Hola,
Necesito consejo, necesito que alguien me diga si lo que siento es normal o quizá estoy exagerando demasiado, pero lo cierto es que esta situación está pudiendo conmigo y mi matrimonio y mi salud emocional se está viendo enormemente afectada.
Desde que mis padres se separaron cuando yo tenía 15 años y yo decidí quedarme a vivir con mi padre, he sido una persona muy independiente, tuve que aprender a marchas forzadas a llevar una casa yo sola y no sé si lo hago bien o mal pero lo que sí sé es que lo hago yo sola porque así es como lo he asimilado por la situación que me tocó vivir.
Empecé a salir con el que hoy es mi marido hace 8 años y medio, desde el principio tuve muy buena relación con sus padres y hermanos y lo cierto es que son una gente encantadora. Mi marido y su familia siempre han estado muy unidos, han pasado muy malas experiencias en el pasado (una de ellas el accidente que dejó parapléjico a mi marido) y superar estas experiencias juntos ha hecho que se unan como una piña y que tengan una relación familiar envidiable. Hace 10 años decidieron dejar el piso donde vivían para irse a vivir a una casa a las afueras, en ese momento yo conocía a mi marido pero ni siquiera éramos novios. La casa donde se fueron a vivir la diseñaron con vistas al futuro, en la planta alta vivirían los padres y el hermano pequeño de mi marido (su otra hermana ya estaba casada y tenía su propia casa) y en la planta baja se hizo una casa entera para mi marido, comunicadas mediante un elevador para que mi marido pudiera subir a casa de sus padres. De este modo él conseguía cierta independencia pero sin dejar de estar lejos de sus padres.
Comienza nuestra relación y como es normal cada uno vivimos en nuestra casa, yo con mi padre y él en su casa. Con los años decidimos dar un paso más en nuestra relación y yo me traslado a vivir a su casa (con sus padres viviendo encima de nosotros claro). Lo primero que noto es la enorme dependencia que tenía de sus padres, la primera discusión fue porque aunque yo ya ejercía como pareja oficial él seguía dándole la ropa a su madre para que se la lavase... pareció entenderlo y accedió a que yo lavase su ropa, pero claro en su casa no había lavadora (nunca la había necesitado) así que yo tenía que subir a casa de sus padres a lavar, con el consiguiente agobio por entrar en una casa que no consideraba mía, y por tener que declinar el ofrecimiento de su madre a que ella nos lo tendiese en su tendal y lo recogiese y planchase (yo me lavo mi ropa con todo lo que eso significa), tener que lavar sólo los fines de semana ya que yo llegaba a casa a sobre las 22:00 y no era plan de subir a poner una lavadora a esas horas y mucho menos volver a subir a las 23:30 para recogerla en fin me costó, pero después de un año y medio conseguí tener una lavadora en nuestra casa.
El tiempo va pasando y yo voy notando cosas que me incomodan pero que no doy demasiada importancia puesto que al fin y al cabo ¿quién era yo para decir cómo había que vivir allí si era la última que había llegado? Una cosa que puede parecer una tontería pero que es crucial para la convivencia, es que nuestra casa tiene doble puerta, una exterior de cristal que tiene una manilla para abrir desde el exterior y la puerta de madera de seguridad. Normalmente la de madera siempre esta abierta para que entre luz por lo que todo el mundo puede entrar en nuestra casa sin llamar. Este ha sido uno de los mayores causantes de mi inseguridad y es que todo el mundo entraba por nuestra casa para subir a la de arriba ya que es mas cómodo subir por el elevador que por un tramo de escaleras, (a ver, en invierno si está lloviendo a jarros y hace un frío que pela lo entiendo pero es que es a diario y a cualquier hora), entonces ¿para que hicieron una puerta por el otro extremo de la casa para subir a la planta de arriba si no la iban a usar? En fin, que lo que debía ser el salón de nuestra casa en ciertos momentos parecía el portal de una comunidad de vecinos. El trasiego de gente por lo que yo consideraba nuestra casa y que ellos consideraban la casa de su hijo o de su hermano (como había sido siempre) me ha ido minando la moral poco a poco y es que siento que no tengo libertad para estar en bragas y sujetador por mi casa si me da la gana porque en cualquier momento puede entrar cualquiera, mucho menos pensar tener relaciones con mi marido, o estar tirada en el sofá todo el días porque ¿qué van a pensar si me ven todo el día así?. Seguro que os preguntareis que por qué no cierro la puerta de madera, ya lo he hecho y entonces se malinterpretan los términos, lo único que quiero es que la gente llame y espere a que yo les abra para que entiendan que están entrando en nuestra casa, pero ellos interpretan que si la puerta está cerrada es que no queremos que entren y ni siquiera llaman. Yo no pretendo cerrar las puertas de mi casa a mi familia política, sólo intento que entiendan que intentamos que estas cuatro paredes sean nuestro hogar, donde tener nuestra intimidad, no la planta baja de su casa donde vive su hijo.
En dos ocasiones he tenido que llegar a mentir diciendo que estaba de vacaciones, para no tener que explicarles que estaba de baja sin ir a trabajar porque estaba haciendo reposo tras un ICSI para intentar quedarme embarazada y es que considero que intentar tener un hijo es de los más íntimo que una pareja puede tener, sea por el método que sea, y porque nosotros lo tengamos que hacer por inseminación artificial no quiere decir que tenga que ir contando paso a paso todo lo que me van haciendo, quiero que todo sea lo más natural posible y si conseguimos quedarnos embarazados decirlo en casa como si fuésemos una pareja más (que no van contando cada vez que hacen el amor para ver si se quedan con pelos y señales), una vez que ya estemos seguros de que todo está bien. Creo que la tensión y la ansiedad que he tenido intentando ocultarlo ha podido ser una de las causas por las que no me he quedado en los dos intentos que hemos hecho y este es otro motivo más que se une a todos los que ya me rondan en la cabeza para pensar que en cierto modo se siguen involucrando un nuestras vidas, sin darse cuenta eso sí.
Total que después de tres años viviendo allí, los dos últimos ya como la esposa de su hijo, siento que están invadiendo nuestra intimidad. Me he cansado de encontrarme la puerta cerrada cuando yo la he dejado abierta, o al revés, de irme de vacaciones o a pasar una sola noche por ahí y dejarlo todo cerrado a cal y canto para ver si pillan la indirecta y al volver encontrármelo todo abierto, puertas, cortinas, ventanas... para ventilar la casa ¡¡cuando no se lo hemos pedido!! Pero ¿qué necesidad tiene ellos de entrar a nuestra casa para ventilarla como si fuese la suya? ¡¡si por que la casa esté cerrada 10 días no pasa nada!! Y es que si estamos en casa se cortan un poco más en hacer esas cosas pero si no estamos, es como que tienen vía libre para entrar y hacer lo que les de la gana y yo me parece una falta de respeto tremenda.
Pienso que lo hacen sin darse cuenta y sé que no lo hacer por afán de cotillear ni nada por el estilo, sino porque es lo que hacían por costumbre cuando mi marido vivía solo, pero es que no encuentro las palabras para darles el toque sin que se lo vayan a tomar a mal, yo los quiero y respeto muchísimo porque se han portado muy bien conmigo y no quiero que tengan una mala imagen de mi, ya conocéis el refrán que dice de fuera vendrán que de casa te echarán pues eso es lo que pretendo evitar, no quiero que tengan la sensación de que los estoy robando parte de su casa pero es que pensé que después de casarnos se darían cuenta de que esa casa era NUESTRA casa pero no, sigue siendo LA PLANTA BAJA DE SU CASA. He ido capeando la situación como he podido pero he llegado a un punto en que el hecho de irme de casa por la mañana a trabajar me causa una angustia, tengo ataques de ansiedad y tiemblo de nerviosismo cada vez que llego a casa y veo que han vuelto a entrar.
Ya no sé si lo que siento es normal, si es normal que tenga este sentimiento de territorialidad tan fuerte o a lo mejor estoy siendo muy egoísta, el caso es que yo no quiero dar la espalda a mi familia política, solo quiero que respeten nuestra intimidad como si fuésemos los vecinos de abajo, no su hijo y su nuera.
Mi marido está en medio de todo esto y sé que si yo lo estoy pasando mal él lo está pasando bastante peor. Ha visto como me ha cambiado el carácter y mi actitud hacia él ya que es al único que le puedo contar mi frustración, por otro lado no dejo que les diga nada porque no suele tener tacto diciendo las cosas y entonces seguro que malinterpretan lo que siento. Intento separar mi malestar con sus padres de mi relación con él pero casi no lo consigo. Esto está empezando a minar nuestro matrimonio y le agradezco un montón el esfuerzo y sacrificio que está haciendo para intentar ayudarme a su manera con los medios que él tiene.
Tenemos otra casa en un pueblo y estamos pensando mudarnos y dejar esta, creo que poner tierra de por medio y vernos algo menos va a ayudarnos a todos, yo no sentiré que invaden nuestra intimidad por lo estaré bastante más tranquila y ellos tendrán la planta baja toda para ellos. El caso es que sé si esta es la solución más adecuada, y tampoco sé cómo se lo tomarán, si se sentirán culpables o lo verán con normalidad.
¿Qué puedo hacer? ¿Creo que algo debería decirles pero, cómo lo hago para que no se ofendan?
