Lulú fue mi compañía por más de 15 años, ha sido el ser más especial que se ha cruzado en mi vida y siento que cometí un error aplicarle la eutanasia porque me muero realmente por dentro.
El vínculo que sentí con ella hace que sea más difícil aceptar la pérdida y más porque siento que hice mal, mi conciencia me tortura y cada vez el dolor es más fuerte.
Ella llegó a mí cuando tenía 8 añosy desde entonces se convirtió en mi fiel compañía, mi felicidad, mi emoción de llegar a casa y verla, corriendo de alegría por el reencuentro.
Con los años mi círculo social cerró y solo quedó ella, no me preocupaba ya que su compañía me hacía sentir completa, tranquila, no me faltaba nada si la tenía en mis brazos.
Lulú este año cumpliría 16 y yo no permití que llegara ese día 😣. Su estado me ponía triste, había perdido la vista, a penas me reconocía de cerca por mi olor o mi voz llamandola casi a gritos; sus patitas traseras ya no eran firmes, no podía permanecer mucho rato de pie, se chocaba con todo y daba tantas vueltas que en ocasiones creo que era motivo de que vomitara. Algunas noches lloraba sin conocer el motivo, yo trataba de tranquilizarla y hacerla dormir entre mis brazos, cosa que no siempre funcionó.
La última noche que pasó a mi lado me despertó el sonido fuerte de su respiración ya que tenía sed y cuando estuve consciente sentí que tenía fiebre.
Mi familia insistió tanto que ya no tenía una vida digna, al punto de que luego de muchos meses pensarlo, tomé la decisión de que no quería verla sufrir y mis hermanos la llevaron a aplicarle la eutanasia.
Estando en el trabajo, mi papá llama a las 5:30pm , hora y media antes de la cita en la veterinaria para informarme que ya todo estaba listo.
Corrí para ver a Lulú por última vez, despedirme de mi bebé, de mi compañera fiel y no lo logré.
Han pasado 4 días y lloro dia y noche por su ausencia, porque no sé si fallé al no evitar que la llevaran, porque no fui valiente para acompañarla en ese momento, porque siento que no debí aceptar que se la llevaran y ahora tengo un dolor en mi pecho que no me deja vivir.