una barrera ante los demás, pero no conmigo ni para mí. Cuando era momento de socializar, lo hacía a gusto conmigo; hubo un pequeño inconveniente: poco le atraía los planes con mi familia o mis amigos, pero era algo que se fue superando...
Por el lado de la intimidad, nos abrimos bastante, de hecho, fue primera experiencia para ambos, y desde allí fuimos como viento en popa... La confianza creció demasiado, los celos se manejaron divertida y controladamente, empezamos a formar nuestros planes a futuro como lo que queríamos hacer, dónde quisiéramos estar, etc.; sí, nos enamoramos cada día más. De hecho, sus padres y personas cercanas a nosotros nos veían muy comprometidos, más de lo "debido" para nuestra edad, como si fuésemos marido y mujer, cosa que no aceptaban tanto. No niego que ese amor creció tan grande gracias al factor de ser primeras experiencias para los dos: la cuestión es que hasta aquí no hubo problema y pronto aparecería, algo que ya conocíamos y preparados estábamos, o eso creímos.
Empezamos los estudios universitarios a los 17 años de edad, en otra ciudad y aquí hay algo que debo recalcar: antes de tomar su decisión de venir a esta ciudad siempre tuvo sus dudas en cuanto a lo que iba a estudiar, terminó en esta ciudad conmigo porque enfocó toda su atención en mí. Para muchas personas puede resultar bonito o adorable encontrar a una persona así, dedicando casi el 100% de su vida en esa persona que tanto ama: pronto nos daremos cuenta que conformó una falta grave en él. Debo decir que también me parecía muy lindo ver su compromiso, su lealtad, sus ganas de hacer todo por mí, de cuidarme en lo que podía, todo fue prudente y me encantaba todo de él; sin embargo, cual historia trágica, sabía que esa actitud, por muy bonita que pareciera, no le iba a ser bien para él, en su futuro profesional, y en algún punto eso irrumpiría en lo nuestro... Supongo que los dos nos hicimos de la vista gorda en ese aspecto y aprovechamos los momentos acá. De forma contraria, algo que nos unió bastante, nos fortaleció, nos daba bastante placer -ya sabrán a qué me voy a referir- nos abrió como pareja, funcionaba hasta como un filtro de lo malo que hacíamos, ese algo fue evolucionando, en todo el sentido del verbo, y nos llevó a placeres y momentos realmente inolvidables: el sexo.
Sé lo que pensarán ahora: eran dos polluelos conociendo ese placer y no experimentaron otras personas y lo que este mismo placer podría traer entre ellos... Pues bien, eso lo supimos bien y empezamos a dialogar más al respecto, aquí no me refiero a técnicas, posiciones, tendencias sexuales, etc., porque es "obvio" para una generación reciente todo estos temas, lo que digo es experimentar otras personas, o mejor: ¿qué era la infidelidad para cada uno de los dos? Ciertas situaciones que para muchas parejas es el acabóse, situaciones límites, y las mirábamos como malentendidos. Fui la primera en dar la opinión y consideraba la infidelidad no como el hecho de tener sexo con alguien medio borracho, después de una fiesta con sustancias encima, o por simplemente sexo... Le comenté que la infidelidad era enamorarse en sí de otra persona, amarla y lo que encierra esta acción. Estuvo de acuerdo, lo hablamos bastante: eso no iba a permitir que nos acostáramos cada fin de semana con alguien distinto o algo así, no. Claramente el sexo entre nosotros dos fue muy bueno por lo que lográbamos cumplir con el otro, satisfacer deseos, poner a prueba lo nuevo, y por el gran vínculo/relación que nos mantenía. Primer punto que ahora me mantiene afligida pero volveré al final... En fin, la cuestión quedó en ese planteamiento... Llegó un momento y él fue el primero en probar lo que creíamos: lo había hecho con una prima que considero muy zorra y horrible. Al principio lo tomé muy mal, imaginaba lo obvio -pensaba que hicieron o sintieron lo mismo-, sentía una repugnación porque esa chica la conocí y había llegado a mi casa!! En todo caso, cuando hablamos, cuando vi en sus ojos y sus expresiones lo que había significado para él esa ocasión: decía con gran voz y seguridad que no era para nada comparado a lo que sentía conmigo. Ahora, lo que todos piensan, faltaba que lo hiciese yo y aquí debo decir que él quiso presionar sobre esta decisión... Para mí siempre fue difícil aceptar tener sexo con alguien por el mismo placer y ya; pensaba que nunca podía ser capaz de desplazar el gran amor o sentimiento que debía sentir por esa persona con la cual iba a acostarme, sabía bien que el placer mío iba ligado a ese vínculo o gran amor con el otro. Así que fue un tema que quedó allí, sin constituir una piedra en el zapato; por cierto, él no volvió a tener encuentros con otra chica... O no todavía...
Pero como si fuese una balanza, lo que por un lado fue creciendo a favor, lo otro bajaba y empezaba a perjudicarnos. Al principio, creímos que todo se iba a desbordar por el tema de infidelidad, sexo con otros, etc., pero no. Pasó un semestre desde su encuentro con esa prima, y tuvimos una discusión muy boba pero fuerte: se habían acumulado bobas peleas... Debidas a que él quería que me independizara más de mis padres, o que los desobedeciera, en cuanto a mí, me encontraba entre la espada y la pared, no quería hacerlo sentir mal ni tampoco problemas con mis padres. En esa discusión, por el mismo calor de ésta, decidí decirle que era mejor terminar, alejarnos, que nos tratábamos mal, ya saben todo eso...
Al parecer serán tres partes, espero que alguien me ayude:
Y aquí, lector@s, empezó una situación de incertidumbre fea: pasaron las semanas, nos hablamos de nuevo, lo hicimos, pero él no estaba seguro de nada, ni de volver conmigo o si de continuar en la ciudad con lo que estaba estudiando, de nada... Solo seguimos ahí, con esos encuentros, dándome la esperanza de que funcionaría alguna vez, luego de ver qué sucedía entre los dos; NUNCA definimos si era el fin o algo más... Así pasó el tiempo hasta que una noche, en una discoteca, perdimos el control debido a un episodio de celos estúpidos -lo más raro es que él nunca fue tan celoso para hacer algo así-, decidió irse y lo seguí, me trató mal, con palabras que nunca antes me había dicho; cuando no aguanté más de la situación, le di una bofetada. Aun así, siguió diciendo algunas cosas que me hizo sentir una gran tristeza, quería irme a casa, pero insistió, pasando por encima de lo que pensaba, en ir a casa conmigo y hablar mejor las cosas: recuperó un poco la conciencia, reconoció que los tragos tal vez nos habían afectado un poco, sin embargo, solo quise irme a casa sola y descansar, algo que él no aceptó. Esa noche hicimos varias cosas inmaduras pero sin ausencia de eco... Después de esa vez, nos alejamos un poco pero volvimos a la monotonía de esa incertidumbre, de tratar de volver a ese pasado feliz que disfrútabamos un tiempo atrás... Y de nuevo, otra situación límite... De nuevo la incertidumbre de qué pasará... Y de nuevo una situación límite. Era ya el siguiente año cuando sucedió esa última, quise darme esperanzas de que todo cambiaría; puede que él haya reconocido las idioteces que cometió en esos momentos horribles, y lejos de la verdad no está, adicionalmente en esas últimas vacaciones pudo reconsiderar sobre su futuro y por fin tomó una decisión que se encuentra a gusto con él mismo... Pero, esas tres situaciones me hicieron dar cuenta de algo que quería negarme: él era muy terco, muy terco para respetar lo que a mí me parecía por muy simple que fuese, si él no lo consideraba de respetar, no respetaba... Muy terco, nos estábamos haciendo daño mutuamente, y estábamos estancados como personas: me vine a enterar que seguía haciendo casi todo por mí, pero apático con las demás personas, algo que siempre consideré fue que le conviene hacer amigos, buenos amigos; pero no sé si lo ha hecho... En cuanto a mí, sentía que estaba perdiendo el tiempo o la oportunidad de disfrutar con mis amigas, mis amigos, de mis compañeros de la universidad, con mi familia... Entonces, tomé la iniciativa de cortar todo de raíz, porque sé que éramos impulsivo y al vernos en cualquier momento caeríamos en la incertidumbre de nuevo: hace dos meses me reuní con él, me había llamado, lo hicimos, quise creer por última vez que todo 'volvería', pero opiné lo contrario, no sé con qué fuerzas, le dije que debíamos dejar allí todo... No llamadas, no mensajes, no encuentros, cero contacto. Él aceptó con lágrimas -obvio no faltó el mar de lágrimas de los dos- pero luego de unos días me vine a enterar que no quiso eso...
Ya nos acercamos al final -perdón si está un poco extenso pero he sentido que debo sacarlo todo-, exactamente un mes pasó luego de esa charla que creía la última... Me llamó un viernes, quería encontrarse conmigo para tomar un café pero le dije no, rotundamente no; sentía el miedo de que alguna de esas situaciones o de esas personas que éramos cuando llegábamos a ese punto aparecieran de nuevo, no puedo negar que quise verlo y besarlo, pero mi otra parte, la que sentía tranquila y fuera de ese ciclo vicioso -eso se había vuelto nuestra relación-, la que había disfrutado con mis amigos, la que había conocido un chico -al principio lo consideré interesante-, la que sentía un mínimo progreso, esa persona diciendo no con seguridad, no porque era sentir que se destruía ese pequeñísimo cambio. Y fui dura y seria con él para demostrarle que no debía ser como él decía, que no podía pasar por encima de mi opinión porque sí... Esa noche cuando terminaba la llamada él había toamdo una decisión: suicidarse. Le había dicho a su madre y a mí que estaba seguro que lo iba a hacer... Sé que lo intentó, se sintió un imbécil luego de eso... Siguió llamándome... Solo veía que ya era una obsesión o una esperanza vana que teníamos, por eso nunca acepté encontrarme con él de nuevo. Solo 4 días pasaron y forzó el encuentro, estaba con mi padre comiendo en un restaurante!! Habló con él, y por teléfono con mi madre días antes!, al parecer solo quería disculparse con ellos y conmigo, reconocía que fue un terco, un orgulloso, un antipático y grosero con todos: cosa que en esos momentos no creía, solo sentía rabia por haber irrespetado mi decisión de nuevo... Esa misma noche le dije que no podía ser más, que debía aceptarlo, le hice ver que tenía algo con otra persona -cosa que no era cierta- que ya no quería nada con él, de nuevo fui ruda ante las circunstancias.
De ahí al ahora, sé que ha pasado un tiempo -otro mes- donde sucedieron "pocas" cosas:
1 Sé que estuvo en una clínica siquiátrica por depresión durante una semana y luego de su salida, su madre lo ha acompañado en casa.
2 Hablé con un chico que creía interesante, me acosté con él un par de veces -se dio todo: estaba sensible, se acerca un chico atractivo, escucha lo que siento.... ya saben a dónde iba esto-, pero luego sé que el tipo es un imbécil y bueno, nunca sucedió nada, nunca pasó nada.
Lo adecuado sería que mostraras respeto al foro, estructurando tu historieta en párrafos legibles. De todas formas, las aventuras de dos adolescentes meones que creen haber descubierto la pólvora mojada no provocan más que bostezos.
Tienes razón... No tuvo caso. De todos modos, si tendríamos 30 años tal vez sería más interesante... Como muchas de las que hay en el foro. Gracias de todos modos.
Tienes razón... No tuvo caso. De todos modos, si tendríamos 30 años tal vez sería más interesante... Como muchas de las que hay en el foro. Gracias de todos modos.
No hay ninguna con tantas palabras para no decir nada.