Buenas tardes.
Después de haber leído mil y una historias similares, me animo a compartir mi experiencia con vosotros.
Me llamo Félix, tengo 20 años y estoy pasando la época más difícil de mi vida. Hace 1 mes mi novia ( me dejó después de 3 años y medio de relación.
Me considero una persona protectora, agradecida con las personas que me aprecian e involucrado al máximo con las personas a las que quiero, soy fiel, seguro de mi mismo y alegre pero tímido. Sin embargo, mi vida a dado un giro de 180. Ella tomó la decisión de romper porque hemos pasado una época muy mala (problemas familiares, presión de los estudios, tensiones, malos entendidos, tonterías, celos...). Los dos estábamos muy agobiados.
A parte de estos tiempos malos, hemos sido una pareja muy estable y fuerte, apoyándonos día a día, luchando por lo que más queríamos, estar juntos, felices. Me gusta estar con ella, me gusta cuidar de ella, animarla, mimarla, verla reír y llorar, desde que la vi por vez primera, le he aportado todo lo he podido, y he hecho posible nuestros sueños que han estado al alcance de mi mano. Lo que más me llena en este mundo es poder verla feliz. Estos últimos años, han sido los más felices, inigualables, y no sólo para nosotros dos, si no para nuestras familias también, que son maravillosas.
Desde que la conocí, todos mis incentivos para avanzar como persona han sido depositados en ella. Tenemos una complicidad especial, hemos crecido juntos, el aprendizaje ha sido mutuo...
Me siento muy culpable de haber trasladado mis problemas a mi chica, pero ella ha sido prácticamente mi único apoyo, he depositado toda mi confianza en ella.
Resumo mi situación actual. Soy estudiante de economía en la universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Vivo en una residencia de estudiantes pero soy residente en Baleares y por tanto mi familia vive allí. Llevo 5 semanas sin poder ir a clase. He estado 3 semanas en mi casa con mi familia, acudiendo a un psicólogo y con anti-ansiolíticos para parar de llorar. Ahora llevo dos semanas en Barcelona por que no puedo soportar hacerme la idea de encontrarme lejos de ella. No salgo de mi habitación, me han surgido miedos, no me atrevo a llamarla, llevo 36 días llorando cada día sin excepción, no puedo comer por nervios, me voy a dormir cuando no me aguanto más en pie de sueño, y me despierto prontísimo cada mañana con lágrimas en los ojos. Sueño prácticamente a diario con ella. Mi familia y su familia están rotas del dolor porque no entienden su decisión...
No tengo malas palabras hacia ella, ni rencor, todo lo contrario. Sé que es la mujer de mi vida, y la quiero cada día más.
Aunque me gustaría seguir escribiendo para precisar más, veo que me estoy alargando demasiado. Lo siento y gracias de corazón.
Félix