Hola mauridf¡
Las relaciones de hermanos, familia, parejas... son cosas bien difíciles. Esto que planteas aquí me es muy familiar, a veces uno cree que los celos, envidias y esas cosas feas solo se dan en las telenovelas hasta que le toca vivirlos de cerca y duele muchísimo. No puedo decirte cómo debes manejar tu caso en particular ya que es una decisión tuya y seguro serà la más inteligente. Pero en mi historia no me quedó más remedio que alejarme de mi familia completamente, porque ya teníamos antecedentes de relaciones familiares muy tormentosas por otras razones que no vienen al caso. Y cuando se tienen 49 años se siente uno cansado de problemas insólitos e injustificados, se quiere terminar de vivir la vida saludablemente y compartir felizmente con nuestro entorno (esposo, hijos). Creo que es muy lindo mantenerse unido a la familia, a los hermanos, pero cuando esto no es posible y vivimos pasando malos ratos (o lágrimas en mi caso) por sentimientos mezquinos de otras personas... lo mejor entonces es cortar por lo sano.
Intenté mediante la comunicación tener una mejor relación con mis hermanas (3), traté de hacer mi mejor esfuerzo para que funcionara pero todo eso que tu mencionas (críticas destructivas, incidia, chismes, manipulaciones, malas interpretaciones, etc.) continuaron igual, fue entonces cuando decidí "divorciarme" de todos.
Es terrible cuando alguna autoridad como en tu caso -tu padre- no muestra imparcialidad, eso duele bastante. Uno se siente como "bicho" raro, como si fuera uno el "fenómeno" que no encaja en la familia, pero no es así.
Espero que consigas una mejor manera de resolver las cosas. Por allí dicen que las personas inseguras de sí mismas tratan de resaltar los defectos ajenos y critican sin compasión a los demás para ser siempre ellos los "mejores". En todo caso, sigue adelante y no permitas que esto te derrumbe.
Triste es no tener amigos pero más triste debe ser no tener enemigos, porque el que enemigo no tenga señal es que no tiene... ni talento que haga sombra, ni carácter que impresione, ni valor temido, ni honras de las que murmuren, ni bienes que le codicien, ni cosas buenas que se le envidien
José Martí