Dios no existe
Todas las religiones tienen en común que son creadas por y en beneficio de los homrbes, mezclando costumbres autóctonas para darles más fuerza entre la población, además, mezclando valores UNIVERSALES de los que se apoderan como propios, haciendo marketing de lo que es bueno y malo, juzgando a todos bajo un yugo de otros valores (no los universales), que los llaman valores MORALES. Creo que las religiones son sectas que han sabido apoderarse de ritos, mensajes, valores y escenarios que por naturaleza son extraordinarios ,como propios: lo único que han hecho ha sido robarle la idea a otro y venderla como propia.
En todas las religiones hay características que se repiten constantemente, como la oración, que siempre son meditaciones al más puro estilo budista, con posturas semi-cómodas-incómodas (de rodillas, sentado en el suelo con las piernas cruzadas, en reverencia contra el suelo...), con una retahíla de oraciones que cuando se repiten se convierten en una cantinela, casi musical en el que las palabras empiezan a perder el sentido (como si fueran mantras, sonidos repetitivos, cuasimelódicos que recuerdan al oleaje, que ayudan a esa meditación), en lugares excepcionales, resguardados del frío y del calor, grandiosos, con iluminaciones que elevan las imágenes que se representan a lo más alto, donde el ser humano ve a su Dios como algo infinito frente a su pequeñez. Estas meditaciones son por lógica, físicamente beneficiosas en cuanto que aminoran la intensidad de la respiración, bajan el pulso cardíaco, relajan los músculos, pero dada la postura "semi-cómoda-incómoda", no dejan que entres en un estado de somnolencia total. Así, como la oración no va a ser beneficiosa! (Otro robo de la iglesia). En cuanto a los ritos, que en su mayoría evocan las etapas más importantes del ser humano: el nacimiento (bautismo), el abandono de la niñez y conversión en ser independiente (primera comunión), la elección de la pareja y el nacimiento de una nueva familia (matrimonio), y la muerte (extremahunción).
Todo esto, viene, como ya has dicho, por la necesidad de creer en algo superior a nosotros, para no sentirnos solos, para no sentirnos indefensos, para que nuestra existencia tenga un sentido.
Mi teoría es que desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo y empieza a cuestionarse su propia existencia, se ve a sí mismo como centro de su propio universo -antropocentrismo- (yo también, no me imagino mi vida sin mí! Jejeje), y de ahí, en primer lugar, que cree un Dios a su imagen y semejanza (y no al revés como dice el mayor best-seller del mundo -la Biblia-), y además le concede al ser humano un lugar privilegiado en ese cielo. Todo esto hace que el ser humano se anteponga a otros seres vivos del mundo, y se crea por encima de ellos.
Creo que mi visión de la existencia de la vida en el mundo es muy similar a la budista (para el que me diga que el budismo es una religión, le diré que Buda no fue un Dios, sino un hombre que tras mucho meditar llegó a una sabiduría que le hicieron cambiar de forma de vida, llegando a tocar una felicidad. Cuando alguien pone el icono de buda, en realidad no alaba al ser humano buda -digo ser humano, no dios-, sino a la sabiduría que llegó tras la meditación.)
En ese sentido, creo que no hay que exteriorizar hacia un Dios ajeno a la voluntad del ser humano lo que domina al ser humano. Creo que todo ese potencial que se dimana hacia ese Dios está dentro de todos y cada uno de nosotros, y en ese sentido, en cuanto a que todos somos iguales con ese mismo potencial, tenemos que seguir unas máximas:
-Responsabilizarnos de nuestros actos (interiorizar nuestros actos y ver que son fruto de nuestra propia voluntad)
-Respetarnos a nosotros mismos
-Respetar a los demás.
En ese sentido, me ha gustado mucho la visión que has dado del amor, ya que con amor, consigues que se cumplan esas máximas, y en ese sentido, me ha gustado mucho la frase que has utilizado: no es que Dios sea amor, sino que AMOR es Dios.
Pero siempre tenemos que entender que estas máximas no sirven sólamente entre seres humanos, sino entre todos los seres vivos. Todos formamos parte del mismo entramado de aire, recursos, agua... su bienestar es nuestro bienestar. No podemos agotarlos porque en la cadena energética (me da igual que quien no crea en esto, lo llame alimentaria, para que lo visualice mejor), todos formamos parte del mismo todo, de la misma energía. Sabemos que la energía no se crea ni se agota, sino que se transforma, y en esa transformación, necesitamos de los seres vivos que están a nuestro alrededor para alimentarnos de ellos, igual que nosotros alimentaremos a los demás.
En ese sentido, la muerte debemos verla como algo natural, de hecho, nunca sabremos sin naceremos, pero si lo hacemos, lo único fijo que sabemos es que moriremos. Pero todo muere, no somos los únicos, y lo cierto es que no es tan terrible. La muerte da paso a una nueva vida, y solo así se completa el ciclo. Lo que es defícil es abstraernos de nuestra propia existencia personal y verlo desde un ángulo en que no seamos las personas individuales que somos (antropocentrismo), sino un ser humano de una especia concreta que forma parte del ecosistema y que lo apoya en sus quehaceres (en este caso, nosotros más bien lo hacemos al revés, que lo destruimos, y de ahí que nos vaya en el planeta como nos va).
Es duro ver que en realidad nuestra existencia no importa tanto, pero sí que aportamos el que mediante nuestra vida, demos vida a otros, que a su vez den vida a otros.... para convertirnos en una cadena. En ese sentido, nuestra vida es insignificante, pero valiosísima al mismo tiempo. Es una de esas grandes paradojas que tiene la propia vida, y de ahí que tengamos que disfrutarla al máximo.
En cuanto al cielo y el infierno, creo que lo que hacemos hace que evolucionemos hacia un sentido u otro, y en esta evolución, nos sentiremos en paz con nosotros mismos o no, pero sin tener que rendir cuentas a ningún Dios, sino a nosotros mismos. Hay quien dice que cuando vas a morir, en una fracción de segundo te pasan por la cabeza todos los actos de tu vida, y creo que para morirse en paz, tienes que tener la conciencia muy tranquila, de haber hecho un buen trabajo, y esa fracción de segundo, en el que haces balanza de tus actos, esa última fracción de segundo en el que tú te juzgas a tí mismo (no te juzga nadie más que tu propia conciencia), esa fracción se convierte en tu cielo o en tu infierno.
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