Él está bien, yo estoy bien.
Existe una razón profunda y natural para que te sientas así y una vía que podría ayudarte.
Ten contacto con tu esposo, acompáñalo, tócalo, abraza su mano si no lo puedes abrazar, si es posible bésalo o prueba su piel. Sé que lo último suena raro. Tu conciencia sabe que está bien pero no el resto de tu cuerpo, reaccionas como si lo hubieras perdido y lo que te sugiero funcionará mejor que repetirte que no fue tu culpa. Tu cuerpo debe sentir que está contigo y el contacto de piel y más de la boca, unas partículas en tu organismo, harán más que racionalizar.
Todos entendemos que estés asustada y si entendemos que en la incertidumbre temías lo peor y reaccionaste como si hubiera sucedido entenderemos que estés deprimida.
Ahora se trata de que tu organismo entienda que no hubo pérdida.
Los que hemos sufrido pérdidas sabemos que en el momento buscaremos a quien culpar y no importa lo absurdo que sea. Si no hubiera sucedido lo del teléfono tal vez hubieras encontrado otra cosa para culparte, es un desesperado intento de querer creer que podríamos haber impedido lo imprevisible. Yo culpe a Dios por, entonces, media vida.
Tu mantra podría ser: Él está bien, yo estoy bien.
Podrías usarlo para detener tu mente.
