Dependencia emocional
Cuando llegué al grupo, no sabía que dependía de manera enferma de las personas. En apariencia, hacía lo que quería, pero al escuchar a los compañeros, me di cuenta cómo desde niña me preocupaba demasiado lo que mi mamá pensara o dijera de mí; trataba de comportarme de manera que le agradara y, a pesar de no pedírmelo, creía era necesario para ganarme su cariño, por lo tanto, hice muchas cosas que no me gustaban o no estaba de acuerdo con tal de quedar bien y acaparar su atención.
Su presencia y cuidados eran imprescindibles para mí; cuando salía, sentía gran tristeza, angustia y soledad, lloraba, me daba miedo que no regresara y el sólo hecho de pensar que podía morir, creaba también en mí un deseo de muerte, pues no soportaría vivir sin sus atenciones. Recuerdo cuando atendía primero a mis hermanos o creía ver que prefería a alguno de ellos, era para mí, motivo de mucho enojo por lo que llegaba a insultar a mi familia.
Ya estando dentro de la agrupación, ella murio. Aunque con gran dolor, estuve apoyada en todo memento, no me sentí sola y sobre todo pude aceptar su muerte con tranquilidad. Aquí comprendí que tenía un miedo enorme a la soledad, sentía un vacío y pensaba que no valía como persona. Me han ayudado a realizar cosas que me gustan y a aceptarme como soy.