En verdad que te ha tocado vivir cosas malas, y qué pena que tu niñez no haya sido alegre. Pero en esa etapa de la vida es poco lo que podemos hacer, y, en la gran mayoría de los casos, eso nos marca para siempre.
Uno no puede elegir a sus padres y otros familiares. Tampoco podemos elegir a nuestros vecinos y compañeros de estudios o de trabajo. Pero cuando ya somos mayores sí podemos elegir qué tipo de vida queremos llevar.
Tú ahora tienes a un hijo y debes tratar de hacerle su niñez feliz, como a ti te hubiera gustado. Quiérelo mucho, tenle paciencia, edúcalo con principios y valores. También tienes qué trabajar en ti misma, elevar tu autoestima. No te compares con otras personas porque eso no te va a ayudar.
Estás ya en el límite de una etapa de tu vida, como las orugas. Ellas tejen su capullo y ahí dentro se transforman. Del capullo saldrá un ser muy diferente a lo que era antes, y entenderá que todo el sacrificio que pasó no es nada comparado con la nueva vida que le espera. Esa bella mariposa abrirá las alas, volará hacia las flores y será muy feliz hasta el último de sus días.
Chica, tú puedes cambiar tu vida. Hazlo por ti y por tu hijo.