Foro / Psicología

Reflexiones de un agnóstico sobre la muerte

Última respuesta: 30 de agosto de 2017 a las 16:44
A
awais_7074276
17/1/12 a las 21:59

Ha muerto mi hijo hace unos meses con 24 años y nunca había reflexionado tanto sobre lo que hay después de la muerte como lo he hecho desde su fallecimiento.
Ahora comprendo más que nunca porque muchos seres humanos desde su origen primitivo, creen en una vida nueva desde las religiones que nos ofrecen otra vida después de esta temporal. En estos momentos en los que me angustia pensar que a lo mejor nunca más volveré a ver a mi hijo, si pudiera tener la certeza de que podría volver a estar con él, sería feliz y calmaría todo el vacío que me queda por su ausencia, pero por desgracia no puedo tenerla.
La mayoría de las religiones predican que después de nuestra muerte pasamos a otra vida, pero no lo demuestran, utilizan una palabra mágica la "FE", la fe consiste en creer en algo firmemente por la revelación de una autoridad o una divinidad, y yo me pregunto que si tengo la capacidad de pensar autónomamente, porque tengo que creer por fe en algo que me ha revelado otro ser humano, en el que tengo que creer también por fe que es hijo o profeta de una divinidad. Existen muchas religiones, en ellas podemos encontrar cuestiones que solo se justifican por la fe, contradicciones y graves errores científicos que el tiempo pone al descubierto y que siempre tienen una explicación por parte de sus representantes o que se solucionan con una petición de perdón cientos de años después.
Muchas veces me pregunto cómo pueden creer en estas religiones personas con una gran cultura y preparación. Ahora que mi hijo ha muerto entiendo mejor que nunca que el ser humano necesita ser feliz, necesita que alguien le quite sus sentimientos de culpabilidad, que les justifiquen sus actos sean correctos o no, que les den esperanza, que les ofrezcan una vida mejor aunque sea después de esta y por eso están dispuestos a pagar el precio de no querer pensar si alguien le ofrece todo eso. No soy quien para criticarlo, probablemente es más sano buscar la felicidad de esa forma que no vivir una vida de frustración con los problemas de nuestra vida, sino sabemos buscar la felicidad de otra forma.
El ser humano a pesar de lo orgulloso que se siente al creer que es el ser superior del planeta, que es capaz de logros que ningún otro ser vivo del planeta puede conseguir, en realidad es un ignorante de lo que es la naturaleza y la vida. Si comparamos los logros del ser humano en el último milenio, podríamos decir que hemos pasado de ser unos seres indefensos ante la naturaleza a tener la capacidad de destruir todo el planeta apretando un botón. ¿Que son mil años con los catorce mil millones de años que calculan que tiene el universo de antigüedad? Por pura lógica a pesar de nuestro ego, en este pequeño lapso de tiempo no hemos aprendido nada más que una minúscula parte de lo que es la vida. Cuando el sol llegue a su fin dentro de unos miles de millones de años, el sistema solar desaparecerá y el Universo ni se inmutará porque no somos nada.
El ser humano con todas sus limitaciones, sólo cuenta para entender lo que nos rodea con su mente, con ella ha podido constatar que hay una fuerza desconocida inconmensurable y maravillosa que crea estructuras moleculares, que hace crecer un árbol a partir de una simple semilla, que es capaz de crear una estructura galáctica con chorros de materia y de luz en disposiciones geométricas de miles de millones de años luz de distancia. Pero sin embargo no ha podido demostrar que lo que llaman nuestro espíritu tenga una continuación después de nuestra muerte.
Hasta ahora el ser humano solo puede demostrar que hay una energía universal, en la que todo lo que forma parte de ella es un todo, hay estudios que intentan demostrar que un cambio de la materia en un punto del universo, produce un efecto en otro punto que puede estar a miles de años luz. Solo puedo tener la certeza de que mi hijo ahora puede ser parte del viento que me acaricia, de la tierra que me ofrece la belleza de una planta, de la fuerza del sol que me calienta, de esta forma seguimos unidos dentro de esa energía universal, pero no puedo saber si mi hijo está viviendo una nueva vida y pueda tener el consuelo de saber que algún día podré volver a disfrutar de él. Si me consuela pensar que mi hijo era una persona diferente para cada persona que lo conoció, a lo mejor el espíritu de mi hijo solo era lo que significaba para cada uno de los que le conocieron y el sigue vivo en nuestros recuerdos como nosotros le veíamos. A lo mejor su espíritu es todo lo que hizo mientras estuvo en este mundo, lo que el cambió, lo que hizo bueno o regular, a lo mejor su espíritu es para siempre todo eso que ahora sigue cambiando a los que seguimos aquí.
Añoro a mi hijo, daría todo por estar con él, me gustaría saber que cuando muera voy a verle y probablemente eso ahora no me permite ser feliz porque no tengo la seguridad de que vaya a ocurrir. Este pensamiento que estoy madurando me hace pensar que es incongruente, porque cuando yo muera si tampoco voy a ninguna vida nueva porque no la hay, es imposible que me frustre no haber cumplido mi deseo, pero la vida que si estoy viviendo ahora, la habré desperdiciado para mí y para las personas que me rodean y me necesitan.
Es fácil pensar sobre todo esto pero muy difícil superarlo, creo que tengo que asumir que me queda el recuerdo de mi hijo, que de vez en cuando tendré que sacarlo de mi armarito, y recordar todo lo bueno que me dio, derramar alguna lagrimilla y después intentar disfrutar de esta vida que es maravillosa y hacer felices a todos los que me rodean. A lo mejor cuando me vaya como él lo encontraré, pero si no es así tampoco pasará nada porque no seré consciente de ello, estaré en la tierra convirtiéndome en una amanita cesárea.

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A
anjana_6152657
18/1/12 a las 17:26

Emoción
Eso es la que ha llegado de tí, hasta mi. Y esa emoción debe de estar fabricada de la misma energía que sustenta todo.

Soy una buscadora y buscando, todo me lleva al mismo punto, que es a mi interior profundo. Y ahí encuentro una emoción infinita que no se explicar; no se de dónde viene, ni sé decir dónde irá cuando muera. Y buscando algo lógico a lo que asirme me encuentro con lo más ilógico: la Fe. Pero no la Fe religiosa/eclesiástica, sino una Fe que sale igualmente de mi interior profundo y me insta a confiar en lo que Soy más allá de todo lo que percibo con mis sentidos humanos.

Tu emoción es capaz de comunicarse con mi emoción con una nitidez e intensidad que son auténticas, aunque no nos conozcamos, con lo que compruebo que hay una energia común que nos pone en contacto, que nos une.

Yo "he perdido" a seres muy queridos y, sin embargo, cuando decido no centrarme en ese dolor físico de la pérdida, compruebo que esa energía que nos unía, no solo permanece sino que se intensifica. Sé que están conmigo, están en mí.

Eso es la Fé. Creer como auténtico aquello que nuestros ojos y tacto humano no pueden demostrar y, sin embargo, está ahí y podemos sentirlo pero no explicarlo.

Es un aprendizaje duro porque nuestro sentido de la realidad lo hemos constreñido a nuestros sentidos "demostrables". Pero esa otra realidad es tan real que hasta la ciencia empieza a demostrar que para el cerebro todo es uno, lo que experimentamos y lo que nos imaginamos.

Cree y recréate en lo que desees y disfruta de la emoción que eso te proporcione, porque quizá no haya más verdad que somos creadores de lo que vivimos.

Un abrazo. Edit.

I
ignaci_8558029
30/8/17 a las 16:44
En respuesta a awais_7074276

Ha muerto mi hijo hace unos meses con 24 años y nunca había reflexionado tanto sobre lo que hay después de la muerte como lo he hecho desde su fallecimiento.
Ahora comprendo más que nunca porque muchos seres humanos desde su origen primitivo, creen en una vida nueva desde las religiones que nos ofrecen otra vida después de esta temporal. En estos momentos en los que me angustia pensar que a lo mejor nunca más volveré a ver a mi hijo, si pudiera tener la certeza de que podría volver a estar con él, sería feliz y calmaría todo el vacío que me queda por su ausencia, pero por desgracia no puedo tenerla.
La mayoría de las religiones predican que después de nuestra muerte pasamos a otra vida, pero no lo demuestran, utilizan una palabra mágica la "FE", la fe consiste en creer en algo firmemente por la revelación de una autoridad o una divinidad, y yo me pregunto que si tengo la capacidad de pensar autónomamente, porque tengo que creer por fe en algo que me ha revelado otro ser humano, en el que tengo que creer también por fe que es hijo o profeta de una divinidad. Existen muchas religiones, en ellas podemos encontrar cuestiones que solo se justifican por la fe, contradicciones y graves errores científicos que el tiempo pone al descubierto y que siempre tienen una explicación por parte de sus representantes o que se solucionan con una petición de perdón cientos de años después.
Muchas veces me pregunto cómo pueden creer en estas religiones personas con una gran cultura y preparación. Ahora que mi hijo ha muerto entiendo mejor que nunca que el ser humano necesita ser feliz, necesita que alguien le quite sus sentimientos de culpabilidad, que les justifiquen sus actos sean correctos o no, que les den esperanza, que les ofrezcan una vida mejor aunque sea después de esta y por eso están dispuestos a pagar el precio de no querer pensar si alguien le ofrece todo eso. No soy quien para criticarlo, probablemente es más sano buscar la felicidad de esa forma que no vivir una vida de frustración con los problemas de nuestra vida, sino sabemos buscar la felicidad de otra forma.
El ser humano a pesar de lo orgulloso que se siente al creer que es el ser superior del planeta, que es capaz de logros que ningún otro ser vivo del planeta puede conseguir, en realidad es un ignorante de lo que es la naturaleza y la vida. Si comparamos los logros del ser humano en el último milenio, podríamos decir que hemos pasado de ser unos seres indefensos ante la naturaleza a tener la capacidad de destruir todo el planeta apretando un botón. ¿Que son mil años con los catorce mil millones de años que calculan que tiene el universo de antigüedad? Por pura lógica a pesar de nuestro ego, en este pequeño lapso de tiempo no hemos aprendido nada más que una minúscula parte de lo que es la vida. Cuando el sol llegue a su fin dentro de unos miles de millones de años, el sistema solar desaparecerá y el Universo ni se inmutará porque no somos nada.
El ser humano con todas sus limitaciones, sólo cuenta para entender lo que nos rodea con su mente, con ella ha podido constatar que hay una fuerza desconocida inconmensurable y maravillosa que crea estructuras moleculares, que hace crecer un árbol a partir de una simple semilla, que es capaz de crear una estructura galáctica con chorros de materia y de luz en disposiciones geométricas de miles de millones de años luz de distancia. Pero sin embargo no ha podido demostrar que lo que llaman nuestro espíritu tenga una continuación después de nuestra muerte.
Hasta ahora el ser humano solo puede demostrar que hay una energía universal, en la que todo lo que forma parte de ella es un todo, hay estudios que intentan demostrar que un cambio de la materia en un punto del universo, produce un efecto en otro punto que puede estar a miles de años luz. Solo puedo tener la certeza de que mi hijo ahora puede ser parte del viento que me acaricia, de la tierra que me ofrece la belleza de una planta, de la fuerza del sol que me calienta, de esta forma seguimos unidos dentro de esa energía universal, pero no puedo saber si mi hijo está viviendo una nueva vida y pueda tener el consuelo de saber que algún día podré volver a disfrutar de él. Si me consuela pensar que mi hijo era una persona diferente para cada persona que lo conoció, a lo mejor el espíritu de mi hijo solo era lo que significaba para cada uno de los que le conocieron y el sigue vivo en nuestros recuerdos como nosotros le veíamos. A lo mejor su espíritu es todo lo que hizo mientras estuvo en este mundo, lo que el cambió, lo que hizo bueno o regular, a lo mejor su espíritu es para siempre todo eso que ahora sigue cambiando a los que seguimos aquí.
Añoro a mi hijo, daría todo por estar con él, me gustaría saber que cuando muera voy a verle y probablemente eso ahora no me permite ser feliz porque no tengo la seguridad de que vaya a ocurrir. Este pensamiento que estoy madurando me hace pensar que es incongruente, porque cuando yo muera si tampoco voy a ninguna vida nueva porque no la hay, es imposible que me frustre no haber cumplido mi deseo, pero la vida que si estoy viviendo ahora, la habré desperdiciado para mí y para las personas que me rodean y me necesitan.
Es fácil pensar sobre todo esto pero muy difícil superarlo, creo que tengo que asumir que me queda el recuerdo de mi hijo, que de vez en cuando tendré que sacarlo de mi armarito, y recordar todo lo bueno que me dio, derramar alguna lagrimilla y después intentar disfrutar de esta vida que es maravillosa y hacer felices a todos los que me rodean. A lo mejor cuando me vaya como él lo encontraré, pero si no es así tampoco pasará nada porque no seré consciente de ello, estaré en la tierra convirtiéndome en una amanita cesárea.

En estos momentos te vendría bien ver algunos vídeos de Emilio Carrillo. Y visitar la web del vuelo de la mariposa.
a mi me ha servido de mucho

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