¿alguien sabe de psicología masculina? ayuda
Hola buenas.
Resulta que mi novio y yo llevamos medio año y llevamos desde los inicios con una relación a distancia ya que vivimos a 300 km. Nos solemos ver una vez al mes (siempre voy yo ya que él vive solo y yo con padres).
Hace 8 días tuvimos una pelea muy gorda por mi culpa. Enseguida fui a disculparme pero él se sentía muy dolido y decepcionado conmigo. Me dijo que le dejara tiempo, que ya se le pasaría. Así he estado una semana, sin hablar practicamente con él y cuando lo he hecho ha sido para que me echara en cara las cosas y de forma muy distante y dura.
Ahora hablamos más, pero sigue estando distante conmigo. Ya no me dice cosas cariñosas. Se las digo yo y si le pregunto que si me quiere y me echa de menos, me dice que más que yo pero se enfada porque se lo pregunto. Apenas me coge el móvil. Apenas conecta al msn y cuando lo hace se tira mucho tiempo sin contestarme porque está a otras cosas.
Para colmo si le pregunto qué le pasa y si está mejor conmigo se vuelve a enfadar y me dice que asi las cosas no se van a solucionar. Me sigue diciendo lo mismo, que ya se le pasara y es cuestión de tiempo y que deje de comerme la cabeza con gilipolleces porque lo hago sin razón, que disfrute de la relación.
Pero yo así no disfruto, soy totalmente infeliz. Estoy como loca porque al principio era todo lo contrario: estaba metido al msn todo el dia esperándome, me cogía el móvil fuese la hora que fuese, me decia que le despertara llamándole, me decía cosas cariñosas hasta la saciedad... era perfecto. Es más, me prometió hasta la saciedad que me haría constantemente la persona más feliz del mundo y que no se perdonaria hacerme nunca el menor daño. Y me lo está haciendo como nunca me lo habian hecho.
Esto ya no puedo hablarlo mas con él porque parece que se pone peor conmigo.
¿SE PORTA ASÍ CONMIGO PORQUE SABE QUE ME TIENE SEGURA CUANDO QUIERE Y QUE SIEMPRE VOY A ESTAR ALLI PASE LO QUE PASE? ¿DEBERÍA DISTANCIARME Y VER QUE ME PUEDE PERDER?
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Esto me hizo comprender muchas cosas...
¿Alguna vez has conocido a alguien que te trata como a una diosa del sexo una noche, y luego no te llama durante dos semanas? ¿O alguien que te lleva a pasar un increíble fin de semana de esquí y después desaparece de tu vida? No logras adivinar qué has hecho mal para que te haya rechazado. ¡Si incluso se comportaba como si le gustaras! Pues bien, te has cruzado con un hombre ambivalente.
Muchas de las mujeres de mi grupo de terapia se relacionaban con un hombre así, lo cual dificultaba todavía más el proceso de recuperación cuando la relación terminaba. Si eso ocurría, empezaban a cuestionarse su propia actitud tratando de descubrir qué motivó el extraño comportamiento de él. Nunca sabían cómo reaccionar ante la ambigüedad de las señales que les enviaba la pareja.
La impredecible conducta de un hombre ambivalente puede hacernos sentir rechazadas y abandonadas. El miedo a perderle nos lleva, a su vez, a aferrarnos todavía más a él y no dejar de llamarle y perseguirle, lo cual, como sabemos, no es nada bueno.
Relacionarse con una pareja ambivalente es muy desalentador, pues su comportamiento es absolutamente ilógico y se presta a la confusión. Puesto que no entendemos su actitud impredecible, empezamos a dar vueltas a todo lo ocurrido con él para averiguar qué es lo que debemos haber hecho mal. Nos autocensuramos por haber dicho o hecho cosas por las que normalmente no nos disculparíamos y que, sin embargo, ahora nos hacen sentir tremendamente culpables.
Lo más probable es que no hayamos hecho nada mal. La mayor parte de las veces se trata de un problema de él. Sólo nos sentíamos atraídas hacia él e intentábamos participar en el proceso de enamoramiento, lo cual, en el caso de un hombre ambivalente, es suficiente para que huya despavorido.
¿Cuáles son los rasgos fundamentales que definen a un hombre ambivalente?
Nos dice que nos ama y luego empieza una relación con otra mujer.
Nos dice que nos hecha de menos, que quiere estar a nuestro lado, pero no encuentra tiempo para vernos.
Se muestra entusiasta practicando el sexo con nosotras, y la siguiente vez que hablamos, adopta una actitud distante y formal.
No nos llama cuando dice que lo hará.
Se relaciona con otra (otras) mujer (mujeres), pero dice que sólo quiere estar con nosotras.
Cancela citas, o siempre llega con retraso.
Nos da plantón.
Mantenemos una conversación intensa en la que nos sentimos plenamente conectadas a él, y la siguiente vez que hablamos, en cambio, actúa fríamente.
A veces, desaparece de nuestra vida durante semanas.
¿Qué es lo que provoca que un hombre ambivalente se comporte del modo en que lo hace?
El hombre ambivalente puede ser encantador, refinado e inteligente, pero a la vez suele ser emocionalmente inmaduro. Busca una satisfacción sexual, económica o emocional, y la quiere de un modo del que ni él mismo es consciente, lo cual provoca el carácter particularmente ilógico que lo define. Si no obtiene esa satisfacción, se distancia emocionalmente y sigue buscando.
Se trata de un tipo de hombre que puede describirse como infantil. No ha madurado ni psicológica ni sexualmente hasta el punto de ver a una mujer como un ser aparte (por el contrario, él la considera una extensión de sí mismo). Un hombre de estas características se muestra totalmente ensimismado en sus propias necesidades, y es absolutamente incapaz de considerar siquiera las nuestras. Le entra el pánico cuando se ve demasiado implicado en una relación, se siente engullido por una mujer por la que se siente atraído, y para aliviar esa ansiedad, se distancia o desaparece.
Es un hombre temeroso de experimentar necesidad por alguien. Si empieza a enamorarse y sentirse dependiente, escapa. Hará todo cuanto sea necesario para no tener que soportar el terror y la vergüenza de su propia vulnerabilidad. Puede que tenga miedo a una relación seria debido a un trauma infantil, o puede que nos vea como seres totalmente buenos o malos, y que si nota algo distinto a lo esperado, corte con nosotras definitivamente. Lo más probable es que nunca lleguemos a saber qué es lo que le molestó de nosotras.
Cuando Alice conoció a Carl, vio en él al hombre de su vida. Era guapo, encantador e imaginativo. Trabajaba como asesor publicitario. Salieron un par de veces a cenar a restaurantes muy románticos y muy caros. En la segunda cita, Carl fue a buscarla a su oficina, donde la besó apasionadamente. Alice no recordaba haber experimentado nunca un deseo sexual tan fuerte por ningún hombre. Creyó ser la mujer más afortunada del mundo por encontrar a un hombre por el que se sentía tan atraída y que, al parecer, la correspondía. De pronto, empezaron a ocurrir cosas extrañas.
Alice notó que Carl nunca la llamaba por la noche, siempre durante el día y al trabajo. Él le había dado el supuesto número de teléfono de su casa, pero ella empezó a sospechar e intentó llamarle varias veces. Nunca respondía, siempre salía el mismo contestador. Tras investigar un poco, Alice averiguó que se trataba de un buzón de voz. Cuando habló con Carl, éste admitió haber mentido acerca de lo del teléfono y le confesó que estaba viviendo con otra mujer. Alice estaba aterrada por no poder encontrar otro hombre por el que sintiera una atracción tan profunda, así que decidió continuar viéndole. Esperaba que él dejara a su novia.
Carl la llamó a menudo durante unos cuantos días, y después empezó a llamar con menos frecuencia. Le dijo que tenía mucho trabajo, y cuando por fin consiguieron citarse de nuevo, el día antes la llamó para anularlo con la excusa de que debía partir en un viaje de negocios de última hora. Alice se sintió frustrada y se enfadó con él. Le dijo que nunca encontraba tiempo para estar con ella aun cuando no dejaba de repetirle que la echaba de menos. Carl se enojó y le respondió que lo estaba presionando demasiado. Ella empezó a sentir que estaba perdiendo el control por un hombre que, a pesar de ser muy activo sexualmente, no tenía ningún interés en llevar la relación más allá. Alice tenía muchas ganas de llamarle. Incluso llegó a pensar en ir a su oficina y pedirle explicaciones sobre por qué la confundía tanto. Quería saber de una vez por todas qué es lo que él sentía verdaderamente por ella. Sin embargo, intuía que aquella no era la mejor manera de resolver las cosas, así que vino a verme.
Carl era un hombre muy egocéntrico y exigente. Había estado mintiendo a Alice desde el principio sobre su misteriosa vida personal. No le había dado siquiera la oportunidad de decidir si quería empezar una relación con un hombre que estaba viviendo con otra mujer. Sólo la veía como alguien que complacería sus necesidades sexuales o emocionales, como una extensión de sí mismo. El bienestar de ella le era enteramente igual.
Un hombre como Carl se mueve en un campo emocional muy limitado, por lo cual es incapaz de alcanzar cierto grado de compromiso. Es incapaz, también, de sentir compasión y simpatía, lo único que le importa es que se las dispensen a él. El comportamiento de un hombre así será extremadamente variable, lo mismo que sus intenciones.
Actúa apasionadamente y, sin embargo, no encuentra tiempo para salir con Alice. Le dice que le gusta, pero le miente y manipula. Y, además, se niega a aceptar que su comportamiento sea ambivalente. Un hombre como Carl puede hacer que una mujer sienta la necesidad de llamarle, ya que después de dispensarle todo tipo de atenciones, sus maniobras de distanciamiento la hacen sentirse abandonada y rechazada; temerosa de haber hecho algo mal y agobiada por la posibilidad de perderle, esa mujer correrá tras él.
¿Por qué estás con un hombre ambivalente?
Muchas de las mujeres que tienen relaciones con un hombre ambivalente están cegadas por la pasión y la excitación y no se dan cuenta de si verdaderamente ese hombre es capaz de mantener una relación. No perciben sus limitaciones emocionales.
Si la necesidad de una satisfacción inmediata de la excitación, la pasión y el drama es la cualidad esencial que buscamos en un hombre, consideremos el hecho de que muchos psicópatas, asesinos y violadores son guapos y fascinantes. Pueden mostrarse encantadores, cariñosos y muy sexys. Quizás el atractivo físico y el carisma no son, después de todo, los rasgos en los que fijarnos a la hora de buscar a un hombre con el que mantener una relación amororsa.
Cualidades que denotan que no se trata de un hombre ambivalente
Invierte tiempo y energía en la relación.
Llama cuando dice que lo hará.
No intenta explotarnos ni utilizarnos de modo alguno.
Es considerado con nuestros sentimientos.
Es compasivo y atento.
Es capaz de escuchar cuando hablamos. Nos presta atención.
No nos hace sentir como si estuviéramos volviéndonos locas.
Un hombre que no es ambivalente nos hace sentirnos más seguras en una relación, y esto hace que no tengamos la necesidad urgente de llamarlo a cada segundo.
Hola
Yo no se nada de psicología masculina, pero te puedes leer un libro que parece que lo explica muy bien, me lo recomendó incluso la psicóloga, quizás ya has oido hablar de el porque es muy conocido "Los hombres son de marte, las mujeres de venus". Espero que te sirva. Y lo estoy leyendo ahora,.