Tengo muchos cambios de humor, aunque a decir verdad, pocas son las veces en las que me encuentro feliz (suelo variar mucho de neutral a enfadada, de enfadada a triste).
Cuando me enfado (con mucha facilidad), me vuelvo bastante agresiva: gritos, insultos e incluso golpes, son mi "pan de cada día".
En cambio, cuando paso a ponerme triste, lloro. Lloro sin parar, con un gran sentimiento de vacío y una profunda tristeza que no sé a qué se debe. También me entra la culpa (en según qué ocasiones) por el comportamiento anterior...
Ante las críticas, nunca sé como voy a reaccionar: o con ira o con llanto.
Mi relación son los demás, es nula. Siempre fui una chica tímida, pero lo de ahora es pasarse de la raya: no me gusta rodearme de gente. Es más, si puedo pasarme el día encerrada en mi cuarto, mejor.
A pesar de que todos me ven como una "chica dura", fría, fuerte, implacable, segura, etc... en realidad, sólo es una fachada. Por dentro soy muy vulnerable y sólo deseo tener alguien que me de su amor incondicional (aunque inconscientemente rechazo a cualquiera que se acerque a darme cariño).
A la vez, siento que soy muy manipuladora: todo lo que quiero de cualquiera, lo consigo (haciéndoles creer que lo hacen por su propia decisión). Sé intuir rápido a las personas, y con las que me conviene, actúo de forma que les parezca "la chica perfecta" (si para ello, tengo que aparentar ser dulce y cariñosa, lo hago. Siempre haciéndo un papel, pues nunca me quito la coraza).
Sé dar donde duele, a todo el mundo le conozco su punto débil (aunque apenas tengamos relación). Y todo me lo llevo a mi terreno, sé como ir dándole la vuelta a las cosas, para hacer que otras personas se sientan culpables por cosas que realmente no tienen importancia, cosas que no han hecho o incluso, cosas que he hecho yo...
Me encanta pelearme con la gente, porque siempre gano yo. Y para eso, fácilmente rebusco cualquier motivo para empezar una discusión.
Y nunca pido perdón. Me cuesta horrores...