Hola! Mi caso es el siguiente: tengo un marido que es un amor, que me quiere con locura. En estos años que llevamos juntos, hemos logrado conseguir tener el estilo de vida que siempre quisimos. Por eso, es justo decir que mi vida con él es cómoda y casi, casi, feliz.
El problema es que desde hace seis meses estoy con otro. Al principio, era solo sexo. Vivimos en ciudades diferentes, y quedabamos cada quince días para encerrarnos en un hotel.
Pero con el tiempo me he ido enamorando, cada día más. Sé que él también se enamoró de mí... Con él no tengo ninguna de las comodidades que tengo en mi matrimonio; además, tiene un carácter insoportable (igual de insoportable que el mío, por otro lado, ya que somos muy iguales) pero, aún así, consideré durante un tiempo la posibilidad de dejarlo todo e irme con él. Aunque siempre había algo, como una alarma que me impedía lanzarme... El caso es que este verano él se fue un mes de viaje: los dos quedamos de acuerdo en que era una excelente oportunidad para pensar qué queríamos realmente, cómo encaminar nuestra relación. En un mes, casi no hablamos, ya que él estaba al otro lado del océano... Cuando llegó, todo había cambiado. Reconozco que yo me mostré más fría, porque ya no estaba segura de lo que él sentía por mí (aunque cada vez tenía más claro que yo a él lo amaba); pero el caso es que él tampoco estuvo a la altura. Me llamaba con la misma frecuencia que antes (un par de veces al día) pero... estaqba distante. Fui a verle a su ciudad, y pasé allí tres días en casa de una amiga, pero no encontró hueco para verme. Puso cien disculpas absurdas... que me llevaron a pensar que ya no le importaba nada... Y decidí que la historia terminaba allí. Me despedí con un mensaje de texto.
Pasaron tres semanas en las que no supe nada de él... Y al cabo me llamó. Y me removió de nuevo mi mundo. Desde entonces, hemos vuelto a hablar a diario, pero nunca de nuestros sentimientos. Solo una noche me dijo que me echaba de menos, que sigue enamorado de mí, pero que está harto de ver cómo la vida pasa y yo sigo con mi marido.
El caso es que el domingo decidimos que nos veríamos ayer, ya que yo tenía que ir a su ciudad por negocios. Ël llevaba días diciendome que quería que pasaramos la noche juntos, incluso me propuso, medio en coña, medio en serio, que nos fueramos un fin de semana de viaje, solos. Y quedamos a las nueve. La idea era tomar un café, aunque yo ya me había hecho a la idea de que me acabaría acostando con él. A las nueve menos cuarto me llamó y me dijo que no podría venir, que lo sentía. Ni una explicación. Me enfadé mucho, muchísimo. No es justo. Me llamó esa misma noche, pero seguía encabronada y no le cogí.
No entiendo su actitud. Es una de cal y otra de arena. Es un ni contigo ni sin ti.
Por otro lado, está mi marido. Su amor es incondicional. Y yo no me quiero jugar mi vida por una carta perdedora. Necesito garantías.
Me gustaría que alguien me aconsejase, que me dijese qué hacer...