Dragón hoy las horas han pasado leeeentas, y he pensado en mil cosas, todas las posibles que me permitan evadir el trabajo no cambio, no cambio
Y entonces pensé en lo bellos que hiciste tantos momentos, en lo mucho que llenaste mis vacíos existenciales, en las risas que generaste en mi alma, en toda la compañía que me diste en horas en las que no estaba preparada para la soledad
Pensé en que llegaste a mi vida como un caballero alado a rescatarme de mis apegos, de mis fragilidades, de mis limitadas visiones vitales pensé que me tomaste de la mano y me pusiste unos centímetros por encima de mis agujeros, para que viera, para que rosara el suelo con las alas. Pensé en que tomaste una misión en mí, pensé en lo que disfruté de ello. Pensé en las sensaciones físicas que le devolviste a mi cuerpo, y a las que me aficioné con tanta pasión y encanto, pensé en la lubricación que se me produce de solo pensarte, pensé en la marca que tu olor dejó en mi vida, y en los tiempos en que no era mija sino mamacita y en la discusión eterna de que recordaras mi nombre, el mío, mi marca, ese nombre que cuando escuchaba en tu voz me producía un placer tan grande, que por eso tenía que repetírtelo, para que tal vez lo dijeras, y yo sentir.
Pensé en los tiempos en que me hacías compañía con tus palabras, en los tiempos en que me alentabas pero me decías las verdades crudas que tu alma encuentra, pensé en lo que sentía cada vez que decías te adoro, pensé en las lágrimas que un día vi en ti del puro sentimiento que tenías mientras en mi cama veías a tu tío Chente, pensé en los tiempos en que me hacías el amor cuatro veces en la noche, pero también justo antes de irte siempre pensé que para empezar tu día alentado en mí. Pensé, pensé mucho en ti, en los tiempos en los que hubo un nosotros: extraño, particular, desbalanceado, pero un nosotros nuestro que me producía alegría en el corazón.
Y quise darte las gracias dragón poderoso.
Y tras pensar en todo eso, y recordar unos momentos puntuales que se han quedado de siempre en mi piel y en mi mente, vuelvo a la realidad, y a ver que de pronto llegamos a esto, a las amarguras, al abandono, a la dominación, a la indiferencia supongo que son los ciclos vitales, que se hace tan doloroso habitar cuando la desidia que se instala es contra uno, mientras uno mira como espectador impávido la caída, ladrillo a ladrillo, del castillo que un día creyó haber levantado.
Pero aún todo el dolor que me permití sentir en razón de tu abandono, aún la noche que atenté contra mi vida por el puro desespero de ya no saber cómo más hacerle el quite a tus desplantes y tu desidia; lo más que tengo en mi alma es la gratitud más grande al hombre magnífico que sé hay en ti, aún tantas veces solo quieras dejar ver lo ruin que, también, hay en ti. Gracias, gracias por la pasión y por los buenos ratos, gracias por las sensaciones, gracias por la atención y por las jornadas en que me dejaste saber que la mías sí era un alma digna de ser amada.
No cambies los dibujos que están pintados en el alma, déjalos quietos, mi amor, déjalos quietos. Tú sabes que merezco mucho más que migajitas, que era lo que ya tenías tú para mí
Ya sé que eres un dragón poderoso, pero aún en tu inmenso poder, ya sabes que si algún día requieres la frescura del aleteo de una mariposa, aquí estoy siempre.
Beso. Adriana