Es la primera vez que escribo aquí y me he equivocado, ya que quería que conociérias por lo que estoy pasando y lo he hecho enviando un mensaje, lo siento.
ahí voy.
Mañana hace dos años que perdí a mi sobrino, tenía dos años y medio y la leucemia se lo llevó en dos meses, dos meses durísimos . Estaba ingresado en el hospital del NIÑO JESÚS en madrid y lo que allí vi y viví fue tremendo, por lo que me tocaba a mí y por lo que ví.
Tal día como hoy, hace dos años, yo me iba a quedar con mi sobrino en el hospital para que mi hermano se pudiera ir a comer fuera con su mujer y así poder desconectar un poco de la situación tan dura que estaban viviendo.
Cómo era Domingo, mi marido había ido a llevar a mi hermano al hospital y después vendría a recogerme a mí para irnos los dos juntos y así quedarnos con él.
La verdad es que tardaba más de lo habitual pero, yo no le di importancia, pensé que se había entretenido pero, como si mi madre hubiera tenido un presentimiento, se presentó en mi casa, vivimos al lado y me preguntó si no me parecía que mi marido tardaba, yo la dije que se habría entretenido , que no se preocupara. En ese momento vi nuestro coche y dije ¡ya está aquí¡. cuando mi marido entró en casa le preguntamos el motivo de su tardanza, al principio nos dijo que el niño se había puesto un poco malito, yo le dije que cómo iba a estar peor si le habíamos dejados el día anterior riéndose y comiendo patatas fritas, entonces nos miró y nos dijo es que, el niño SE HA MUERTO, queeeeeeeeeeeeee, es mentira, es mentira, no puede ser, cómo te voy a mentir con una cosa así.
Yo me volví loca, empecé a gritar, mis vecinos aloir mis gritos bajaron a ver qué pasaba, pero yo no veía a nadie sólo a mis hijas tiradas por el suelo.
Lo que pasó a continuación os lo podéis imaginar todos aquellos que hayáis pasado por algo igual. Fuimos al hospital y allí estaba mi hermano, roto de dolor, mi madre hundida, todos destrozados.
Mañana hace dos años y aún siento tanto dolor, tanta rabia, un desgarro en el alma que no sé si algún día cicatrizará,
Muchos piensan que lo que siento es excesivo pues no era mi hijo, era mi sobrino, pero nadie sabe lo que significaba para mí.
Cuando llegaba de trabajar y estaba en casa de mi madre, nada más verme se tiraba a mi cuello y ya no había nadie más para él, yo me sentaba en el suelo y nos pasábamos horas jungando. Ahora lo más duro es saber que eso se acabó, que ya no le voy a volver a ver, que no se va a tirar más a mi cuello, que no voy a sentir nunca más su abrazo, que nunca volverá.
He perdido la poca fe que tenía y desde ese día no he vuelto a pisar una iglesia porque allí ya no siento consuelo. No sé cómo pueden pasar estas cosas.
Desde aquí, quiero decirle a mi pitufo, allá donde esté que nunca le ovidaré, que siempre le querré y que con él se fue un trocito de mi corazón.