Mi opinión
A mí me ha pasado los dos tipos de situaciones, he dejado y he sido dejada varias veces.
Cuando me han dejado, yo lo sentí más al principio, porque cierto es que si te dejan, significa que la elección no es tuya, entonces duele y cuesta asimilar y mientras va pasando el tiempo te vas recuperando y haciendo más fuerte, mientras tanto, la otra parte ha estado pasando el duelo de otra manera, supuestamente ha estado mejor al principio porque tomó una decisión clara, y a medida que ha pasado el tiempo, si ha sido un amor fundamentado y un pensamiento maduro, ve y comprueba que su vida ha seguido igual, que muchas veces creemos que somos amargados por la persona que tenemos al lado y cuando te quedas solo o inicias otras relaciones y te vuelve a suceder lo mismo, te das cuenta de que eres tú, entonces recuerdas el tiempo pasado y valoras a quien estuvo a tu lado, entonces fue el momento que me contactaron para pedir perdón, claro, a destiempo, puesto que en ese tiempo de desahogos para la otra parte fue tiempo de recuperación para mí, y cuando el amor se alja y la cabeza toma el mando se ven las cosas fraimente y en perpectiva, y cuando uno vuelve, con las dudas, el otro ya las tiene despejadas.
En el caso que he dejado yo, pues más o menos lo mismo,
Tomé una decisión y en el primer momento me volqué en otras cosas más agradables que lo que estaba viviendo,
mientras la otra parte me lloraba. A medida que pasó el tiempo, y cuando te empiezan a torcer las cosas de nuevo pues piensas en lo que dejaste atrás y dudas de haber tomado aquella decisión, entonces contactas para corroborar que aquel tiempo pasado fue mejor y compruebas que la otra parte ya no está en la misma situación en que tú la abandonaste, ya está con las ideas claras porque ha pasado su duelo y ha sido produvctivo. Y todas estas experiencias te hacen madurar y valorar.
Desde luego que al valorarlo todo, te das cuenta en lo que te hubiese convenido o no, y en la siguiente relación, intentas aplicarlo. Desgraciadamente son muchas las ocasiones en las que tropezamos dos y tres veces en la misma piedra hasta que aprendemos, simepre, con lo que perdemos y nos damos cuenta que era válido.
Un saludo,