Me presento en este foro con este tema muy trillado, pero siempre vigente: los celos por el pasado de nuestra pareja. La historia es un poco larga, pero vale la pena leerla.
Después de dos matrimonios y varios conatos, todos fracasados, por fin hace 20 años una amiga que se iba a casar me puso de padrino de su boda. La madrina era una exuberante mujer que inmediatamente me flechó. Era 15 años menor que yo, pero había llevado una vida bastante difícil. A sus 21 años, viajando con su esposo y su hijo recién nacido, tuvieron un grave accidente de tráfico que ocasionó la muerte de su esposo y de su hijo, quedando ella viva de milagro. Paso muchos meses en recuperación, y todos los días le pedía a Dios que se la llevara con sus seres queridos. Pero Dios no se la llevó sino que le envió a todos esos individuos que hacen el trabajo de los muertos (consolar a las viudas). El primero fue un hombre casado que le ofreció la luna y las estrellas, y que, por supuesto, se iba a divorciar para casarse con ella. Después de un par de años, y viendo que su pareja no tomaba decisiones, decidió dejarlo por un chico soltero y sin compromiso, pero de muy mala leche. El tío la maltrataba física y mentalmente, al punto de que le causó serios problemas sicológicos. Después vino el clásido promiscuo bohemio y seductor, que con los mismos argumentos de los anteriores, pero mejor adornados, la sedujo y le dejó un hermoso VPH que fue la causa de su separación. No sé si hubo más, y realmente prefiero no saberlo. Lo cierto es que poco después de su última decepción amorosa, por fin la vida nos ha unido y nos ha mantenido juntos por 20 años, contra viento y marea. Juntos hemos logrado crear y echar para adelante a una empresa muy rentable que nos permite vivir con comodidad. Juntos hemos hecho un gran grupo de amistades que nos aprecian y hasta nos envidian por nuestra eterna felicidad, pues todavía vamos siempre agarraditos de la mano. Tenemos una hermosa hija de 18 años que es nuestra adoración. Y, como guinda de este relato, estoy tramitando la anulación de mi matrimonio sacramental para casarme con ella por la iglesia, como Dios manda.
Todo esto es muy bonito, pero no puedo evitar, de vez en cuando, caer en pequeñas depresiones pensando en su pasado, en todos esos tíos que a lo mejor la complacían mejor que yo. A veces me siento tentado a reporchárselo, a decirle que no debía de haber hecho todo eso, pero al final entiendo que ése fue su camino para llegar hacia mí. Si su pasado hubiera sido diferente, es casi seguro que no nos hubiéramos encontrado, y tengo que reconocer que hubiera sido una gran pérdida para mí. Siento celos de sus pensamientos, de que de pronto se presente uno de sos fantasmas de su pasado y me la quite. Cuando me arpietan los celos me pongo a pensar si yo podría vivir sin ella, y la verdad es que creo que no podría resistir una separación.
La amo intensamente, a pesar de todo.